Vicenta: ¡Madre mía!
Juana: Con razón el diamante rosa brilló cuando lo recogiste del suelo por... —hace una pausa y sigue hablando— que solo los SerpiRose, por el diamante rosa, pueden hacer que este brille.
Paulina: Ahora que está aquí —dice a las chicas, pero especialmente a Paula— el cuento a todas que siempre he tenido recelo de mi nombre.
Eliana: Pero hermana, tu nombre es bellísimo.
Paulina: Dime hermanita, ¿cómo te sentirías? —con voz apenada— si tu nombre viene por un sentido de culpa o una forma de buscar redención de tus actos.
Del lado de Jorge, Jhoana y César:
Jhoana: Primo, entonces los papeles de cotejo no valen nada.
Jorge: Claro que valen, prima.
César: Sabe que si Paula hubiera nacido sin el cabello morado —mira a Jhoana y Jorge serio— nunca se hubiera sabido la verdad.
Jorge: Tiene razón o al revés, que nuestra difunta tía Janet hubiera nacido con el cabello morado o rosa.
Jhoana: Hablando serio —mira a los chicos— siempre sentí como si la sangre me llamara —se pone la mano en el pecho— a Paula. Al principio pensé que era mi verdadero yo —sobre su verdadera orientación sexual— pero después me di cuenta que no, que era y es mi sangre.
César: ¿Y quién es la dominante en la relación? —en tono de broma— ¿Tú o Vicenta?
Jorge: ¡Uy, se sonrojó! —siguiendo la broma de César— ¿Acaso te gusta que te dominen?
Jhoana: Entonces aquí estaría Vicenta en mi lugar —mirando a sus primos sin vergüenza— ¡Ahí está la respuesta!
César: ¿Quién lo diría con esa "carita de yo no rompo un plato"?
Jorge: No me lo imaginé nunca.
Jhoana: Sí, señores.
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