» Un regalo perdido

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La nieve caía suavemente sobre el pequeño pueblo de Jianguo, cubriendo todo con un manto blanco y brillante. Las luces de Navidad decoraban las casas, y el aroma a galletas recién horneadas llenaba el aire. Sin embargo, en la casa de Wanyin, la atmósfera era diferente. A pesar de las festividades, una sombra de melancolía envolvía su corazón.

Era la primera Navidad que pasaban sin la abuela de Wanyin, quien había sido su mayor apoyo y compañera durante su infancia. Había pasado meses preparándose para esta festividad, pero la tristeza lo invadía al recordar las tradiciones que solían compartir.

Xichen, al darse cuenta del estado de ánimo de Wanyin, trataba de animarlo. Preparó una cena especial y decoró la casa con esmero, pero sabía que nada podía llenar el vacío que la ausencia de la abuela había dejado.

—¿Te gustaría ir a dar un paseo? —sugirió Xichen, mientras colocaba una guirnalda en la puerta.

Wanyin dudó. La idea de salir en medio de la nieve no le entusiasmaba, pero sabía que Xichen solo quería ayudar. Aceptó con una leve sonrisa, y ambos se abrigaron antes de salir al frío.

El aire era fresco y nítido, y el silencio de la nieve les brindaba una sensación de paz. Caminaban de la mano, pero Wanyin seguía atrapado en sus pensamientos. Recordaba cómo su abuela le contaba historias junto al fuego, y cómo juntos decoraban el árbol de Navidad. La tristeza lo invadía.

—Wanyin... —dijo Xichen, rompiendo el silencio—. ¿Estás bien?

Wanyin miró a Xichen, sintiendo una punzada en el pecho al ver la preocupación en sus ojos.

—Solo... extraño a mi abuela. Esta época siempre fue especial con ella —respondió, su voz temblando ligeramente.

Xichen se detuvo y lo miró a los ojos, llenos de comprensión y cariño.

—Lo sé, amor. Es difícil... —dijo, abrazándolo con suavidad—. Pero ella siempre estará contigo, en cada recuerdo, en cada tradición que mantengas viva.

Wanyin sonrió débilmente, agradecido por el apoyo de Xichen. Pero había algo más que lo preocupaba. Había planeado darle un regalo especial a su abuela este año, un colgante que había hecho con sus propias manos. Sin embargo, con su partida, el regalo había quedado sin destinatario, y el vacío de esa pérdida lo pesaba más que nunca.

—Xichen, hay algo que no he podido hacer —dijo Wanyin, con la voz quebrada—. Tenía un regalo para mi abuela, y no sé cómo seguir sin ella.

Xichen lo miró con ternura, sintiendo el dolor de Wanyin. Se acercó un poco más, sosteniendo sus manos con firmeza.

—Podemos honrar su memoria. ¿Por qué no le damos el regalo de todos modos? Podemos encontrar un lugar especial para dejarlo, donde ella pueda sentirlo.

Wanyin sintió una mezcla de tristeza y gratitud. La idea resonó en su corazón. Después de un momento de silencio, asintió.

—Tienes razón... —respondió, sintiéndose un poco más ligero.

Regresaron a casa y Wanyin tomó el colgante, un pequeño tesoro que había creado con amor. Salieron de nuevo y caminaron hacia el parque, donde la abuela solía llevarlo a jugar. El lugar estaba iluminado por las luces de Navidad, y la nieve caía suavemente alrededor de ellos.

Wanyin se detuvo en un árbol que conocía bien, un viejo pino que había sido testigo de muchos de sus recuerdos. Con lágrimas en los ojos, colocó el colgante en una de las ramas más bajas.

—Gracias por todo, abuela —susurró, sintiendo el peso de su ausencia, pero también el calor de los recuerdos.

Xichen se quedó a su lado, sosteniendo su mano con fuerza, brindándole el apoyo que tanto necesitaba. Ambos miraron el colgante brillando entre las ramas, y Wanyin sintió que su corazón se llenaba de amor y nostalgia.

—Ella estaría orgullosa de ti —dijo Xichen, abrazándolo por detrás.

Wanyin se volvió hacia Xichen, encontrando consuelo en su mirada. Aunque la tristeza nunca desaparecería del todo, sabía que siempre tendría a Xichen a su lado, dispuesto a ayudarle a sobrellevar los momentos difíciles.

—Gracias, Xichen. Te necesito —dijo Wanyin, sintiendo que, a pesar de la pérdida, había una luz en su vida.

Xichen sonrió suavemente, acariciando el rostro de Wanyin con ternura. Mientras la nieve seguía cayendo, supieron que el amor y los recuerdos nunca se desvanecerían, y que juntos podrían enfrentar cualquier tristeza.

La Navidad, aunque marcada por la pérdida, también traía la promesa de nuevos recuerdos, nuevos comienzos y el calor del amor que compartían.

✨💙ONE-SHOT || XICHENG💜✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora