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Los días siguientes fluyeron con una mezcla de emoción y nerviosismo. La relación entre Dabi y Shoto, ahora más que amigos, se volvió el tema central de sus pensamientos. Cada mirada cómplice, cada pequeño gesto, estaban imbuidos de una nueva carga emocional. A pesar de la felicidad que sentían, Dabi no podía evitar una ligera inquietud sobre lo que sus sentimientos significaban para los demás y cómo sus amigos podrían recibir la noticia.

Una tarde, mientras estaban en la sala de entrenamiento, Dabi decidió que era tiempo de hablar con sus compañeros de la U.A. sobre su relación con Shoto. Mirando su reflejo en el espejo de la sala, se sintió más seguro que nunca, así que tomó aliento y se giró hacia Shoto.

—Oye, creo que deberíamos decírselo a los demás. No puedo seguir ocultando esto. —Su voz era firme, aunque sentía un ligero cosquilleo en el estómago. Las palabras habían salido de su boca con sinceridad, revelando el deseo de llevar su relación a un lugar más visible, no solo para ellos, sino también para sus amigos.

Shoto lo miró, asintiendo con comprensión. Sabía que este era un paso importante, no solo para Dabi, sino también para ellos como pareja.

—Tienes razón. Pero no quiero que te sientas presionado. Podemos hacerlo a nuestro ritmo.

Dabi sonrió, agradecido por la consideración de Shoto. Sin embargo, su mente no dejaba de girar en torno al momento adecuado. "Tal vez después de la práctica", pensó, decidido a dar el paso.

Después de un intenso entrenamiento, los chicos se habían reunido en el vestíbulo, cansados pero llenos de energía. El ambiente era relajado, lleno de carcajadas y bromas, lo que no podía haber sido un mejor momento para revelar su secreto. Dabi se sintió un poco menos nervioso viendo la camaradería que había entre ellos. En esa atmósfera de amistad, el peso que llevaba en su pecho parecía aligerarse un poco más.

Dabi se acercó a la esquina del grupo, con Shoto a su lado. A medida que la conversación continuaba, su corazón latía con fuerza en su pecho. Necesitaba un poco de valor.

—Chicos, tengo algo que decirles. —Su voz, pese a la tensión, resonó en el aire como un eco. Todos se volvieron hacia él, algunos con miradas curiosas, otros con una sonrisa en el rostro.

Shoto le dio un ligero empujón, y eso le dio a Dabi la fuerza para seguir. Era como si los ojos de Shoto le enviaran un mensaje silencioso; no estaba solo en esto.

—Shoto y yo… estamos juntos. Más que amigos.

Un silencio tenso siguió a sus palabras. Dabi miró a sus amigos, esperando una reacción que se sentía interminable. El ambiente que había sido ligero y divertido se tornó denso, y el peso de su confesión comenzó a caer sobre él con más fuerza de lo que esperaba.

Fue Bakugo quien rompió el silencio, cruzándose de brazos y mirando a Dabi con una expresión que oscilaba entre sorpresa y desaprobación.

—¿Qué? ¿Desde cuándo te gusta eso? —preguntó, con su tono habitual de brusquedad. Sus palabras resonaban con un aire desafiante, pero Dabi sabía que debajo de esa coraza existía una preocupación genuina.

Dabi sintió que su corazón se hundía, pero antes de que pudiera responder, Shoto hizo un movimiento valiente y respondió con calma.

—Desde hace un tiempo. Dabi y yo hemos estado hablando y, bueno, hemos decidido intentar algo más.

La voz de Shoto fue serena, una roca en medio de un mar agitado. Dabi le lanzó una mirada de gratitud, reconociendo su apoyo incondicional.

Eijiro Kirishima, que había estado observando con atención, rompió el hielo con una amplia sonrisa, casi iluminando la habitación.

—¡Eso es genial! Estoy feliz por ustedes. ¡Deberían estar orgullosos! La vida es corta para no vivir la verdad.

Dabi, sorprendido por la reacción de Kirishima, sintió que la tensión en su pecho comenzaba a desvanecerse. Las miradas de sus compañeros cambiaron, y pronto, otros comenzaron a expresar su apoyo.

—No podemos creer que no lo hayamos notado antes. Ustedes dos tienen una gran conexión —dijo Momo, con una sonrisa comprensiva. Su palabra fue un alivio, como una brisa fresca en un caluroso día de verano.

El grupo pronto estalló en risas y chistes sobre cómo habían sido "demasiado lentos" para darse cuenta. Dabi sintió que la carga de la revelación se deshacía lentamente. La aceptación que recibía era el mejor alivio que podría imaginar. Era como si cada rayo de incertidumbre que había nublado su mente comenzara a despejarse. La risa de sus amigos se mezclaba con el sonido de su propio corazón, marcado por un latido de libertad.

Mientras la conversación fluía y se reían juntos, Dabi sintió una calidez recorrer su pecho. A su lado, Shoto le sonrió, y en ese instante, Dabi comprendió que lo que había comenzado como una confesión temerosa se estaba transformando en un abrazo de amistad, amor y aceptación. El amor que compartían no solo era suyo; pertenecía a su círculo de amigos, a su familia elegida.

Con cada palabra de apoyo, con cada risa, Dabi sintió que no estaba solo en este camino. Había una comunidad lista para respaldarlos, y eso era más de lo que podía haber esperado. Bakugo, a pesar de su actitud ruda, estuvo presente. Cada mirada de sus amigos, cada broma liviana, cada palabra de aliento construía un puente hacia un futuro donde podían ser abiertos y auténticos, no solo entre ellos, sino con todos.

De ese día en adelante, no había vuelta atrás. El amor entre Dabi y Shoto floreció, y aunque sabían que la vida seguía presentando retos, con la experiencia de la amistad y el apoyo de su grupo detrás, estaban preparados para lo que sea que les aguardara en su viaje. A medida que se acercaba el final de la tarde y el sol comenzaba a ocultarse, la luz dorada iluminaba sus rostros, llenando el espacio entre ellos de promesas y nuevas aventuras.

Mientras caminaban de regreso a casa, de la mano, Dabi sintió que no solo estaba construyendo una relación nueva, sino un futuro en el que ambos podrían apoyarse y crecer, más allá de lo que alguna vez imaginaron. Cada paso que daban juntos en ese camino lo llenaba de un sentido renovado de propósito y alegría. Mirando a Shoto a su lado, un sentimiento más profundo se apoderó de él—una certeza de que lo que habían empezado era solo el principio.

Con cada paso, la vida parecía más brillante y llena de posibilidades infinitas, y Dabi se sintió afortunado de tener a Shoto a su lado, dispuesto a enfrentar cualquier tormenta juntos. El mundo se sentía más amplio, y la expectativa de lo que vendría solo hacía crecer su determinación. En los días siguientes, se sumergieron en nuevas experiencias, luchas y celebraciones, cada una más significativa que la anterior, sintiendo que juntos podían conquistar cualquier desafío que la vida tuviera reservado para ellos.

Enamorado de mi mejor amigo de la infancia ;DabitodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora