¿Soy el bueno o el malo?

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Soy el bueno cuando mi corazón late con ternura,
cuando mi risa es un canto de alegría pura,
cuando mis manos dan sin esperar,
y mis ojos brillan con amor al mirar.

Soy el bueno cuando abrazo sin palabras,
cuando en mis silencios hay compasión,
cuando cada gesto es una promesa de calma
y cada paso, un eco de redención.

En el amor encuentro mi verdad,
en la amistad, mi razón de ser.
Soy luz que guía sin pedir nada,
soy el que siempre está al amanecer.

Pero también soy el malo...
Cuando el odio se cuela en mis venas,
cuando el rencor me envuelve en su manto oscuro,
y mi pecho arde con una furia que no puedo detener,
quemando todo lo bueno que toco, sin futuro.

Soy el malo cuando mi voz es un cuchillo,
cuando mis palabras hieren como dagas,
cuando deseo ver caer a quien me ama
solo para calmar el dolor que me desangra.

Me convierto en sombras que devoran la luz,
en el caos que destruye lo que construí,
mis manos buscan venganza,
y en mis ojos, el desprecio, el infierno en que caí.

El odio me consume desde adentro,
me arrastra al abismo del que no quiero escapar.
Golpeo, grito, me lastimo,
buscando una salida que no logro encontrar.

Soy el malo cuando me ahogo en mi propio veneno,
cuando la soledad me apresa y no puedo huir.
En esos momentos, solo queda el vacío,
y el deseo oscuro de hacer a los demás sufrir.

Entre el amor que quiero dar
y el odio que me envenena sin parar,
me pregunto, perdido en mis propios ecos:
¿Soy el bueno que anhela sanar,
o el malo que siempre busca destrozar?

Delirios al aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora