27. "Oh, I fell into your trap"

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NARRADOR

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NARRADOR

Al borde del descontrol, estrelló su puño contra la metálica mesa, derramado ira con su mirada y las facciones tensas de su rostro; su mandíbula marcada, su ceño fruncido y sus labios tensos decían mas que mil palabras, hasta que liberó un gruñido y dió la espalda, buscando calmar su respiración y también, disimular sus nervios.

«Maldita sea, ¿Por que me pongo así?» Pensó con rabia. Nada tenía sentido... El no podía sentir, para el, ningún sentimiento existía y solo eran falsas emociones para cubrir la verdadera frialdad del ser humano. Pero la vida y el destino que lo llevó hasta aquí, comenzó a jugar con el hasta provocar tales detalles. ¿Curioso, no?

―Jefe, mantenga la calma. Pronto será suya.

Uno de los suyos intentó tranquilizarlo a sus espaldas, el asintió lentamente con su cabeza y su lengua jugueteó con su labio inferior, chocando con su colmillo también, buscando tranquilizarse mientras frotaba su frente con torpeza.

―Eso espero. ―susurró por encima del ruido de su respiración. Su corazón vibraba, no por amor, sino por ira, por celos, por la sed de demostrarle que tan malos son sus pasos.

Domarla. Sentir ese curioso poder sobre ella. Eso quería.

―¿Por que no deja que vayamos por ella, jefe?―interrogó el hombre curioso a sus espaldas, y casi tembló de miedo cuando aquél, volteó hacia el con una postura prepotente y desafiante, con una oscuridad y rudeza en sus ojos que jamás antes había visto, solo cuando lo veía asesinar.

Quien diría que una mujer lo ponía así.

―Porque es mi jodido juego y yo soy quien maneja las reglas. Ella ya es mi títere y sé lo que hago. ―especificó con una voz grave y fuerte, apretó la mandíbula al volver a recordar las imágenes de hace rato, y para distraerse, decidió empezar a afilar unos cuchillos, alejándose del centro de la bodega―. Mueve el culo y averíguame todo de ese imbécil. ―ordenó entretanto caminaba, con una actitud fría y una mirada cruel.

El hombre que lo veía alejarse desde el otro lado de la mesa, no tuvo de otra más que asentir y cumplir con su orden, salió de la bodega en cuestión de minutos, terminando por dejar al misterioso chico solo y sumergido en sus propios pensamientos.

Las imágenes rondaban por su mente una y otra vez, fotografías en las cuales ella estaba a una peligrosa cercanía del chico que claramente no tenía intenciones amistosas; pero qu aún así, ambos parecían mirarse de la misma manera, como si un ambiente caliente y tenso los envolviera.

𝙈𝙔𝙎𝙏𝙀𝙍𝙄𝙊𝙐𝙎 𝘽𝙊𝙔 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora