» Sueño

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Era una noche tranquila, y la luna iluminaba la habitación de Xichen. Se encontraba en su cama, su mente vagando entre pensamientos y recuerdos de Wanyin. Desde que habían pasado más tiempo juntos, su amistad había tomado un giro inesperado. Había algo en la forma en que Wanyin lo miraba, un brillo en sus ojos que lo hacía sentir mariposas en el estómago.

Xichen se giró en la cama, tratando de apartar esos pensamientos, pero era inútil. Cada vez que pensaba en Wanyin, su corazón latía más rápido. Recordaba sus risas, las bromas pesadas y, sobre todo, esos momentos en que se quedaban juntos, perdidos en conversaciones que se sentían eternas.

Con un suspiro, cerró los ojos, intentando concentrarse en otras cosas. Pero, en su mente, las imágenes de Wanyin eran irresistibles. Se imaginaba cómo sería estar más cerca de él, cómo sus labios podrían encontrarse en un momento de locura compartida. La idea lo hizo sonrojar, y sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo.

En medio de esos pensamientos, un ligero ruido lo sacó de su ensueño. No era la primera vez que soñaba con Wanyin, pero esta vez se sentía más real. Imaginó sus manos, su risa, y la forma en que siempre lo desafiaba a ser más audaz. La tentación de dar un paso más allá de la amistad lo envolvía como una sombra.

En ese instante, un susurro en su mente se volvió más claro: ¿qué pasaría si se atrevían a cruzar esa línea? ¿Qué pasaría si los sueños húmedos que lo acosaban se convirtieran en una realidad? Con cada pensamiento, su corazón latía más rápido, y se dio cuenta de que lo que sentía por Wanyin era más que una simple amistad.

De repente, se imaginó a sí mismo acercándose a Wanyin, sintiendo su calor, sus manos entrelazadas. La idea de esa conexión lo llenó de emoción. En su mente, el mundo exterior desaparecía, y solo existían ellos, sumidos en un universo propio donde las palabras no eran necesarias, donde los sentimientos se comunicaban en miradas y sonrisas.

Cuando finalmente se dio cuenta de que había estado sonriendo como un tonto, Xichen decidió que, al día siguiente, no dejaría que el miedo lo detuviera. Se prometió a sí mismo que haría algo al respecto. Los sueños, aunque intensos, no podían compararse con la posibilidad de hacerlos realidad.

Con una nueva determinación, Xichen se acomodó en su cama, listo para dormir. Mientras el sueño lo envolvía, supo que al despertar, todo podría cambiar. Los sueños húmedos no eran solo fantasías; eran un recordatorio de lo que realmente quería.

Y así, bajo la luz suave de la luna, se entregó al sueño, con la esperanza de que, tal vez, al día siguiente, Wanyin podría ser más que un sueño

✨💙ONE-SHOT || XICHENG💜✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora