𝗟𝗼𝘃𝗲 𝗼𝘂𝗿 𝗺𝘂𝘀𝗰𝗹𝗲𝘀! || 𝟬𝟰

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Aquel día había dejado una marca especial en la pareja

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Aquel día había dejado una marca especial en la pareja. La confianza estaba formada de una manera que parecía crear una conexión inquebrantable. Era todo lo que Changbin deseaba, que su relación estuviese basada en el amor sincero, la confianza y la pasión.

Jamás habían pasado tantas horas en la cama, ni tan siquiera durmiendo en dulces sueños, pero ahora, todo era diferente. A pesar de qué no pasaba a diario, se volvió una necesidad en la mayoría de los días, parecía que el descubrimiento de el placer en la relación los estaba llevando a querer continuar experimentando.

Jeongin rebosaba de alegría durante estos días, incluso se enrogullecía de probar que sí era capaz de coger con su pareja. Vaya, desearía correr a gritarles en los rostros a aquellos chicos que dudaban de él hace mucho. Recordaba como solía hacer suyos los malos comentarios de los demás, convenciendose de que eran verdades y solamente lamentandose ser quien era. Ahora, luego de pasar por dudas, finalmente llego la seguridad en sí mismo, comprendiendo por qué Changbin afirmaba qué necesitaba amarse más... pues estaba por hundirse en sus pensamientos sin sentido alguno, sin razón...
Ahora es capaz de ver lo que tanto le costó ver, su belleza externa e interior.

Con el pasar de las semanas, comenzaron a estar activos en sus empleos, no solo Changbin, sino que Jeongin también se esforzaba en ganarse la vida para continuarla al lado de él. No era nada demasiado complicado, ni demasiado facíl, el Marketing Diguital parecía ser perfecto para el rubio trabajador. En algunos días, tomaba asiento en el sofá y organizaba múltiples entregas de una manera que hacía parecer que no era nuevo en aquel empleo. Changbin se sentaba a su lado a enviar correos, conectarse a reuniones y a escribir documentos con la mayor alegría de tenerlo junto a él.

Sentían que sus vidas estaban completas al lado del otro, tenían lo necesario. 

Muchas cosas habían cambiado desde entonces. En el gimnasio, Jeongin usaba camisas sin mangas y sus brazos dejaban a los demás chicos con los ojos clavados en ellos, situaciones que su novio detestaba, por qué solamente él podía comerselo con la mirada de esa forma.

―¡Oigan!― Tomo del brazo al rubio, acercandolo a él― ¡No se hagan ideas, él ya es mío! Se qué es jodidamente guapo, pero deberían empezar a apartarle los ojos de encima o esto no terminará bien...― Dijo Changbin, en uno de esos días en los qué le fue difícil controlarse ante las miradas que atraía su lindo chico.

―Como tu digas, Bin. Linda pareja... ¿Te lo coges?― Preguntó uno de los integrantes del grupo admirador. Como sí fuese una pregunta casual, todos incluyendolos a ellos se mostraban serios. Quizás el ambiente social se había vuelto lleno de confianza también. 

―Claro, muy a menudo― Changbin lo acercó más y notó como su rostro se pintaba de rojo al oírlo.

Ahora parecían turnarse. Aveces la situación tenía que ver con él pelinegro, y Jeongin no se contenía a hacerles saber a todos como eran las cosas tampoco.
Era un divertido lío, que generalmente terminaba en la cama con un:
"Mío, solo mío"

Entre lo nuevo se incluyo la costumbre de escribir sus propios diarios. Estaban llenos por parrafós expresando su inmenso amor hacía el otro, la emoción de tener músculos, sentimientos nuevos, logros, y felicidad.

Por la mañana, se encontraban recostados en la cama, a plena luz del sol, observando de reojo un amanecer precioso que podía admirarse por la ventana. Tenían en manos sus diarios propios, casi en silencio por la concentración y empeño en plasmar sus pensamientos escritos. Volteaban a verse con cariño, como sí tomaran turnos y sin que el contrario se diera cuenta mientras escribía, con el corazón latiendo de felicidad al verse los rostros alegres. 
Changbin dejo de sostener el diario entre sus manos para mirar al techo, simplemente pensando.
Y una nueva idea se le vino a la mente.

―Innie, ¿Qué tál sí escribimos un pequeño diario en pareja?― Cambió de posición, ahora de lado mirandolo a los ojos y con los labios curvados en una sonrisita.

―¡Buena idea!― Sonrió también y cerró su diario para prestarle atención― Podríamos dedicarnos pagínas. Aveces es dificíl expresar con palabras... expresarte lo maravillado que estoy con lo bien que coges y con tus músculos no se acerca a ser algo facíl― Ambos ríeron.

―Y para mí, expresarte eso y todo mi amor lo es igual. Podría escribirte cientos de pagínas solo diciendote lo mucho que te amo.

El rubio se acercó brevemente para darle un beso en la mejilla.

―Entonces, está decidido. Espera aquí, iré a buscar uno vacío para que podamos comenzar hoy...― Dijo, levantandose de la cama. Y en un abrir y cerrar de ojos, Jeongin ya sé encontraba fuera de la habitación.

En poco tiempo regreso a acurrucarse al lado de Changbin, esta vez más cerca. Su cabeza se poso sobre su pecho, sintiendo los latidos de su corazón. Rodeo con sus brazos al mayor, sintiendo cada centímetro de sus definidos músculos. Pasar sus manos sobre su musculoso cuerpo era un sentir maravilloso, como explorar curvas y diferentes caminos.

Le entregó el diario que traía en manos, uno pequeño, colores pastel y decorado con flores de cerezo. 

―¿Cuántas pagínas escribiras tú?― Le preguntó Changbin, ojeando las pagínas vacías, como sí se estuviese haciendo una idea de como se verían llenas de romance.

―Escribiré la mitad, y tú podrías escribir la otra― Sonrío con calidez en sus expresiones.

―¡De acuerdo, bonito!― Le atrapó las mejillas entre sus manos y sus labios le dejaron un beso sobre la frente.

Las horas pasaron y sus diarios propios fueron dejados de lado para comenzar a redactar en el de pareja. Tomaron turnos para escribir pagínas como lo acordaron.

Las palabras escritas eran atrevidas, dulces y extremadamente cariñosas. Cuando el momento de leer lo que ambos escribieron llegue, el amor que se tienen se fortalezera más.
Y la ternura en los parráfos les llegará al alma, pues cada uno de esos detalles aumenta la felicidad de tenerse al lado.

Finalmente, era hora de prepararse para hacer su entrenamiento. Se levantaron de la cama y corrieron directamente hacía la cocina, donde prepararon batidos de proteína con sus sabores favoritos junto con unos sandwiches.

Los desayunos, almuerzos y cenas en su hogar siempre eran deliciosos. Nunca hacía falta la variedad... ¿Como podría?
Dos talentosos chicos son quienes cocinan con amor cada platillo.
Jamás se vuelve aburrido sentarse juntos a degustar sus pequeñas creaciones.

―¡Termine! Gracias por la comida, bebé― Dijo Jeongin, levantandose de su puesto al terminar con el último bocado.

―No hay de qué. También he terminado, ¡Esperame!― El rubio ya sé había encerrado en la habitación para ponerse las prendas de ejercicio. Por lo qué le siguió Changbin, para aprovechar a hecharle un vistazo mientras se cambiaba.

Pero... algo se lo impedía.

―La puerta está con llave― Dijo Jeongin, entre risas que apenas se escuchaban debido a las paredes separandolos en el momento.

―¿Por qué? Quiero entrar...― Toco múltiples veces, haciendo pucheros.

―No, vamos al gimnasio. Sí me ves así no querrás ir luego. Además, hemos faltado 2 veces esta semana, faltar de nuevo no me parece buena idea. Así que guardate las ganas para luego, lindo― Disfrutaba molestarlo, y quizás verlo desear también. Siguió colocandose las prendas hasta quedar cubierto, listo para salir.

―Como sea...― Se rindió con un suspiro, así apoyando la frente contra la puerta.

―¿Estás molesto?

―No mucho. Solamente llevaba un par de horas pensando en cogerme a un chico rubio, y ahora que le he pedido su permiso de una manera no tan directa, me ha rechazado. Estoy bien― Expreso con sarcasmo, igualmente intentando que el rubio accediera.

Ambos disfrutaron del momento, de como deseaban poder tocarse en ese preciso momento. Sin embargo habían cosas por hacer, entrenar.
Jeongin quería lo mismo que Changbin, joder que sí. 
Decidió dejar de bromear y molestarlo, quitarse los deseos por igual. Despúes de todo...
¿Unos cuantos besos no son problema, verdad?

―Deja ese sarcasmo lejos, y entra ya― Quitó la llave de la puerta, dejandolo pasar.

―¡Gracias, Innie! ¡Ven aquí!

Los besos fueron unos cuantos, hambrientos y desesperados. Como sí sus labios no soportaran estar separados. 
Los dos chicos, recostados en la cama, hacían lo que mejor se les daba:
Amarse.
Por qué eso era felicidad.
Estar junto a quien amaron desde el primer momento en el que sus miradas se cruzaron, junto a la única persona que podía lograr que sus corazones latieran de amor, eso era alegría.

Luego de unos minutos llenos de besos, salieron rumbo a el gimnasio. En el coche se sentaron al lado, entrelazando sus manos.
Por qué entrelazarlas era una promesa. Saben que cuando haga frío, sus manos estarán calientes sí están juntas, que cuando haya una pizca de tristeza en sus almas sostenerlas será la cura.

Así era todo. Su mundo estaba lleno de significados especiales y cariños, que parecían que por obra del destino fueran destinados a mostrarse al otro.

La tarde transcurrió en aquel lugar, entre risas y pequeños retos. Por primera vez, Jeongin se animó a intentar el levantamiento de pesas. Con Changbin detrás, alerta por sí algo salía mal, hizo varios intentos con su ayuda y cada vez sentía estar más cerca de lograr hacerlo de la manera correcta.

―¡Sí puedes! ― Dijo el pelinegro mientras hacía fuerza en la pesa para ayudarlo un poco.

―No... no puedo― El rubio tenía la voz temblorosa y apretaba los ojos en el esfuerzo de poner más fuerza.

Trás el último intento de levantarlas más, suspiro y respiro de forma agitada soltando las pesas. Se dirigío hacía las bancas rapídamente, y tomó asiento junto a su novio.

―Sueltalas con cuidado, Innie, o te lastimarás. Descansa cuanto necesites y si quieres parar, dímelo― Su voz sonaba calída y dulcemente reconfortante. Era todo lo que su pareja necesitaba para seguir adelante.

―No te preocupes, es mi primera vez, seguro me acostumbraré a lo dificíl que es y a lo facíl que tú lo haces ver― Río un poco mientras le sostenía la mano. En realidad, su cansancio pasaba de alto sí se enfocaba en algo más, que en este instante, era Changbin. Sus respiraciones volvían a la normalidad y eso le daba un poco más de tranquilidad a su novio.

―He pasado años en esto, claro que se ve facíl, aunque siga siendo un reto para mí. Lo estás haciendo bien― Dijo con cariño mientras lo miraba a los ojos, seguido de un beso en la mejilla. 

―¡Gracias, bebé! Sí eso es cierto, ¿Por qué no me das uno acá?― Señalo sus labios y rapídamente el contrario asintió.

Sus labios se juntaron y el tiempo parecío detenerse. Lentamente exploraron la sensación de la cercanía, para que luego, el beso se profundizara en señal de que claramente Jeongin lo estaba haciendo muy bien.
Lo supo cuando el mayor comenzó a besarlo con pasión, como sí fuese una promesa de palabra, y haciendo lo que fuera para que él también creyera que estaba haciendo un buen trabajo.

Despúes de unos segundos, se separaron conectando sus miradas. En sus pechos sentían esa calidez, y la motivación alzando sus niveles. Sabían que sí el rubio fallaba, tendría fuerzas para intentarlo de nuevo, por qué tenía ayuda, y lo más importante, estaban juntos.
Y eso era suficiente.

―Quiero seguir. ¡Vamos!― Antes de que Changbin pudiese reaccionar, él ya se encontraba dando pequeños trotes hacía las pesas.

―Joder, que poder tienen estos labios― Sonrió con satisfacción y fue trás él.

Al encontrarse en el puesto, ambos se posicionaron.
Está vez la mentalidad de Jeongin era extremadamente positiva. Quería lograrlo, sabía que podía.

Se voltearon a ver con una sonrisa antes de sostener las pesas, el rubio delante y el pelinegro detrás.
Así, en esa posición, a Changbin le era dificíl concentrarse y no pensar en que lo tendría frente de la misma manera en casa, pero estarían ejercitando... de otra manera.

―Okey... ¿Listo?― Preguntó con voz temblorosa tratando de olvidar sus pensamientos para concentrarse en él.

―¡Sí, listo!― Respondío, y apretujo los ojos en el esfuerzo.

Jeongin levantó las pesas con un impulso inesperado, por sí mismo, y sin notarlo estaba haciendolo sin la minima ayuda de su pareja. Quizás sí abrierá los ojos lo notaría.
Siguió empujando hacía arriba, sus brazos temblaban cada vez más, y sus venas se marcaban íncreiblemente; Dejando al mayor sin palabras.
Y en el último esfuerzo... la levantó por completo.

―¡Innie!― Exclamó al verlo, y luego soltar las pesas con cuidado. Sonrió de orgullo al ver su carita sorprendida.

―¿Lo... hice por mí mismo?

―¡Por tí mismo! ¡Ven aquí, guapo!― Lo atrajo hacía él en un fuerte abrazo, acariciandole el cabello y dejandolé besos en la frente.

―¡Que fuerte soy, Binnie!― Dijo ríendo entre los besos y abrazos― ¡Y la mejor parte es qué me gane un abrazo rodeado de estos bíceps!― Sonrío y le acaricio los músculos.

―Te los ganas sin importar la situación― Le sonrió víendole los ojos.

―¿Sabes? Me he dado cuenta de algo.

―¿De qué?

―Contigo soy capaz de todo. Gracias a tí he logrado levantar las pesas.

―Lo hicistes solo, no me agradezcas― Corrigío, con la mirada llena de cariño.

―Lo sé, pero tu prescencia cambia las cosas. Me siento más motivado, amado y listo para amarme tanto como tú me amas a mí. Lo logré por qué sabía que estabas allí para ayudarme si algo salía mal, así es siempre; Jamás caigo por qué estás para atraparme en tus brazos.

Aquellas palabras le apretujaron el corazón a Changbin, lo amó más.

El viaje que comenzo con un repentino deseo por tener músculos, termino en el deseo cumplido de estar contentos con sí mismos. 

Yo luche por escribir este cap

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Yo luche por escribir este cap. Tuve un bloqueo HORRIBLEEE.
Pero aquí les queda, espero que les guste.

Por cierto, aprovecho para mencionarles algo acerca del tema de eso de las inseguridades y todo.
He pasado mucho por ello, y ahora que mejoré le empezé a dar más importancia a esto que me decían:
"No puedes amar a nadie si no te amas a tí primero."

Esa frase se me quedo grabada en la cabeza.
Gente linda, amensé mucho por qué son preciosos/as.
Los quiero mucho ♡

Nos vemos en el capítulo final!!!

💪🏻: 𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗢𝗨𝗥 𝗠𝗨𝗦𝗖𝗟𝗘𝗦! - 𝗰𝗵𝗮𝗻𝗴𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora