Hyunjin, El mejor amigo de Félix. Eran mejores amigos desde pequeños, soñando con gobernar un reino juntos. Pero por decisión del destino, Félix es separado de Hyunjin debido a un suceso... Un acto? O unas palabras?
¿Que habrá sido de la vida de amb...
Habían pasado algunos meses desde que ví por última vez a Felix. Minho y Han trataron de salvarnos, pero todo resultó mal. Jeongin casi los asesina. Y no se que será de ellos, o si nos olvidaron...
Además, Jeongin me ha estado obligando a seguir sus órdenes sobre los preparativos de la boda a la cuál no quiero que se dé, chantajeandome con hacerle algo a Felix, y nísiquiera sé dónde está.
Hoy es el día de la boda y odio ser yo el que se está casando.
-Hola cariño!!- Dijo Jeongin acercándose a mí para abrazarme, abrazo que rechacé y lo aparté rápidamente.
-No me llames así, ésta boda nunca se tuvo que planear. - dije molesto.
-¿Ah sí? Bueno, que lástima que Felix no podrá verla...- dijo tirándome una pulsera azul, perteneciente a Felix.
-¡¿Qué mierda le hiciste?!- empujé a jeongin.
-Lo sabrás en la ceremonia. -rió el contrario y se fue.
Dejándome con un nudo en la garganta y con ésa pulsera en mí mano, pulsera que me dió Felix en nuestro reencuentro. Pensando en qué momento llegó a éstas circunstancias.
Espero estés bien, pecas. Éso era lo único que pasaba por mí mente. Y ahora estaba por casarme con alguien que odiaba y que solo buscaba venganza.
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Narrador omnisciente
-Jisung, tranquilo, todo saldrá bien.- Dijo el pelimorado al menor.
-Éso espero, no quiero perder a ningún amigo ésta noche.- abrazó a minho.
-Podemos hacerlo, recuerda el plan.-dijo el mayor y Han asintió.
Entraron discretamente por aquel reino desconocido, el cuál tenía una vibra horrible, incluso sus caballos pataleaban constantemente con molestia.
Al llegar, la ceremonia había comenzado, Han se dirigió a la parte trasera del palacio con cuidado y Minho fue tras él.
Hasta llegar a aquella construcción enorme de ladrillos, escoltada por guardias. Y Han se acercó a uno de ellos y rápidamente lo atacó asfixiandolo silenciosamente.
El compañero de éste tomó del cuello al otro escolta para también asfixiarlo, cuándo éste contraatacó golpeándolo con su arma de fuego lastimandole la nariz, haciendo que sangrara.