"Rumi y Ryuko saben que eventualmente deberían encontrar pareja, aunque Rumi odia la idea. Solo aceptarían a alguien capaz de dominar a ambas al mismo tiempo, ya que se consideran inseparables. Para Rumi, es casi imposible que alguien lo logre, pero...
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Rumi no podía creer que fuera tan fácil. Que él no hubiera leído más allá de todas las pausas en su discurso para ver los deseos ocultos tras su declaración. Que aquel hombre la hubiera dejado volver a sus brazos tan fácilmente. Probablemente debería estar luchando contra esto, intentando provocarle para que hiciera algo malo. Por ahora, sin embargo, sus instintos finalmente estaban siendo saciados después de horas de angustia, y era... agradable. Sí. Podía preocuparse por encontrar trapos sucios de su compañero más tarde. Así que por el momento... se acurrucó.
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Rumi se quedó abrazada a Izuku un rato más. Sin embargo, se las arregló para llevarlas a la cama, salvando las rodillas de Ryuko de más castigo mientras dejaba que Rumi se estabilizara. Sinceramente, era adorable, todas sus punzadas se suavizaban mientras tomaba lo que necesitaba de Izuku. Ryuko acabó de nuevo a su otro lado, acurrucada en su pecho por encima de Rumi, todavía tan pegajosa como podía ser. Izuku se preguntó si echaría de menos lo pegajosa que era Ryuko en las próximas semanas. Por incómodo que fuera, era tan sano y cálido.
Con el tiempo, su mente se fue a la deriva y agradeció poder rellenar por fin el cuaderno de parejas que tenía pendiente. Tenía un par de cuadernos frescos en su mesilla de noche precisamente por esta razón, ya que los momentos antes de dormir eran a menudo cuando su cerebro hiperactivo lo atrapaba. Se puso a garabatear con gusto, recordando casi todo lo que Ryuko había dicho, su reciente conversación, teorizando...
Estuvo perdido en el mundo durante un buen rato, concentrado únicamente en su nuevo diario. Tanto que cuando Rumi volvió a la tierra de los vivos, fue un fuerte puñetazo y un gruñido de "¡Nerd!" lo que finalmente le devolvió a la realidad. Rumi parecía tan adorablemente enfadada, era realmente adorable, y Ryuko se había dado la vuelta para reírse en voz baja en el dorso de su mano.
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"¿Qué Rucchan?"
Volvió a gruñir, y el efecto y el posterior y repetido golpe perdieron una parte considerable de su eficacia dado el rubor que ahora se extendía firmemente por sus mejillas. Ryuko se cayó de la cama riendo a carcajadas, Izuku riendo a su lado mientras Rumi parecía a punto de gritar. Acabó volviendo a hundir la cabeza en el pecho de él, cubriéndose el rubor lo mejor que pudo y esperando a que se fueran. Cuando terminó la algarabía e Izuku se calmó, se dio cuenta de que probablemente debería hablar con su conejita.
