La dama enmascarada (Anthony Bridgerton)

Gracias, Benedict

Anthony

El nudo en mi estómago se apretó aún más cuando vi a Lord Knight acercarse a Seraphina, con esa sonrisa segura, la misma que había hecho que tantas jóvenes cayeran rendidas a sus pies. Maldito Knight. Sabía muy bien quién era y lo que hacía. Su reputación lo precedía, y lo último que quería era verlo cortejar a Seraphina.

Antes de que pudiera reaccionar, sentí una mano sobre mi hombro.

—Bridgerton —la voz de Lord Knight era tan despreocupada como siempre—. Parece que esta temporada está llena de sorpresas, ¿no te parece?

Lo miré, sabiendo perfectamente a dónde iba con esa conversación, pero intenté mantener la compostura.

—Claro, siempre lo es —respondí, fingiendo interés.

Él sonrió, echando un vistazo rápido hacia Seraphina antes de volver a mirarme.

—Debo decir que estoy gratamente sorprendido con Lady Bennet —comentó casualmente—. ¿Quién habría imaginado que una joya así había estado oculta todo este tiempo?

Mi mandíbula se tensó. No quería que se refiriera a Seraphina como una simple joya, algo que pudiera ser adquirido o conquistado. Me forcé a mantener la calma.

—Es... una dama única —dije, intentando no mostrar mi incomodidad.

Knight rió entre dientes, como si disfrutara con mi respuesta.

—Y dime, Bridgerton, ¿cómo va tu temporada? —preguntó con una ligera insinuación en su tono—. ¿Tienes alguna dama en mente? —Su mirada volvió a desviarse hacia Seraphina, como si ya supiera la respuesta.

Me quedé en silencio por un momento, intentando controlar la tormenta interna que sentía. ¿Cómo podía decirle lo que realmente sentía por ella sin parecer completamente vulnerable o desesperado?

—Quizá —respondí finalmente, con una sonrisa tensa.

Knight se rió y asintió, como si entendiera perfectamente lo que no estaba diciendo.

—Bueno, sea quien sea, espero que tengas suerte, Bridgerton. Aunque... parece que algunos ya han comenzado a moverse rápidamente —dijo, señalando a Seraphina con la cabeza mientras otro caballero se acercaba a ella para pedirle un baile.

La visión de Seraphina sonriendo a otro hombre, inclinándose para permitir que le llenara su tarjeta de baile, fue la gota que colmó el vaso.

—Disculpa, Knight —dije con un tono más frío del que pretendía, apartándome de él y dirigiéndome hacia Seraphina. No podía quedarme quieto y dejar que los demás la cortejaran como si fuera una más del montón. No cuando sabía perfectamente que ella era mucho más que eso.

Seraphina

Sentí su presencia antes de que siquiera pronunciara mi nombre. Anthony. La sala estaba llena de murmullos, de risas, pero en cuanto él se acercó, todo a mi alrededor pareció desvanecerse. Mi corazón comenzó a latir más rápido, una mezcla de nervios y dolor que no quería volver a sentir. Aún dolía.

Sabía que era inevitable que nos cruzáramos, pero no tan pronto. No estaba lista para verlo, y mucho menos para escuchar lo que tenía que decirme. Especialmente después de lo que había pasado entre nosotros, de lo que no había pasado. La forma en la que me miró esa última vez, como si quisiera algo de mí pero no pudiera, todavía me atormentaba.

—Seraphina —su voz era urgente, casi como una súplica.

Me giré lentamente, ajustando mi velo con las manos, como si de alguna manera pudiera protegerme de lo que venía. Nuestros ojos se encontraron, y durante un segundo, sentí que el tiempo se detenía. En esos ojos suyos había algo que siempre me había cautivado, algo que no podía dejar ir. Pero no podía permitirme caer tan fácilmente otra vez.