white mustang ─ checo pérez

cuatro

Como había suponido la noche anterior  , mi querido hermanito había despertado cuando yo estaba haciendo las maletas y lo primero que fue a hacer fue tirarse de la cama mandándose un golpe con la mesita de noche que estaba al lado.

—¡Auch!—Dijo cuando topo con la punta de este mueble, creo que le quedaría un buen moretón en ese lado. Solté una pequeña risita para volver a mi acción anterior.—¿Cuanto tome anoche? ¿Y por que tengo una planta en partes donde no debería estar?

—Eso tu deberías recordarlo, además eso te pasa por no medir cuanto bebes, ahora tienes que hacer tu maleta.—Cuando le dije eso, se acosto nuevamente en el suelo quejándose de su vida.

—¿Para qué?

—¿Eres piloto de la Formula 1?

—No se.

—¿Como no sabes, Daniel? ¡Parare y ve a hacer tu maldita maleta!—Le tire un zapato que había en maleta que ya no usaría más y los había traído para hacer espacio.

—No quiero, mejor hacela tu.—Me tiro la planta que tenia en su mano-y anteriormente en donde yo no deseaba saber-la cual me pego en la pierna.

—No soy tu maldita sirvienta Daniel.—Le dije mientras le tiraba la planta que me había tirado anteriormente.

—Es que me da flojera, de tan solo verte a ti moviéndote de un lado a otro quiero dormir un año.

—Es tu trabajo, Daniel. Tu elegiste esto.—Le dije mientras cerraba la maleta y la dejaba a un lado de la puerta, junto a algunos bolsos que había dejado anteriormente en las otras horas de dulce sueño del angelito que esta en el suelo de mi habitación de hotel.

—No lo elegí, solamente resulte bueno y pues estoy acá. –Se paro de un salto del suelo y se dirigió al baño que tenia la habitación, para lavarse la cara y hacer quien sabe que.

—Ay aja.

—¿Que "aja", Querida Hermana?—Me dijo asomándose por la puerta del baño lavándose los dientes.

—¿De donde sacaste ese cepillo?—Por que tenía entendido que el unico cepillo que habia en el baño era el mio, y el que proporcionaba el hotel, pero el del hotel tenia una muy mala espina y hizo que lo botara a la basura, por lo que, ese cepillo -creo- es mío.

—Estaba en el mueble, ese feito arriba del baño.—.Definitivamente era el mio.

—¡Ese es mio, Daniel!—Se lo quite de la mano para ir a lavarlo y quizás después tirarlo a la basura-ok-puede que sea mi hermano y todo eso, tengamos la misma sangre, pero nunca querría compartir gérmenes con el, a menos de que se este muriendo.

—Yo como iba a saberlo.—Su boca estaba cubierta por los alrededores de pasta de dientes, haciendo que se fuera a lavar enjuagarse.

—Quizás porque soy la única que vive aquí.

—¿De verdad? Pensé que vivías con Checo, como son tan unidos.—Soltó sarcásticamente viéndome con esa mirada de hermano burlón de anoche, no creía que a su estado podia haber recordado lo de anoche, lo de mi y Checo, porque sinceramente de el robándose una planta de que creo que era una tienda cerrada, no se acordaba.

—Ay no, mejor callate ¿Si?, Y vete a tu hotel que tienes que empacar.—Le dije mientras le tiraba su poleron que estaba encima de la alfombra.

—¿Como piensas que me voy a ir?

—Yo que voy a saber, pide un taxi o no se que, dile a Lando que te venga a buscar.

—Lando a penas despertó hace un segundo, además ¿como te vas a ir tu?—Me preguntó colocándose sus zapatos, que le había tirado anteriormente.