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Después de la confesión de Dabi, la atmósfera en el bar se volvió electrizante. La música, antes un mero acompañante, ahora parecía resonar con la emoción palpable en el aire. Shoto, aún sosteniendo la mano de Dabi, lo miró fijamente, como si estuviera intentando desentrañar cada matiz de la expresión en su rostro.

—Dabi, ¿estás seguro? —preguntó Shoto, su voz un susurro entre el bullicio. La sinceridad en su mirada le dio a Dabi la fuerza que necesitaba.

—Sí, muy seguro —respondió Dabi, sintiendo cómo la tensión se desvanecía poco a poco. Era un momento de verdad, un momento en el que había elegido ser auténtico.

La multitud comenzó a aplaudir y a animar, creando un ambiente festivo. Dabi sonrió, aliviado por la respuesta de Shoto, pero al mismo tiempo, la ansiedad por lo que vendría a continuación lo invadió. ¿Qué significaría esto para ellos? ¿Cómo cambiaría su amistad?

Shoto, con una sonrisa radiante, se acercó más a Dabi, y en ese instante, todo pareció cobrar sentido. La música se detuvo, y un silencio momentáneo se apoderó del lugar, como si el universo estuviera esperando su siguiente movimiento.

—Quiero que lo sepas —dijo Shoto, su voz clara y firme—. Yo también siento lo mismo. Me gusta estar contigo, y quiero explorar esto, lo que sea que esto sea.

Las palabras de Shoto hicieron que el corazón de Dabi se acelerara. La alegría y el alivio se entrelazaron en su pecho. Era como si un peso enorme se hubiera levantado de sus hombros.

Con la multitud aún animando, Shoto tomó la mano de Dabi y lo llevó hacia la pista de baile. Ahora, no solo eran amigos, sino que estaban dando el primer paso hacia algo más profundo. La música volvió a llenarse de energía, y ambos comenzaron a bailar, pero esta vez, con una conexión diferente, más intensa, más significativa.

A medida que la noche avanzaba, se perdieron en su mundo, riendo y compartiendo momentos. Sin embargo, también había una sensación de vulnerabilidad. Aunque se sentían felices, ambos sabían que tenían que navegar por este nuevo terreno con cuidado.

Fue entonces cuando Dabi se dio cuenta de que su relación no solo había cambiado en el ámbito romántico, sino también en lo que significaba para ellos como amigos. La confianza era fundamental, y ambos se comprometieron a ser honestos el uno con el otro.

Más tarde, mientras se sentaban en una mesa apartada, Dabi miró a Shoto y preguntó:

—¿Y ahora qué hacemos?

Shoto sonrió, su mirada llena de complicidad.

—Primero, disfrutemos de este momento. Luego, podemos hablar sobre lo que queremos. No hay prisa. Estoy aquí contigo.

Dabi sintió una oleada de gratitud. Había dado un gran paso al abrirse, y ahora estaba claro que no estaba solo en este viaje. La conexión que compartían se profundizaba con cada palabra, cada risa, cada mirada.

La noche continuó, y a medida que las horas pasaban, ambos comenzaron a hablar sobre sus sueños, sus miedos y el futuro. Dabi se sintió cada vez más libre, como si las cadenas de la inseguridad se estuvieran rompiendo. La música del bar se convirtió en un telón de fondo para una conversación que cambiaría sus vidas.

Al salir del bar, la lluvia había cesado y el aire fresco de la noche les acarició el rostro. Shoto miró a Dabi y, en un momento de espontaneidad, lo abrazó. Dabi sintió el calor del abrazo, y supo que este era solo el comienzo de una nueva etapa en su vida.

Mientras caminaban juntos bajo las luces de la ciudad, Dabi se dio cuenta de que no solo había confesado sus sentimientos; había comenzado un viaje hacia el amor, la aceptación y la verdadera amistad. Y con Shoto a su lado, estaba listo para enfrentar cualquier desafío que se presentara en el camino.

Enamorado de mi mejor amigo de la infancia ;DabitodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora