nueve

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Daniel habia dicho al principio que Max me vendría a venir a buscar, pero por una rara razón no era el cabello rubio de Max que estaba viendo en mi puerta.

Los ojos de Checo se toparon con los míos en cuanto abrí la puerta de la habitación, podia definir que en su cara se veía la misma cara de confusión que yo la tendría en este momento.

—¿Checo?¿Que haces acá?—Le hable en cuanto mis pensamientos por fin volvieron y pude salir de la confusión.

—Daniel me dijo que Max no podia venir a buscarte y me mando a mi.

—¿Y Daniel no pudo venir?

—Oh lamento ser el que no te esperabas.—Em rastro de confusión en la cara de Checo estaba volviendo por las palabras confusas que estaba soltando, sabia, ni yo misma me estaba entendiendo.

—¡No! Nada de eso, solamente me parece raro.

—Si a mi también me pareció raro que me llamara justo cuando me estaba bañando.—yo a Daniel lo mato.

Discúlpalo, tiene mas sentido del humor que inteligencia.—Sabia que no era yo la que le tenia que pedir disculpas al pobre de Checo por interrumpirlo en su baño.

—La verdad no importa. ¿Ya estas lista?—. Cambio de tema.—Para irnos, porque lo más probable es que empiecen la cena sin nosotros.

—Si, solamente me falta mi bolso.—Señale atrás mío en donde se encontraba en bolso y Checo me dejo el paso listo para poder ir a buscar mi bolso que se encontraba encima de la cama, llevaba todo lo necesario como mi teléfono y algún que otro maquillaje por si acaso.

Cuando estuve completamente lista, fui a donde nos habíamos encontrado solamente hace unos minutos y me hizo una seña para que después ambos saliéramos por la puerta.

—Tendremos que bajar por las escaleras, dijeron que el ascensor esta en reparación.—Lo mire con una cara de sufrimiento asegurada, ósea, estábamos en el piso 3 y yo andaba con unos tacones que no aportaban demasiado con la situación. Vio mi cara de sufrimiento y luego miro mis pies para ver mis tacones. Se rio un poco para después avanzar hacia las escaleras y empezar a bajar.—Es mejor que te apures si no quieres que te duelan más los pies, ven yo te ayudo.—Me extendió una mano con una sonrisa ayudándome a posicionarme en los siguientes escalones, cuando bajamos hacia el siguiente piso su manos todavía seguida tomada con la mía, y eso se repitió en el siguiente hasta que llegamos totalmente al lobby en donde pensé que la soltaría, pero no, su manos siguió entrelazada con la mía hasta llegar a donde había estacionado su auto.

Me abrió la puerta del copiloto para dejarme entras y después darse la vuelta y subirse al volante. En todo este periodo de tiempo—exceptuando el momento que me abrió la puerta—su manos había seguido conectada a la mía, y ese sentimiento de comodidad llegaba instantáneamente, y no sabia que hacer.

—¿Sabes en donde es la cena?—Volteo a verme, mientras encendía el auto.

—Creo que en el mismo lugar que fuimos nosotros.

Frunció el ceño con diversion para poner en marcha el camino.—No son originales.—Solté una risita a sus palabras, para después dejarlo concentrarse en el camino.

El resto del viaje se paso demasiado corto, se podría decir que nuestros momentos después de cada conversación se basaban en un silencio que nuestras respiraciones lo completaban bastante bien, y no había necesidad de hablar para hacerlo sentir cómodo. Pero este fue diferente, el silencio había desaparecido y nuestras voces lo habían llenado hablando de cosas triviales como si acaso teníamos mascotas o habíamos tenido, como fue nuestras niñez o las cosas que hicimos, sabia que el venia de Mexico y por eso lo había hecho que me contara algunas cosas de como eran allá y el pareció encantado de contestar todas mis dudas. Algo que me encantaba de su forma de hablar era ver como se expresaba, sus expresiones lo eran todo, y como reaccionaba a unas cosas que el mismo decía eran simplemente hermosas, no tenia la menor idea de porque me estaba fijando en esas cosas que no tendría que hacerlas, pero por alguna razón me estaba encantando descubrirlas.

white mustang ─ checo pérez   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora