• Capítulo 1

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YeonJun veía como Beomgyu se perdía entre los pasillos del instituto, se le veía tan decaído que le hacía sentirse triste por él, suspiró y volteó hacia sus amigos quienes lo miraban con una sonrisa burlona, cada uno sabían los confusos sentimientos que poseía YeonJun por el peculiar castaño.

—Oh, vamos, no me miren así—. Se quejó el pelirojo suspirando con cansancio, siempre era lo mismo, lo terminaban cuestionando hasta de su forma de respirar.—Solo me da pena verle así.

—Se lo merecía ya—. Pronunció Wooyoung aun con su sonrisa burlona.

—Beomgyu estará bien, tranquilo–. Ahora habló Soobin revolviendo su cabello haciendo que bufara.

Ya todos los estudiantes comenzaron a irse tras el sonido de la constante campana haciendo que los cinco cerraran sus ojos con disgusto, YeonJun suspiró de nuevo mirando por donde se había perdido Beomgyu.

Quería acompañarlo.

Suspiró caminando con sus amigos hasta la salida, ahí se separaban aunque él estaba dispuesto a esperar a Beomgyu hasta que saliera de su castigo, no quería dejarlo solo, aparte vivían cerca, no perdía nada al esperarlo.

—No te quedarás con los brazos cruzados, ¿Verdad?—. Inquirió San comiendo de sus frituras mirando curioso a YeonJun quien apretó sus labios viendo el interior del instituto.—Solo no te metas en problemas, coqueto.

YeonJun rodó sus ojos y se despidió de sus amigos, tomó asiento en una de las mesas de piedra qué había en el patio principal y apoyó su mejilla contra la palma de su mano.

¿Cómo estará Beomgyu? Se preguntó mirando como el árbol que le daba sombra se movía con suavidad, no se quería quedar sin hacer nada, buscaría una solución para sacar a Beomgyu de ahí. Sabía que la estaría pasando fatal.

Y tenía razón, Beomgyu suspiraba por milésima vez mirando como el reloj frente a él caminaba con lentitud, no era el único ahí, habían un par de alumnos más pero todo estaba tan silencioso que sentía que si alguna de sus tripas anunciaba el hambre que tenía todos escucharían.

Abultó sus labios mirando a la profesora que dormía sobre el escritorio, sabía que si él se dormía sería de nuevo castigado así que se mantuvo haciendo muecas realmente aburrido pensando en los errores que había cometido anteriormente, si que era un torbellino.

Sonrió para si mismo y en ese momento miró hacia la puerta notando la curiosa mirada de un pelirojo qué conocía muy bien, saltó en su lugar llamando la atención de todos haciendo que YeonJun se dejara de asomar. Incluso la profesora se había despertado por el ruido que había ocasionado en su lugar, carraspeó y miró a la joven mujer frente a él.

—¿Puedo ir al baño?

—No tardes—. Respondió cortante, y cuando Beomgyu salió notó como se volvía a dormir sobre el escritorio.

Sonrió saltando a los brazos de YeonJun quien lo atrapó de inmediato.

—Vámonos—. Dijo YeonJun por lo bajo tomando su mano para comenzar a caminar con prisa por los pasillos.

—¿Y si nos atrapan? —. Preguntó con miedo el menor mirando a todos lados, sabía que estaba el guardia quien podía echarlo de cabeza.

—No nos atrapa...—YeonJun escuchó el manojo de llaves caracterisco que anunciaba la presencia del guardia de seguridad, maldijo y corrió con el menor hacia otro pasillo de aquel instituto.

Beomgyu seguía al mayor mirando hacia atrás escuchando aun el ruido de las llaves, y se tragó un chillido al sentir como lo jalaban hacia el interior de un pequeño lugar, abrió sus ojos sintiendo como su cuerpo estaba completamente pegado al del pelirojo.

—YeonJun....

—Shhh—. YeonJun posó su mano sobre la boca del castaño quien lo miraba con sus ojos bien abiertos.

YeonJun miró por la rendija del casillero como el hombre mayor encargado de la seguridad pasaba frente a ellos silvando suavemente haciendo que en cada paso que daba sus llaves sonaran por todo el pasillo, al escucharlo lejos suspiró aliviado, y justo ahí notó la manera en la que estaban.

Beomgyu estaba muy junto a su cuerpo, sus piernas se encontraban entrelazadas y sus pechos se unían en cada respiro que daban, parpadeó rápidamente notando la mirada curiosa que le daba el menor y quitó su mano de su boca sonriendole.

—No quería que la siguieras pasando mal ahí—. Confesó, la poca luz que entraba por las rendijas era suficiente para notar como el menor sonreía con un pequeño sonrojo.

—Gracias, Yeyito, ah, hay que salir.

El pelirojo asintió y empujó la puerta pero grande fue su sorpresa cuando esta no se abrió, trató de nuevo y no lo logró, no quería entrar en pánico pero al parecer iba ser imposible el salir de ahí.

—¿YeonJun?

—No se abre...

—Agh, tuvo que haberse puesto la combinación —. Se quejó Beomgyu sintiéndose tímido y avergonzado por estar de esa manera con el mayor—¿Qué hacemos? —Miró al pelirojo a los ojos, estaban tan cerca que incluso si alzaba su mirada podía sentir el cálido aliento de su mejor amigo contra su rostro.

—Le llamaré a los chicos.

YeonJun palmeó sus bolsillos y notó que no llevaba su teléfono, abrió sus labios sin creer que no había llevado su teléfono, Beomgyu palmeó sus propios bolsillos hasta que recordó que había entregado su teléfono a la profesora al entrar a detención.

—Ah... estamos en problemas—. Rió Beomgyu por lo bajo mirando con burla al mayor.

Siempre era así. Ambos terminaban en problemas peores cuando trataban de ayudar al contrario.

—Supongo que mañana nos abrirán...—Dijo YeonJun con frustración, sintiéndose realmente tonto al haber causado aquello.


















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¿Qué les va pareciendo? Jeje espero que les esté gustando! Muchas gracias por leer mi obra ahhhh, merecen todo lo bonito, besooooos.

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—Bibi_SADNESS (Mokka)

Casillero || Yeongyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora