La música resonaba en el bar mientras Dabi se acercaba al grupo donde Shoto se movía al compás de la melodía. Por un breve instante, todo a su alrededor se desvaneció. Las luces de neón se convirtieron en una niebla colorida, y la risa contagiosa de Shoto parecía ser el único sonido que realmente importaba. Sin embargo, el temor y la inseguridad danzaban también en su interior, como dos sombras inseparables.Se acercó un poco más, sintiendo la energía vibrante del momento. Estaba a un paso, a solo una palabra de la verdad que tanto anhelaba expresar. Mientras observaba a Shoto reír y girar, Dabi sintió que su determinación crecía. Sin embargo, el corazón le latía con fuerza, como si le advirtiera que ese pequeño instante podría conllevar consecuencias que cambiarían su vida para siempre.
“¿Por qué es tan fácil para él?” pensó. Shoto siempre parecía tan audaz, tan seguro de sí mismo. Esa cualidad lo atraía, pero al mismo tiempo, lo dejaba aún más ansioso. En ese instante, Shoto giró su cabeza y sus miradas se encontraron. Dabi vio cómo la sonrisa de su amigo se amplió al reconocerlo entre la multitud. La calidez que sintió lo abrazó por completo, como si todas sus dudas fueran arrastradas por esa mirada.
—¡Dabi! Ven aquí, no seas tímido —lo animó Shoto, haciendo un gesto para que se uniera a ellos. Dabi sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía y que todos los ojos estaban sobre él. Ellos sonrieron, y la voz de Shoto se volvía más intensa a medida que se acercaba.
Dabi se armó de valor y dio el paso definitivo, dejando atrás su zona de confort. Se unió a la danza, intentando seguir el ritmo. Era complicado, pero la alegría de estar con Shoto era abrumadora. Las risas rebotaban en sus corazones, y un nuevo calor creció en el pecho de Dabi. Sin embargo, a medida que las luces de colores giraban a su alrededor, la ansiedad volvió. La música no solo llenaba el bar; también inundaba su corazón con preguntas y dudas.
En medio de la algarabía, los amigos de Shoto lo rodeaban, riendo y charlando. Uno de ellos, un chico alto y desaliñado llamado Izuku, notó su llegada y lo miró con una sonrisa traviesa.
—¡Así que nuestro querido Dabi se atreve a salir del escondite! —exclamó. Dabi sintió que su rostro se teñía de rojo, atrapado entre la risa y la incomodidad. Se preguntó si sus amigos sabían sobre sus sentimientos. Seguro que eran capaces de oler su inseguridad.
Una chispa de risa estalló entre la multitud, y antes de que pudiera reflexionar sobre su situación, Shoto se acercó y lo tomó de la mano. Dabi sintió una descarga eléctrica recorrer su cuerpo. El simple roce envió una corriente de emociones que lo dejó atónito.
—Vamos, te estoy enseñando a bailar —dijo Shoto mientras lo guiaba, su voz llena de jocosidad. Dabi se dejó llevar, disfrutando del momento, pero la conexión que sentía lo asustaba tanto como lo atraía.
La música cambió de ritmo, llevando a todos a moverse cada vez más rápido. Dabi trató de seguir el compás, pero sus pensamientos comenzaba a interrumpir esa alegría simple. “¿Y si no le gusto? ¿Y si sólo somos amigos?” preguntó su mente mientras intentaba sincronizar sus movimientos. No podía dejar que esas dudas arruinaran lo que había anhelado por tanto tiempo.
—¡Dabi, suelta un poco! —gritó Shoto, su risa era contagiosa. —¡Diviértete!
Y justo como lo dijo, Dabi hizo un esfuerzo consciente por dejar las inquietudes a un lado. Se permitió disfrutar del baile, dejándose llevar por la música y la diversión. Por unos momentos, fue liberado de la ansiedad, sintiendo que la vida, con su caudal de emociones, fluía a través de él. Eso, sin embargo, no hizo que el volcán de sentimientos que latía en su interior dejara de erupcionar.
La canción llegó a su clímax, y en un giro inesperado, la multitud se deshizo. Dabi se encontró en el centro del círculo formándose. El sudor resbalaba por su frente mientras él intentaba calmar sus latidos desbocados. Justo en ese instante, Shoto se giró hacia él, su mirada intensa y sabia. Esa conexión, esa chispa, lo llevó a contemplar el abismo de su corazón. Era su momento.
—Dabi, tú tienes que asumir el control —dijo Shoto, y la seguridad en sus palabras hizo eco en su mente. Su voz parecía contener toda la sinceridad que alguna vez le había mostrado.
El tiempo se detuvo, y un silencio momentáneo envolvió el lugar. Todos esperaban. Dabi sintió como si el universo se alineara a su favor. Era una oportunidad, y no podría dejarla escapar. Con ese poder latente, respiró profundo y se adentró.
—Shoto, hay algo que necesito decirte —articuló, su voz resonando por encima de la música. Un giro audaz y arriesgado.
Shoto frunció el ceño de manera ligera, su sonrisa manteniéndose, animado por la seriedad de Dabi, mientras la multitud contenía la respiración.
—Lo que quiero decir es que… —Dabi miró a su alrededor, sintiendo un torrente de nervios y valentía. —Que desde siempre has sido importante para mí. No solo como amigo, sino de una manera que va más allá.
Las luces se desvanecieron un poco, el murmullo cesó, y la atención colectiva se centró en él. Una chispa de duda resurgió, pero la mirada de Shoto lo ancló. Era el momento, no podía retroceder.
—Me gustas —confesó, un susurro que pasó de sus labios como un mantra, esperando encontrar eco en la respuesta de su amigo. —No solo como amigo, sino… como algo más.
Hubo un instante de silencio absoluto. Dabi sintió una oleada de nerviosismo, preguntándose si había sido una locura, una tontería arriesgar su amistad. Pero al levantar la vista, lo que encontró fue algo inesperado: la mirada de Shoto era una mezcla de sorpresa, incredulidad y, sobre todo, algo que se parecía mucho a la alegría.
El rostro de Shoto se iluminó, y Dabi sintió el calor de la aceptación rodeándolo.
—¿Por qué no lo dijiste antes? —preguntó Shoto, su risa ahora llena de una brillantez nueva. Una expresión de alivio y asombro en su rostro.
Un torrente de emociones lo inundó mientras Dabi procesaba el significado de sus palabras.
—No sabía cómo… Tenía miedo de arriesgar nuestra amistad; eres… eres increíble y no quería perderte —admitió, sintiéndose más ligero mientras esos temores se esfumaban.
Las luces volvieron a brillar alrededor de ellos, y Shoto se acercó, extendiendo la mano hacia él.
—Dabi, no tienes que tener miedo. Este es solo el comienzo, y yo… también siento lo mismo. — Su voz era suave, pero firme, llenando el aire con una esperanza renovada.
Era un momento de belleza pura, un instante en el que el mundo se detuvo. Dabi sintió como si todo su ser viniera a la vida en ese instante, una mezcla de amor y aceptación que lo rodeaba. La multitud estalló en júbilo, celebrando el nuevo capítulo que acababan de presenciar.
Tomando la mano de Shoto, Dabi sintió que, por fin, había encontrado su lugar en aquel entorno tan caótico. Todo su ser resonaba con cada rayo de música, cada latido compartido. El amor no solo era un riesgo, sino una aventura, y estaba listo para seguir el camino que se extendía ante él.
El resto de la noche se trató de risas y baile, pero también de complicidad. Estaba claro que las cosas nunca volverían a ser como antes, y esa idea lo llenaba de una euforia indescriptible. Después de todo, el amor verdadero no era solo sobre arriesgarse, sino también sobre la alegría de descubrir juntos, de abrirse al otro y dibujar nuevos caminos en el corazón.
Mientras la lluvia seguía cayendo afuera, Dabi supo que había elegido bien su camino. Ese lugar lleno de luces, música y amistad, se había transformado en un refugio donde su verdadero yo podía florecer. Y con Shoto a su lado, quizás el futuro estuviera más lleno de posibilidades de lo que jamás había imaginado.
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Enamorado de mi mejor amigo de la infancia ;Dabitodo
RomanceLa historia es Dabixshoto solo que en esta ocasión dabi no es villano y está en la U.A estudiando junto con shoto