Matrimonio De Bodas de Paula y Jorge

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Ceremonia

Sacerdote: Paula Igenur Yung, ¿aceptas a Jorge SerpiRose como tu esposo hasta que la diosa Allessig Adorata desee mantenerlos juntos?

Paula: Sí, acepto a Jorge como mi esposo.

Sacerdote: Jorge SerpiRose, ¿aceptas a Paula Igenur Yung como tu esposa hasta que la diosa Allessig Adorata desee mantenerlos juntos?

Jorge: Sí, acepto a Paula como mi esposa.

Sacerdote: Los declaro esposos, y lo que la diosa Allessig Adorata ha unido, que solo las leyes de *Alsseiadora* puedan separar.

Paula y Jorge: Sapo Sagrado, que así sea.

En La Noche de Bodas de Paula y Jorge

Después de la ceremonia, el castillo de la familia SerpiRose resplandecía bajo la luz suave de las antorchas y el brillo tenue de las estrellas. La noche era fresca, con un aroma a flores del bosque y el murmullo lejano del mar, un recordatorio de la fuerza y el linaje que ambos llevaban.

Paula, envuelta en una capa de terciopelo oscuro, se encontraba junto a Jorge en sus aposentos. La habitación estaba decorada con ramos de rosas y lirios, flores sagradas para la diosa Allessig Adorata, patrona de la unión y la fidelidad en el amor.

Jorge: Papu, esta noche es nuestro primer paso juntos, el comienzo de nuestro propio camino, bajo la mirada de Allessig Adorata.

Paula: Así es, mi Serpiente. Quiero que siempre recordemos esta noche como una promesa de amor y confianza. Que nuestra unión sea tan fuerte como la tierra que sostiene a los Bufonidviolet y tan leal como el océano que defiende a los SerpiRose.

Ambos se abrazaron bajo el cielo estrellado que se podía ver desde la ventana, como si las estrellas fueran las bendiciones de sus ancestros. En la antigua tradición de los reinos, Paula colocó una pequeña figurilla de sapo en el altar junto a la ventana, símbolo de protección y fertilidad.

Pasaron el resto de la noche entre palabras de cariño y sueños compartidos, hablando de las aventuras que enfrentarían juntos. Sabían que esa unión traería desafíos, pero también una fuerza que solo ellos dos compartían. Con sus manos entrelazadas y sus promesas selladas en la quietud de la noche, Paula y Jorge se entregaron al descanso, abrazados bajo la bendición de su diosa y las estrellas que los guiaban en su nuevo camino juntos.

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