- 09 -

23 3 1
                                    

Era un domingo muy precioso, soleado y no tan caluroso ya que la brisa que hacía, inundaba la ciudad.

Son las 9:30 de la mañana y Jisung estaba acostado en su cama, en el quinto sueño, totalmente dormido, la luz entraba por la ventana directo a su cuerpo, haciendo que el rubio comenzara a sudar del calor.

Jisung estaba tan sumido en su sueño,  que a la tercera vez que tocaron el timbre, apenas se estaba despertando.

Tocaban el timbre cada 2 minutos, y Jisung no había quedado en verse con alguien en la mañana, de hecho, no tenía nada que hacer ese día, por lo que no hizo planes. El rubio se levantó de su cama y talló sus ojos con sus puños, despertándose más, entonces salió de la habitación y fue directo a la puerta más que fastidiado por la repentina visita que estaba recibiendo, y cuando abrió la puerta, supo quien era la persona que la atravesaba.

— ¡Buenos días Sung! —Dijo Minho, quería darle una visita sorpresa a Jisung, pero por lo visto, estaba durmiendo aún.

—Bueno días Min.. pasa. —Saludó Jisung adormilado, dejando espacio para que Minho pudiera pasar.

Minho entró a la casa, seguido de Jisung qué estaba cerrando la puerta de entrada. El más alto fué directamente a la sala, sentándose en el cómodo sofá que recordaba como si hubiese sido ayer cuando se sentó ahí la primera vez, seguía siendo igual de cómodo.

—¿Podrías esperarme aquí un momento? Iré al baño a lavar mi cara, acabo de despertar. —Dijo Jisung, recibiendo una respuesta afirmativa de Minho, entonces se dirigió al baño.

En el baño se lavó los dientes y se lavó la cara. Mientras se secaba con una toalla blanca, sintió como unas manos rodearon su cintura, haciendo que Jisung saltara del susto. Quitó su toalla de la cara y luego miró en el espejo, viendo como un Minho, muy aferrado a su cinturita, sonreía.

—Casi me matas del susto. —Dijo Jisung con la mano en su corazón. —¿Necesitas algo? —Dejó la toalla a un lado y luego agarró las manos de Minho, mientras que el pelinegro disfrutaba del aroma del cuello del rubio.

—Sí, te necesito a ti. —Dijo Minho y dejó un beso en el cuello del menor, haciendo que este se estremezca, le había dado cosquillas.

Jisung se volteó, quedando frente a Minho, mientras que él solo lo miraba con adoración a la vez que acariciaba su estrecha cintura. Jisung miraba atentamente a los ojos de Minho, los cuales brillaban en demasía.

Le encantan esos ojitos.

Jisung se puso algo rojo, por lo que bajó la mirada, dejando esta en los labios carnosos del pelinegro. Estos se veían suaves, el labio superior era más grueso que el inferior, perfectamente coincidía con los labios del rubio, en los cuales el labio inferior era más abultado qué el superior. Minho lamió sus labios por inercia, y luego fue a acercándose lentamente a la carita sonrojada del menor.

—¿Me dejas besarte?—Preguntó en un susurro, uno que a Jisung le fascinó.

—Adelante.

Y sin esperar más, Minho estampó sus labios contra los del menor, sintiendo los suaves y deliciosos qué estos eran, tan apetitosos. Poco a poco el beso fue tomando un ritmo más intenso, tanto que en toda la casa se escuchaban los chasquidos de sus labios y la saliva mezclándose entre sí.

Pasaron como 5 minutos besándose, y solo se separaron 3 veces para tomar aire y seguir con el beso. Cuando este acabó, Minho miró hacia los labios del menor, los había dejado hinchados y rojos, más apetitosos todavía.

—¿Quieres comer algo? —Preguntó Jisung con una sonrisa en su rostro, le había encantado ese beso, pero no más que a Minho.

—Sí, muero de hambre. —Y luego de responder, Lee se acurrucó en el cuello del menor, mientras rodeaba con sus brazos el torso y respiraba el delicioso olor del rubio.

Una Comedia de Errores 『Minsung』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora