Las paredes blancas del hospital parecían haberse transformado en guardianes sombríos, testigos mudos de una tragedia que se repetía en el corazón de Bradley. Frente a él, Max yacía en una cama, conectado a monitores que emitían pitidos irregulares. Bradley sostenía con fuerza la mano de Max, aquella mano que había acariciado cada parte de él, que había sido el consuelo en sus peores momentos y el puerto seguro en los días de tempestad. Era la mano de alguien que lo conocía por completo, alguien a quien amaba más allá de cualquier límite.
Un nudo se formaba en su garganta cuando una enfermera se acercó, su rostro mostraba empatía bajo su gorro quirúrgico azul. Ella colocó una mano en el hombro de Bradley, inclinándose para hablarle con voz suave, casi maternal.
-Debes soltarlo, tenemos que llevarlo ahora al quirófano. Lo haremos todo para salvarlo.
Las palabras parecían no penetrar la barrera de dolor que envolvía a Bradley. ¿Soltarlo? No podía hacerlo. No podía soltar a Max. No cuando cada latido del corazón de Max era el único ancla que lo mantenía unido a la realidad. El miedo lo invadía con tal fuerza que el hospital mismo parecía desmoronarse a su alrededor. Pero con una inmensa dificultad, Bradley soltó lentamente la mano de Max, observando cómo los camilleros lo llevaban hacia el quirófano. Las puertas batientes se cerraron tras ellos, y el foco rojo sobre la puerta se encendió, indicándole que el destino de Max estaba en manos de los cirujanos.
De repente, el mundo entero se volvió un enemigo. Cada persona en esa sala de espera, cada sonido y cada movimiento se sentía como una amenaza. Desorientado, Bradley miró a su alrededor sin saber qué hacer con las emociones que lo consumían. Un vacío frío lo invadió mientras respiraba profundamente, tratando de calmarse.
"Respira", se dijo a sí mismo. Pero cada respiración era un recordatorio de que el aire que llenaba sus pulmones podría ser el último que compartiera con Max.
En la habitación donde Max había estado antes de ser llevado al quirófano, Bradley cerró los ojos por un momento, recordando la escena de minutos antes.
Los recuerdos lo golpearon con fuerza. Habían planeado reunirse en el restaurante como tantas veces antes. Max caminaba hacia él, cruzando la calle con una sonrisa en el rostro, la misma que hacía que su corazón latiera con fuerza. Bradley había cruzado ya, esperando verlo al otro lado. Pero en un abrir y cerrar de ojos, todo se había convertido en caos. Un coche que no respetó el semáforo, un grito ahogado, el cuerpo de Max arrojado por los aires como una marioneta sin cuerdas.
Max siempre sabía cómo hacerlo volver en sí, cómo calmar las tormentas internas de Bradley. Era la única persona que comprendía sus miedos más profundos, sus inseguridades y el caos en su mente. Max tenía esa extraña habilidad de "operar su maquinaria pesada". Sin él, Bradley sentía que se desmoronaba.
-¿Qué haré si te pierdo? -susurró al vacío. No podía imaginar un mundo donde no existiera la voz de Max, sus bromas, las peleas que siempre terminaban con risas y besos.
Las horas pasaban lentas como si el tiempo mismo estuviera detenido. Bradley seguía en la sala de espera, sentado con la cabeza entre las manos. Frente a él, un ramo de rosas rojas que había traído para su cita permanecía en una silla vacía. Parecían decir más de lo que él jamás había sido capaz de expresar.
No había manera de describir la profundidad de lo que sentía. Max no solo era su pareja, era su razón de ser, su motor, su todo. El miedo lo ahogaba con cada pensamiento. ¿Qué sería de él si Max no despertaba?
Las puertas del quirófano se abrieron de repente. Bradley se levantó con un salto, su corazón latiendo desbocado. El cirujano se acercó, quitándose la mascarilla con un suspiro. Bradley lo miró, buscando una señal, cualquier indicio de lo que venía.
-Max está estable ahora. Fue una cirugía complicada, pero creemos que lo logrará.
El alivio lo golpeó con tal fuerza que casi se desplomó en la silla. El peso en su pecho se aligeró, pero la batalla no había terminado. Sabía que habría un largo camino por delante. Pero en ese momento, todo lo que importaba era que Max estaba vivo.
Mientras la luz de la sala de espera seguía encendida, Bradley se quedó quieto, sabiendo que su vida aún tenía sentido porque la luz de Max no se había apagado.
**FIN.**
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Maxley Music Short Fics
FanfictionBien decidi cambiar esta historia, ya que es mejor recopilar cada one shot en un solo lugar que llenar mi espacio de puros one shot sueltos, en su mayoria estan inspirados en canciones, asi que los nombres estaran relacionados a esa cancion, ahora...