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El tiempo en Puerto Rico se había pasado muy rápido luego de las grabaciones, ahora nos tocaba volver al ruedo con los shows pendientes, mi peor pesadilla estaba a unas horas de volver, pues en cuanto pisara Los Ángeles sabía lo que me esperaba.

Aparte había un pequeño inconveniente ahora también.

¡YESSIE! — gritaba victoria juguetona mientras rodaba junto a las maletas para subir al avión, la otra pelinegra se reía junto a ella mientras hacía lo mismo.

Yo rodé también, pero los ojos, si bien desde la última vez que estuvimos juntas todo había sido muy meloso y diferente, nada de sexo, solo cariño. Pero no mencionaba nada más, todo llegaba hasta ahí.

Y no sé qué estoy esperando yo tampoco.

Que no se te note tanto el disgusto — shots aparecía burlón a mi lado, yo espabilé un poco y lo miré, luego negué con la cabeza y seguí caminando. Pero no dije nada.

Yessie también cantaba, por lo que se vino con Victoria a algunas fechas de sus shows por Estados Unidos para crear algunas canciones para ella.

Súper conveniente.

Stop. No estoy molesta. — me excusé vagamente, el pelinegro solo rió mientras seguíamos a caminando hasta el avión.

Me frustraba a veces que no sabía disimular mi molestia, y más aún cuando ya asumían que me molestaba todo lo que hacía victoria con la otra hija de...

¡ah! Puñeta mi pie — se quejaba Mauro, haciéndome volver a la realidad. Carajo le había caído mi maleta encima

lo siento, lo siento — susurré y rápidamente la quité, aquello de encima, tragué saliva pues la atención de todos cayeron en Mauro y yo

acho tas bien? — preguntó miko mientras se acercaba al igual que los demás.

Sí, no te preocupes fue un accidente —Mauro sonrió en mi dirección y yo volví a pedirle disculpas por lo bajo, recibiendo un beso en la frente de su parte como respuesta.

Nos sentamos luego de acomodar todo, para comenzar el despegue, una vez en el aire ya podíamos movernos por el jet, con incomodidad de ver tanto cariño entre la pelirroja y la otra, me levanté camino al baño para mojar un poco mi cara. Me sentía frustrada conmigo misma por sentir aquello y reaccionar así, habíamos pasado días lindos y al parecer para ella no significó nada.

Estúpida — me dije en voz alta mientras golpeaba el lavabo haciendo un poco de ruido, suspiré pesadamente y abrí la puerta para salir, encontrándome con mariana de frente.

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Lucía un poco preocupada, supongo que por el pequeño berrinche que había hecho yo ahí dentro, de igual forma no le quitaba lo hermosa. Relamió sus labios un poco y luego hizo el intento de hablar, pero antes de que pudiese decir algo la jalé del hoodie trayéndola a mi y estampando mis labios contra los suyos.

Aquello la tomó por sorpresa, sin embargo a los segundos reaccionó tomándome por la cintura y terminando de adentrarse conmigo en el baño, cerrando torpemente la puerta detrás de nosotras.

Nena, no hagas cosas de las que puedas arrepentirte luego — murmuró entre besos mientras me pegaba un poco más a ella, nuestras pelvis chocaron levemente y las ganas me nublaron todo razonamiento de mi mente.

Me arrepiento con gusto — susurré mientras volvía a besarla, sus manos pasaban ahora por mis muslos descubiertos, traía una falda de tenis para mayor comodidad en el viaje.

Vaya comodidad.

Separándose de mis labios me giró contra la pared mientras escabullía una de sus manos entre mis nalgas, llegando hasta mi zona sensible y empapada, corriendo un poco mi tanga y deslizando dos de sus dedos entre mis pliegues jugosos.

¿Cómo es que solo con un beso te pongas así? — me preguntó de manera suave, provocadora y burlona, lo único que pude responderle fueron jadeos de placer saliendo de mi boca, mis ojos cerrados y mi cabeza recostada contra la pared fría de aquel baño de avión.

Estaba volviéndome loca, sus dedos me abandonaron por unos segundos y luego volvieron a mi coño, no me dió tiempo de protestar a aquello, fue rápida, sentí como comenzaba a bombearme suavemente, introduciéndolos hasta que sus nudillos no se veían, estaba segura. Con su mano libre giró un poco mi rostro, me dejé llevar sin poder abrir los ojos.

Abre la boca — ordenó con voz ronca, yo solo obedecí ante su orden y sentí como metía dos dedos para hacerme probar mi sabor — deliciosa, uhm...

Mientras chupaba descaradamente sus dedos, me sentía a punto de llegar con aquel bombeo aún en mi interior, luego caí en cuenta que sus manos estaban ocupadas en mi rostro, entonces... ¿quién estaba follándome con los dedos? Mis ojos se abrieron rápidamente y entre pequeños gemidos y jadeos me separé de ella para girarme y ver a la persona que ahora había tomado su posición.

¿Qué mierda...

Q- qué... — de mi boca no salían las palabras, el color rojo seguro adornaba mi cara entera al ver de quién se trataba.

Victoria.

Con una sonrisa medio de lado y mirando sus dedos brillantes por mis fluidos se intentó acercar, pero yo retrocedí estúpidamente chocando con la pared, como si aquel baño fuese más grande. La rojiza chupó sus dedos.

Sabes tan bien — su mirada se dirigió a mi — deliciosa... — repitió la última palabra de Mariana y yo estaba a punto de explotar, aquello me estaba causando un remolino de emociones que no podía expresar y no sabía cuál de todas sentir con exactitud.

Ambas me miraban con hambre en sus ojos, dispuestas a seguir, aunque muy de lejos se notaba también algo de preocupación en sus miradas. Sin poder decir alguna palabra, me escabullí como pude entre ellas y terminé saliendo del baño, casi corriendo devuelta a los asientos donde estaban los demás. Intentando parecer calmada y no levantar sospechas de que casi tenía un orgasmo provocado por las dos amigas, me senté fingiendo demencia y me hice la dormida por el resto del vuelo.

Pero mi mente era mi mayor rival en ese momento, pues me reproducía una y otra vez lo sucedido hace minutos atrás.

(...)

¡me iban a coger las dos! — casi grité a través del celular, Abby ahogó un grito y luego soltó una pequeña risa — ¿qué es tan gracioso? — murmuré frustrada

Actually, te cogieron las dos, Isa — dijo con burla — con sus dedos, pero te cogieron

Cállate, cállate cállate. — gemí nerviosa y molesta a la vez. No podía negar que aquello no me había gustado un poco, pero me mantenía confundida. — Por dios y tengo que maquillarla el día de mañana... y verle la cara a Mariana... y- y...

Isa, no sé qué tramen contigo pero lo que sea disfrútatelo también, no seas estúpida, si te usan, úsalas.

Yo suspiré, que confusión me cargaba, aquello me había dejado en un shock gigante, después de todo ellas no competían por las chicas... las compartían.

En ese momento fue donde vinieron a mi mente la conversación de Victoria con su madre y la pequeña discusión entre las amigas que tuvieron por Isarel, encajando aún más y confirmándome que en efecto se compartían a las mujeres.

No tenía idea de cómo sentirme o actuar al respecto.

between themDonde viven las historias. Descúbrelo ahora