30. "Time to run, little mouse"

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CRISTAL

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CRISTAL


Amarrada de pies y brazos contra una silla, me sentía aturdida y desorientada, mi cabeza dolía y sufría punzadas, entretanto, mis extremidades sufrían por la fuerza de las cuerdas, las cuales quemaban mi piel, amenazando con cortarme hasta con el mínimo movimiento.

No sabía en donde estaba, mis ojos y mi boca no habían recibido el mejor trato y ambas partes estaban en cautiva. Solo podía escuchar pasos lejanos y el chirrido de una madera vieja, el tintineo de unas cadenas y el eco de una gotera. Una sensación de desesperación y miedo llenaba mi interior.

Sabía que estaba sola, pero también podía sentir unos ojos mirándome fijamente, perforando mi piel con fuerza y determinación, hasta quemarla profundamente. Reconocía esa mirada. Sabía lo que me esperaba.

Había sido cazada. Perdí. "Estoy condenada a muerte." pensé y sin pensarlo más, comencé a forcejear con la soga que ataban mis muñecas hacia el respaldo de la silla, haciendo lo mismo con mis piernas y la mayoría de mi cuerpo. En el intento, mi piel sufrió por el dolor y el ardor en la misma zona, pero no me importó, ni siquiera cuando un caliente líquido comenzó a caer de aquellas.

Solo quería liberarme.

―Deberías quedarte quieta. ―Esa fría y burlona voz me desconcentró por completo, causando que mi cuerpo detenga su brusco movimiento abruptamente―. Aunque no me molestaría ver tu cuerpo bañado en sangre... ―añadió en un susurro, siempre sarcástico y burlón.

Lo reconocía. Era él. ¿Como nunca me di cuenta antes?

Los pensamientos rondaban por mi mente mientras las lágrimas bajaban de mis ojos. Mis dientes mordieron el pañuelo que cortaba las comisuras de mis labios, buscando silenciar los sollozos desesperados y llenos de terror.

Los pasos se acercaban más, ocasionando un suave eco en el incómodo y pesado silencio que se había formado en el lugar donde estaba presa, uno donde solo se alcanzaba a escuchar mi ruidosa respiración y el ruido de sus zapatos.

Unas manos se posaron suavemente en mi rostro, y sus dedos trazaron mi piel con suavidad, chocando con la humedad y el frío de mis mejillas. Después, fueron hacia mí cabello y lo movieron hacia atrás, guardando los mechones sueltos detrás de mis orejas. Sentí su aliento a menta y cigarrillos golpear mi nariz, no podía verlo, pero inmediatamente supuse que se agachó a mi altura.

Sus dedos bajaron hacia mis labios y lloriqueé cuando lo oí suspirar con lástima. Intenté mover mis muñecas y pies, buscando saltar de las ataduras, pero solo me lastimé más, ocasionando que un quejido de dolor salga de mi boca.

―Shhh... Cristal. ―Agarró mi mandíbula con fuerza y próximamente, sentí su aliento mezclarse con el mío, todavía medianamente ahogado y desesperado―. No busco hacerte daño, solo quiero que seas mía. ―declaró con una fría ternura en su voz, intenté separarme, pero solo provoqué que el intensificara su agarre bajo mi mandíbula, ahorcándome un poco.

𝙈𝙔𝙎𝙏𝙀𝙍𝙄𝙊𝙐𝙎 𝘽𝙊𝙔 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora