Capitulo 16

16 3 8
                                    

"A nuestro mundo, no debemos llevar a todo el mundo".

Kaethenis

Durante la semana, mientras cada día avanzaba, me di cuenta de cómo las cosas se habían ido acomodando, casi como si todo estuviera destinado a suceder. Me resultaba extraño pensar en cómo, poco a poco, había comenzado a aceptar la posibilidad de algo nuevo. No me arrepentía, no del todo, pero el miedo a la pérdida seguía presente, tan fuerte como siempre. Esa sensación de que si me permitía amar nuevamente, algo trágico podría arrebatármelo todo de nuevo, me acechaba en cada pensamiento.

No podía culpar a Jared por lo que había pasado. Había vivido al máximo, como siempre había querido. Así era él, lleno de vida, siempre buscando la siguiente emoción, la próxima aventura. ¿Cómo podría reprocharle eso?¿No sé trataba de ello la vida? Después de todo, yo había estado a su lado, compartiendo su amor por la libertad, por la adrenalina, por el riesgo que nos hacía sentir vivos. Éramos dos almas rebeldes, tomando cada día como si fuera el último.

Pero con Liam... todo era distinto. Él no tenía prisa. Era como si me hubiera enseñado a observar la vida de otra manera, a verla en cámara lenta, apreciando cada detalle. Con él, el mundo no parecía correr a toda velocidad, y eso me asustaba. ¿Podía yo aprender a vivir de ese modo? ¿A no tener siempre un pie en el borde del abismo?

Entendía que no podía controlar todo, que las tragedias ocurren sin razón aparente, sin que uno pueda evitarlo. La vida es así, impredecible. Pero aceptar eso... aceptar que algunas cosas simplemente suceden y que no puedo hacer más que vivir con ello, era una de las lecciones más difíciles de asimilar.

Y ahora, a las puertas de esta nueva etapa, no sabía si estaba lista para volver a amar, para entregarme otra vez. Pero, tal vez, Liam no me estaba pidiendo eso. Tal vez, simplemente, me estaba mostrando que podía amar de otra manera, sin la necesidad de correr, sin el peso del pasado oprimiéndome a cada paso.

Al levantarme, lo primero que hice fue dirigirme al baño, sintiendo el peso de la semana aún sobre mis hombros. Abrí la ducha y dejé que el agua caliente cayera lentamente sobre mí, como si pudiera lavar algo más que el cansancio físico. Me quedé allí, inmóvil, permitiendo que el calor me envolviera, que el vapor llenara el espacio y ahogara mis pensamientos, aunque fuera por un momento.

Cerré los ojos y respiré hondo. El suave sonido del agua corriendo me ayudaba a desconectar, a silenciar el eco de mis dudas, mis miedos, y la constante pregunta que había estado rondando mi mente desde la llamada de Liam. ¿Estaba lista para esto? ¿Para él?

El agua seguía cayendo, y yo me dejé llevar por la sensación. No tenía que decidir ahora. No tenía que tener todas las respuestas, no de inmediato. Podía tomarme mi tiempo, un lujo que no siempre me había permitido.

Al salir de la ducha, me envolví en una toalla y me dirigí al ropero. No quería complicarme, así que tomé lo primero que vi: una camiseta gris y unos jeans cómodos. Después de todo, la salida con Liam sería al anochecer, así que no tenía prisa por pensar en lo que me pondría más tarde.

Caminé descalza hacia la cocina, todavía con el cabello húmedo cayendo sobre mis hombros. Abrí la nevera y me preparé un desayuno saludable: un bowl de avena con frutas frescas, nueces y un toque de miel. Mientras cortaba las fresas y los plátanos, mi mente divagaba en la cena de esa noche.

¿Estaba nerviosa? Tal vez un poco. No por la cena en sí, sino por lo que significaba. Era un paso, uno pequeño, pero un paso al fin y al cabo. Mientras vertía un poco de jugo en un vaso, me recordé que no tenía que precipitarme. Esto no era una carrera.

Era curioso cómo había pasado de ver la vida como una carrera contra el tiempo a andar lentamente, casi como una tortuga. Antes de Jared, la vida parecía un ciclo tranquilo y predecible. De joven, me refugiaba en mis libros, imaginando escenarios donde el príncipe azul llegaba a rescatarme y juntos asistíamos a bailes en castillos brillantes. Soñaba con eso, con la perfección de los cuentos de hadas. Todo parecía más sencillo en mi mente, todo estaba idealizado.

El amor después de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora