1 | 2. Narcolepsia

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De algún modo, Ace había conseguido mantener en secreto lo grave que era su narcolepsia. Pero había acabado quedándose despierto casi hasta el amanecer después de que Thatch le explicara los formularios para que pudiera terminarlos a tiempo. Luego, por supuesto, tuvo la guardia del día siguiente y siguió sin poder dormir. Consiguió echarse una siesta entre el final de su turno y la cena, pero sólo duró una hora. Entonces algunos novatos decidieron que esa noche era el mejor momento para atacar. Aunque los novatos normalmente significaban que la mayoría de la tripulación podía saltarse el combate, una bala de cañón había atravesado la pared de los camarotes del comandante. Había dejado a Ace con demasiada adrenalina como para poder dormir. Incluso después de quemar la nave de los novatos, seguía sin poder calmarse.

Llevaba más de 48 horas y había dormido unas dos horas en total. Ya se había quedado dormido una vez durante el desayuno en un horrible ataque de sueño, de alguna manera se las arregló para deshacerse de él como el cansancio de la batalla. Después intentó echarse otra siesta, pero la parálisis del sueño le dejó helado durante una buena hora. Sin esperanzas de poder conciliar el sueño.

Agotado, se desplomó en la mesa habitual de los comandantes a la hora de cenar. Gimiendo y frotándose los ojos cansados. Su plato de comida habitual no estaba tan lleno. Apenas tenía energía para comer, lo que ya era preocupante de por sí. No prestó atención a la mirada de preocupación que algunos de los otros le dirigían.

"Pareces cansado Ace ¿estás bien -yoi?" La voz de Marco llega desde su lado, Ace se preguntaba cuándo se había sentado el otro. Hay preocupación en el rostro del rubio, toda ella dirigida a Ace. Suspira: "Estoy bien, anoche no dormí bien". Su respuesta carece de la energía habitual y resulta un poco seca.

Una mano aterriza en su hombro que lo hace saltar. La reacción sólo hace que Marco frunza el ceño. "Hay que reconocer que te has ensañado con esos novatos". Las palabras de Thatch hacen que Ace parpadee y se vuelva hacia el otro hombre. Miró por encima de su hombro y se encontró con la sonrisa del cocinero con el rostro inexpresivo. Estaba demasiado cansado para lidiar con un Thatch sobreexcitado.

"Quizá sólo necesite algo que lo despierte". Thatch enfatiza sus palabras con palmadas en la espalda. Ace fulmina con la mirada al otro, pero éste no parece darse cuenta.

"Ace por qué no tú, Thatch y yo nos juntamos después de la cena-" Haruta es cortado por Marco

"Ustedes tres no causarán problemas". Marco lanza una mirada fulminante a Haruta antes de volver a mirar a Ace. Cruzándose de brazos

"¿Alguno de ustedes recuerda lo que pasó la última vez? ¿Cuando pusiste pegamento de purpurina en el champú de Izo?". Ace se estremece al oír eso. Pensó que habría muerto aquel día. Sacude la cabeza, intentando deshacerse del recuerdo. Se centra en Marco, que no ha dejado de mirarle desde que se sentó a la mesa.

Marco tiene buen aspecto incluso frunciendo el ceño. Tiene las cejas ligeramente fruncidas y las comisuras de los labios fruncidas. Así no da tanto miedo. Cuando Ace lo piensa, en realidad no es más que una madre gallina sobreprotectora. Ja, madre gallina, es gracioso porque Marco es un pájaro. Aunque Ace prefiere ver sonreír al otro hombre.

Está comiendo a un ritmo más lento de lo normal. Se pregunta si podría hacer sonreír a Marco. Hacer desaparecer ese ceño fruncido. Quizá con un beso lo conseguiría. Al pensar en ello, Ace se aparta de su concurso de miradas y se ruboriza ligeramente. Marco, sin embargo, parece tomárselo a mal. Una mano suave le toca la frente y Ace retrocede ante el repentino contacto.

"No tienes fiebre -yoi...". Marco parece concentrarse en sus manos y Ace no puede evitar que el rubor siga bajando. Marco le ha estado tomando la temperatura. Marco cree que se está poniendo enfermo.

Conocer a un Amante - MaraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora