Quiero aclarar que no tengo nada en contra de la religióncristiana, en sí, yo formó parte de esta.
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Cesar se encontraba en su habitación, miraba frustrado el techo de su cuarto.
Llevaba más de dos años viviendo junto a Mark, y en esos años la tensión amorosa entre ambos había crecido de manera notoria y significativa.
Y no solo esa tensión, sino también la sexual, los roces y la mezcla de alientos cada vez que uno se acercaba los suficiente al otro, era todo una suma a la insistente vibración en el aire cargadoda vez que estaban por hacerlo.
¿Y por que digo "estaban por hacerlo"?, simple, todo quedaba en roces y besos fugaces en cuanto Mark decidía detener la acalorada sesión de caricias, puesto que apesar de querer algo más que cotianos "Te amo" y besos, había un algo que impidia a Mark continuar.
Y esas eran sus creencias.
Cesar no tenía nada en contra de las creencias de su amado, es más, compartían la misma religión, con la "leve" diferencia que a Cesar solo lo hacían ir a la iglesia los domingos, mientras que a Mark le inculcaron a más no poder las creencias religiosas.
Ya de por sí era un milagro que Mark se hubiese atrevido a tener una relación con Cesar, ya que según palabras de sus progenitores, el amor entre individuos del mismo sexo era un título sucio y promiscuo.
Cesar no tendría problema con los "Lo siento, no puedo llegar a mas" de Mark en esos momentos ciertamente íntimos de no ser porque su novio lo dejara con una jodida e dolorosa ereccion entre las piernas con tan solo unas caricias e besos que llegaban a durar tan solo un minuto.
Y ahí se encontraba, otra vez, con un bulto visible en su pantalón, palpitaba y dolía, lo único que podía hacer era acariciar ese bulto por encima de la ropa.
Mark había bajado para preparar la cena, por lo tanto en cualquier momento el castaño podía entrar a la habitación y encontrar a su querido Torres con un "problemita" entre las manos, ya que Mark parecía tener la habilidad de cocinar en menos de cinco minutos.
Pudo sentir cómo la ereccion palpitante dejaba de dolerle y cuando bajo la mirada pudo notar que el bulto ya no se encontraba allí.
Con un suspiro pesado, se resigno a levantarse de la cama para acompañar a su pareja con la comida.
Mientras bajaba, no podía evitar sentir aún los besos húmedos y cálidos de Mark, aún recordaba cómo el castaño soltaba gemidos muy leves pero audibles, e jadeos tentadores.
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