Capítulo 24

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Jennie se dejó caer sobre el pecho de su alfa el medio de un suspiro.

—Estoy tan cansada...ㅡse acomodó mejor sobre su esposa a la vez que sentía pequeñas caricias que generaban suaves ronroneos.

—Debes tomarte un tiempo, amor... los niños pueden ayudarnos con Lexie.

—Lo sé pero mi loba no estaría tranquila si dejo a mis bebés.

—Jen, no los estarías dejando, solo debes descansar o el estrés será demasiado.

Lisa besó suavemente entre su cabello, deleitándose con el aroma de la lavanda entrelazandose con el suyo propio.

Su omega estaba fatigada, estaban siendo unos meses muy duros en dónde toda la casa estaba sumamente revolucionada.

La fiesta de graduación de los mellizos era hoy en la tarde, por lo que todo el tema de la compra de trajes y vestidos había sido una tarea increíblemente exhaustiva.

Louis se había decantado por un traje rosa en satén pero que en el lugar de un pantalón se encontraba una media falda, todo esto junto a un par de zapatos de tacón. Luca, por otro lado, había optado por un traje a juego pero con pequeñas flores y sus amadas botas doradas.

Jennie, en cambio, vestía un suave vestido color manteca y Lisa un traje de dos piezas gris oscuro. Lily, un mono de dos piezas largo en negro y Lexie un diminuto vestido de brillitos rosados.

Toda la familia estaba abocada a dicho evento. Louis corría nervioso por toda la casa intentando terminar de prepararse, Luca, sin resultado alguno, trataba de tranquilizarlo.

—Mami, necesito tu ayudaㅡLouis entró a la habitación de ambos luego de golpear levemente la puerta.

Jennie suspiró suavemente para que su hijo no lo notara y luego se giró con una sonrisa en su rostro, la mejor que pudo fingir.

—Dime, amor.

—No sé que hacer con mis rizos... están indomablesㅡlloriqueó el omega menor.

Lisa sonrió de lado antes de apretar las caderas de su propia omega levemente e intervenir en la conversación.

—Yo puedo ayudarte con eso, dejemos que mamá descanse un poco más.

Madre e hijo, se encaminaron a uno de los baños para intentar controlarlos.

Jennie se sentó contra la cabecera de la cama sumamente fatigada. Pronto Lexie comenzó a llorar haciendo que el naciente dolor de cabeza incrementara. De igual forma, la tomó entre sus brazos a sabiendas que lo que su hija tenía era hambre. Desabrochó su vestido y luego el sostén, enseguida Lexie estaba bebiendo. Era doloroso en un principio pero luego de cuatro hijos la costumbre ya había hecho de las suyas.

Paseó su dedo de arriba a abajo por la pequeña curvatura que la nariz de Lexie formaba. Era una niña preciosa, más de uno se lo había recalcado, pero en el caso de que nadie se lo hubiera dicho, para ella sus hijos siempre serían los seres más bellos del planeta.

No había forma de no caer por un Manobal-Kim, cada uno de ellos no era solamente atractivo físicamente sino que tenían sus pequeños detalles que los hacían únicos, y al fin y al cabo de eso se trataba, de saber apreciar la belleza interna. Lo físico termina quedando obsoleto con el pasar de los años.

A los poco minutos Lexie ya estaba satisfecha y una vez cambiada y en su vestido, Jennie la dejó con alguno de sus hermanos para poder terminar de maquillarse..

Lisa había logrado solucionar la situación de su hijo omega por lo que ahora acompañaba a su esposa en la habitación. Jennie le acomodó el traje antes de pararse sobre las puntas de sus pies y dejar un suave beso en sus labios.

¿Se agranda la familia? | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora