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... Oops, no hay ingredientes..

—Minho.. —Llamó sin quitar la mirada del refrigerador.

—¿Sí? —Se acercó.

—No hay nada.. —Dijo y se volteó a ver a Minho.

—Mi momento a llegado.. —Contestó Minho y abrazó a Jisung por la cintura y lo apegó más a él, haciendo que se sonroje bastante. —Anda a arreglarte, te llevaré a comer y luego iremos al supermercado.

—¿Y con qué dinero me llevarás a comer, apuesto príncipe? —Contestó y envolvió el cuello del pelinegro con sus calentitas manos.

—Pues.. —Fingió pensar y encontró una respuesta. —Mientras te arreglas iré a mi casa y buscaré dinero, luego vendré y nos iremos a pasar tiempo juntos, ¿Te parece?

—¡Hecho! —Dijo para luego tratar de zafarse del agarre de Minho, pero no pudo ya que este solo lo cargó en su regazo, a veces odiaba ser tan liviano y tener a un novio tan fuerte.

Minho lo miraba con adoración, era tan precioso ante sus ojos que podía para horas admirando su lindo rostro.

Sintió como Jisung envolvió su cintura con sus piernas y lo abrazó por el cuello, quedando en una posición muy linda, cómoda y cariñosa.

Daba suaves caricias en su espalda, mientras que Jisung solo respiraba de forma calmada en su oído, pero era suficiente para sentirse a gusto, era el chico que le gustaba, ¿que más podía pedir?

—Te amo. —Susurró Jisung en su oído.

Minho sintió el susurro recorrer su anatomía, su voz suave en un susurro era tan hermosa, su aliento caliente era tan satisfactorio y el aire rozar con su oreja lo hizo estremecer, más sexy no podía ser.

—Mierda Jisung, no sabes cuanto deseo que me susurres todo el día en el oído. —Dijo y dio varios besos en su cuello, haciendo reír un poco al menor.

Se abrazaron y luego bajó a Jisung y le dio un dulce beso en la sien.

—Voy a ir a mi casa, Sung. —Dijo.

—Está bien, me pondré muy guapo para tí.

Minho se acercó y le susurró al oído. —Siempre eres guapo y sexy para mí. —Dejó un suave besito en su cuello y luego se alejó, admirando el lindo y sumamente fuerte sonrojo en el menor.

—Pareces un tomate. —Musitó Minho y soltó una risita.

—Ya, ya, ve a tu casa, se nos hace tarde. —Dijo mientras empujaba sin fuerza al mayor hacia la puerta.

Minho se despidió con un beso y se fue a su casa, donde apenas llegó, cambió su ropa a una más elegante y bonita, así como era una chaqueta roja con pantalones negros y una camisa blanca, junto a unos zapatos negros limpios y bastante elegantes.

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Una Comedia de Errores 『Minsung』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora