once

450 55 3
                                    

NARRADOR OMNISCIENTE

El lobby del hotel estaba iluminado con cálidas luces que se reflejaban en las superficies pulidas, creando un ambiente tranquilo y elegante. Bianca caminó hacia el área común después de haberse despedido de Daniel y Amelie. Necesitaba un momento para sí misma, para procesar la montaña rusa de emociones que había sido su regreso al mundo de la Fórmula 1.

Max Verstappen estaba sentado en uno de los sofás, con la mirada fija en su teléfono, pero su postura relajada denotaba que estaba esperando algo o alguien. Cuando alzó la vista, sus ojos azules encontraron a Bianca. Había algo en su expresión, una mezcla de sorpresa y cierta incomodidad, pero también un destello de calidez que no había mostrado en años.

—Bianca —dijo él, dejando el teléfono a un lado mientras se inclinaba hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas—. ¿Tomándote un descanso de Daniel y Amelie?

Ella soltó una ligera risa y caminó hacia él.

—Eso intento. Aunque parece que siempre termino encontrándome con alguien del paddock.

Bianca se sentó en el sillón frente a Max. Por un momento, hubo un silencio que ambos intentaron llenar con miradas que evitaban ser demasiado directas. Max estudiaba a Bianca con una intensidad apenas disimulada, como si quisiera leer entre líneas de cada palabra que ella pudiera decir.

—¿Cómo te ha ido? —preguntó ella finalmente, rompiendo la barrera invisible entre ellos. Su tono era casual, pero su curiosidad era genuina.

Max se tomó un momento antes de responder, jugueteando con el anillo que llevaba en uno de sus dedos.

—No me puedo quejar. Campeón del mundo, ¿recuerdas? —Sonrió, pero su expresión se suavizó al notar que Bianca ladeaba la cabeza ligeramente, como si le hubiera dolido no estar presente en ese momento.

—Lo siento por estar ahi, Max. Me hubiera gustado estar para felicitarte. Pero fue bueno ya saber...un año complicado.

Max negó con la cabeza, una sombra de comprensión pasando por su rostro.

—No tienes que disculparte. Entendí por qué te alejaste. Carlos... y todo lo que pasó. Daniel se encargo de contarlo.—Bianca soltó una risa a lo ultimo, claro eso ya lo sabia.

Aunque la mención del pasado hizo que Bianca desviara la mirada, pero rápidamente volvió a enfocarse en él.

—Aun así, me alegra verte en este lugar, Max. Lo lograste, lo que soñabas. Y quién sabe, tal vez este año también termine viéndote como campeón.

La sonrisa de Max se ensanchó, pero había algo más en su mirada ahora: una chispa de nostalgia mezclada con una emoción que parecía más profunda.

Antes de que el silencio pudiera volverse incómodo de nuevo, Fernando Alonso y George Russell aparecieron en la entrada del lobby. Fernando, siempre atento, notó a Bianca y Max juntos.

—Bianca —saludó Fernando, con su habitual tono amable.—. Quiero presentarte a alguien. Este es George Russell, dijiste que no lo conocías, el futuro de Mercedes.

George extendió la mano con una sonrisa cortés, y Bianca, sorprendida por la interrupción, la estrechó con calidez.

—Un placer, George. He oído hablar mucho de ti, y ya se me estaba ansiando conocerte.—George rio a sus palabras para tomar asiento en uno de los lugares en el Lobby para hablar con Fernando y de vez en cuando meter a Max.

La charla ligera con Fernando y George alivió un poco la tensión entre Bianca y Max. Sin embargo, cuando los recién llegados se retiraron, Max volvió a mirarla, esta vez con una expresión más seria.

white mustang ─ checo pérez   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora