Amor Toxico (My Love parte 2)

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Desde el encuentro en el café, Max se ha obsesionado con Bradley. Sus pensamientos están nublados, y aunque intenta concentrarse en sus estudios y en pasar tiempo con sus amigos, su mente siempre regresa a ese momento en que Bradley lo tomó desprevenido.

En los días siguientes, Max hace varios intentos por acercarse a Bradley. Lo busca en la cafetería, en los pasillos de la universidad, e incluso trata de coincidir con él en la biblioteca, un lugar donde Bradley solía estudiar antes de sus presentaciones. Sin embargo, cada vez que Max lo ve, Bradley se las arregla para ignorarlo, dándole la espalda con desdén o evadiéndolo completamente, dejando a Max frustrado. Max se lo cuenta a PJ, Bobby y Mocha mientras están sentados en su habitación, revisando unos apuntes.

"Es como si ni siquiera existiera para él, ¿sabes? Como si... lo que pasó en el bar no fuera nada. ¿Crees que fue solo un juego para él?", pregunta Max, furioso por la falta de respuestas.

"Tal vez deberías dejarlo pasar, Max", dice PJ, intentando ofrecer apoyo. "Si Bradley quiere ignorarte, no vale la pena seguir tras él." Mocha, siempre más perceptiva, entrecierra los ojos, como si pensara que algo más se esconde tras el comportamiento de Bradley.

"¿Y si lo está haciendo a propósito? A veces, los chicos actúan así cuando no saben cómo manejar lo que sienten. Quizás está tan confundido como tú." Max suspira.

"Eso no lo justifica. Estoy harto de ser tratado como un juguete. Si no quiere saber de mí, entonces yo tampoco tengo por qué seguir buscándolo." Con esa decisión, Max se distanció.

Evitó cualquier lugar donde supiera que Bradley podría estar. No más persecuciones por los pasillos, no más intentos de coincidir en eventos del campus. Max se concentró en sí mismo y en su grupo de amigos. Sin embargo, aunque intentara evitarlo, Bradley siempre aparecía en su mente, como una sombra persistente.

El fin de semana llegó, y Mocha invitó a Max y compañía a otro evento en el café/bar jazz, algo más relajado y menos enfocado en las presentaciones. Sin embargo, Max no pudo evitar notar que Bradley también estaba allí, sentado en la barra, aparentemente solo. Max lo ignoró deliberadamente, centrándose en disfrutar de la música y la compañía de sus amigos.

Pero Bradley había notado el cambio. De repente, ya no era Max el que lo buscaba, sino al revés. De forma sutil pero persistente, Bradley empezó a aparecer más cerca de donde estaba Max, ya fuera en el café, en eventos sociales, o incluso en los pasillos de la universidad.

"¿Te diste cuenta de que ahora él es quien no deja de estar en los mismos lugares que nosotros?" Mocha comentó en voz baja, señalando con la mirada a Bradley que, una vez más, estaba a una corta distancia de ellos.

Max trataba de no darle importancia, pero no podía evitar sentir cómo su corazón latía más rápido cada vez que lo veía. Bradley lo estaba buscando, aunque de manera indirecta. Era como si el mayor quisiera su atención, pero sin pedirla abiertamente.

Una noche, mientras Max estudiaba en la biblioteca, Bradley apareció. Esta vez no hubo evasivas. Se sentó frente a Max sin pedir permiso, simplemente dejándose caer en la silla con una sonrisa ladeada, esa que Max conocía tan bien.

"¿Creíste que podrías ignorarme para siempre, novato?", preguntó Bradley con esa arrogancia característica, encendiendo un cigarro y exhalando el humo con calma, como si no hubiera pasado nada entre ellos. Max lo miró, cansado de los juegos.

"No es que quisiera ignorarte, Bradley. Solo estoy cansado de que me trates como si no importara." Bradley sonrió, esa sonrisa que siempre parecía desarmar a Max.

"No me hagas reír, Max. Sabes que te importo tanto como tú a mí." Se inclinó hacia adelante, dejando que el humo flotara entre ambos. "Es nuestro juego, ¿no? Yo te evito, tú me buscas. Luego yo te busco... y tú caes." Max quiso responder, pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta. Bradley se acercó más, sus ojos fijos en los de Max.

"Sabes que no puedes resistirte a mí, ni yo a ti." El tono de su voz era suave, casi hipnótico.

Max sintió cómo el calor regresaba a su cuerpo. Sabía que estaba cayendo nuevamente en su juego, pero ya no podía resistirse. La tensión entre ellos crecía con cada palabra, con cada mirada. Bradley tenía ese poder sobre él, y Max lo sabía, aunque odiara admitirlo.

"Te tratas mal a ti mismo por dejar que esto continúe", murmuró Bradley, pero sin retirarse. "Somos tal para cual, ¿no te parece? Es un amor... tóxico." Max tragó saliva.

"Quizás. Pero ¿qué haríamos si no fuera así?" Bradley sonrió.

"Nada. No somos del tipo pacifista. Complementamos nuestro mal." Y, como tantas otras veces, Max cayó. El roce de los labios de Bradley, ese juego peligroso, tóxico, pero al mismo tiempo irresistible, lo atrapó una vez más.

Max salió de la biblioteca aquella noche sintiéndose aturdido. Había vuelto a caer en las manos de Bradley, y aunque sabía que no era saludable, había algo en esa conexión que no podía romper. Bradley era su tentación, su debilidad. Su amor tóxico.

Pero Max también sabía que esto no terminaría aquí.

Maxley Music Short FicsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora