Cuando una luz se apaga

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Estaba sentado, cerca del parque más cercano,
un hombre de risa fácil, de corazón claro,
no era cualquiera, era un alma en vuelo,
rodeado de amigos, su vida era un cielo.

Pero un día cambió, su brillo se apagó,
su risa fue eco que el viento arrastró,
ya no era alegre, se volvió solitario,
en su pecho una sombra, un dolor necesario.

Empezó a escuchar susurros en el viento,
la luna lo llamaba, testigo del tiempo,
"¿Dónde está el hombre que salía a bailar,
donde la noche era su lugar?"

El hombre miró a la luna y suspiró,
"Luna, sabes que un brillo se apagó,
uno muere por dentro al amar sin razón,
cuando entregas tu alma a la equivocación."

La luna en su tristeza le prestó atención,
le dio compañía en la oscura estación,
y noche tras noche, el hombre esperó,
hasta que un día, cansado, dejó de soñar.

Ya no espera la luna, ni escucha su canto,
el hombre que fue, se ha ido, se ha marchado,
ahora solo queda un silencio profundo,
en el parque cercano, en su propio mundo.

Delirios al aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora