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—No, eso no...

—¿"Tu sonrisa cálida"?

—No —Jaeyun hizo una mueca—. ¿Puedes agregar algo sobre su personalidad?

El castaño caminaba muy rápido, y el de lentes, a pesar de ser más alto, se le dificultaba alcanzarlo. Jaeyun era un atleta, su estado físico era excepcional.

—Sí, pero...

—¿Sunghoon?

Jaeyun dejó de caminar y se giró inquieto.

—Caminas muy rápido —el pelinegro se agachó para recuperar el aire—. Yo...

—Sunghoon —el castaño empezó a reír divertido y regresó al otro—. Te decía que podías agregar algo de su personalidad.

—¿Cómo sabes su personalidad si no lo conoces?

El castaño sonrió y no dijo nada.

—Preguntas mucho —hasta que murmuró y tocó la punta de la nariz del pelinegro—. ¿Vamos por un helado? Yo invito.

—¿Helado a las diez de la mañana?

—Ya sabes lo que dicen —Jaeyun dio unos pequeños saltos mientras caminaba. Su cabello relucía más que antes y su sonrisa era amplia.

—¿Qué es lo que dicen?

Sunghoon le miró raro.

—Tú eres el que sabe, eres escritor.

« Quiero irme. Jaeyun es mucho para mí. »

—¡Vamos, Sunghoon!

Al cabo de unos minutos, Jaeyun condujo al chico a una heladería colorida con atracciones dentro. Habían máquinas arcade y cabinas de fotos. La música era animada y las personas dentro parecían optimistas.

Era mucho para Sunghoon.

—Ya regreso, iré a ordenar.

El pelinegro asintió resignado y se sentó en la mesa más alejada de las atracciones. Cruzó sus piernas y sacó una pequeña libreta de su bolsa, allí escribía borradores o posibles escritos que publicaba en un viejo blog que tenía; quería volverlo a activar.

Cuando el castaño regresó con una bandeja en mano, sonrió tímidamente y se sentó en frente del de lentes.

—¿Estabas escribiendo?

—Sí, pero no era nada.

—¿Sunghoon?

El pelinegro subió su mirada.

—La semana pasada recibí otra carta, él hablaba de mi mirada, de cómo era "brillante".

« Sí, eso lo sé, Jaeyun. Yo lo escribí. »

—¿Eso es cierto?

« Espera... está... mierda, ¿está esperando que le responda? »

—S-sí, supongo.

—¿Brillante en qué sentido?

« No me estés jodiendo. »

—No lo sé, deberías preguntárselo al que la escribió.

Jaeyun frunció el ceño y volvió a reír. Esta vez, su risa fue suave.

—Esta semana no recibí cartas.

—A lo mejor ya no le gustas —Sunghoon bromeó pero Jaeyun se quedó callado—. Era un chiste.

Seonho se retractó de confesarse tan rápido, prefirió hacerlo al final de semestre, o eso fue lo que le informó a Sunghoon. Este último simplemente aceptó sin quejarse. Sabía que cuando se graduara, todo acabaría.

—¿Alguna vez te ha gustado alguien? ¿Tienes pareja?

—Sí y no.

Jaeyun asintió.

—¿Sí y no qué?

—Sí me ha gustado alguien y no tengo pareja.

—¿Crees que cuando alguien te gusta, tu inspiración aumenta? Escuché eso en una conferencia que asistí hace unos semestres.

—No sé —Sunghoon resopló—. No lo he puesto a prueba—mintió—. ¿Q-quién es el que pregunta mucho ahora?

Ambos rieron.

—Me agradas —Jaeyun admitió—. Creo que eres una persona muy transparente, y no sé cómo es posible, o por qué me sucede esto, pero, siento que puedo contarte toda mi vida. Eres una persona muy fácil para hablar; aunque no hables casi, eres muy atento, Sunghoon.

—Gracias —el pelinegro bajó la vista a sus manos, sus dedos jugaban entre sí de los nervios—. ¿Puedo preguntarte algo?

—Por supuesto.

—¿Ya nos conocíamos?

sincerely, anonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora