Capítulo 05

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Alice



He despertado a las cuatro de la mañana a causa de un sueño, si, un extraño sueño me hizo perder una hora de descanso.

Fue lo más extraño que me haya pasado, vi unas manos que parecían de porcelana y bastante frágiles pero que a su vez eran muy fuertes, estoy cien por ciento segura que no me pertenecían ya que claramente se notaba que son de un hombre al cuál no le pude ver el rostro. Sus manos me acariciaron el pelo, parte del cuello, las mejillas y por último pasó suavemente las llemas de sus dedos por mis párpados cerrados. Me pedía en voz baja que lo mirara pero se me hacía imposible verle el rostro aún si lo intentaba miles de veces.

El desayuno se me va pensando en eso, si soy sincera me asusté un poco pero hacer las maletas siempre me provoca un poco de paz, y no por organizarla- que si es estresante- sino porque significa que tendré mini vacaciones. Ya estoy visualizando la puerta de la casa de mis padres tan amarilla y sin una gota de mugre.

Para mi mala suerte y mi gran poder de no poder llegar a tiempo a ningún lugar tengo que despertar a las cinco de la mañana, el cielo aún se ve oscuro pero aproveché un poco esa hora de sueño perdida para organizar la maleta y no perder el bus. Normalmente no me preocuparía tanto pero es que antes tenía auto y ahora no, si pierdo el bus de las 5:20 a.m tendré que esperar el otro que sale a la una de la tarde.

Maletas listas, ticket del bus listo y yo estoy lista. Veo la puerta de mi apartamento cerrada frente a mis narices y sonrío inconscientemente, bajo las escaleras con mi maleta repleta y la verdad es que sólo me voy 3 días. De camino a la estación me compro un café y un brownie, que me vienen muy bien además de estar muy buenos.

Ya en la estación espero a que anuncien mi bus por los altavoces, ya casi es hora de salir. De sólo pensarlo, en dichos altavoces se oye la voz de una mujer que anuncia:

-El bus destinado a partir a las 5:20 a.m, llama a todos sus pasajeros para abordar ya que estarán saliendo en pocos minutos.

Camino al pasillo que lleva a los buses, busco el bus número 9 y subo en busca de un buen asiento para las cuatros horas de viaje. En pocos segundos el autobús se llena y el conductor pone en marcha el transporte, decido dormir un poco y busco mis auriculares para poner un poco de música.

Mi misión de dormir es frustrada por mi café de hace un rato por lo que me puedo entretener revisando los trabajos finales de la Universidad. Mi querida laptop me muestra la misma diapositiva de ayer, tengo prácticamente el talento del arte nulo y necesito hacer una demostración con dibujos sobre unas células.

Pasan al menos 2 horas y he realizado esos malditos dibujos más veces de las que recuerdo, no he comido nada hasta ahora que busco mis barritas energéticas y mi botella de agua. El viaje se me está haciendo eterno así que me voy por lo más fácil, auriculares en mis oídos y teléfono en mano con YouTube abierto, se supone que podría ver algo muchísimo más interesante pero reproducir documentales sobre lo que tengo que estudiar por ahora está bien.

Mi vista pasa a la ventanilla en algún momento sin darme cuenta, nunca me había planteado mirar el paisaje y la verdad me arrepiento un poco, puedo ver varias colinas a lo lejos reodeadas de lo que parece ser un bosque, es casi como si los árboles estuvieran escondiendo algo.

Toda la flora y fauna pasan muy rápido frente a mis ojos al punto de que no puedo detallar muy bien cada cosa, pero ese cartel lo vi en cámara lenta "Bienvenidos a Los Riscos de la Muerte" me parece raro nunca haber visto eso, al parecer los árboles si guardaban un secreto.

Caminar por las calles de mi infancia siempre me provoca nostalgia pero a la vez felicidad. Me gusta regresar a este lugar y no sólo por mis padres, mis antiguos amigos aún siguen aquí, aunque perdí el contacto con ellos y sin contar que vivimos lejos tratamos de reunirnos cuando vengo de visita.

Mil VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora