Capítulo 22

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Louis fue el primero en entrar a la casa, miró todo a detalle con su ceño fruncido graciosamente. Pateó un par de zapatos fuera del camino, corrió cosas y acomodó otras. Luego lo siguió Luca, repitió el procedimiento y por último Lily con ambas maletas.

Jennie venía un par de pasos detrás, tomaba su vientre bajo, todavía algo hinchado por la reciente incisión y con los puntos aún escociendo. Rio levemente ante las acciones de sus cachorros, que bajó su amorosa mirada de madre enamorada los encontraba sumamente encantadores.

Lisa la siguió de cerca, con una mano en su cintura para evitar que cayera o se desestabilizara, y en la otra cargaba una butaca con Lexie durmiendo profundamente.

—¡Todo despejado!ㅡexclamó Louis con sus manos juntas imitando la estructura de un arma.

—¡Todo despejado aquí también!ㅡLuca le devolvió el grito desde la cocina.

—¡Todo en orden!ㅡLily llamó— puedes venir, mami.

—Muchas gracias, cachorritosㅡJennie besó la mejilla de su hija mayor haciéndola ronronear en el proceso— quiero ir al nido.

Lisa asintió, por lo que Luca tomó el transportador con Lexie en el, todavía conmocionado por lo pequeña y delicada que era, así su mamá podía acompañar a Jennie hasta la habitación. Tardaron un tanto en subir porque la omega castaña se negó rotundamente a que su esposa la cargara, por lo que cada escalón era un martirio.

—¿Estás cómoda, amor?ㅡLisa acomodó las almohadas en su espalda y encendió el aire acondicionado.

—Sí, gracias alfa. ¿Puedes traer a nuestra bebé?ㅡJennie puchereó.

—Dame un segundo.

La alfa revisó una ultima vez que todo estuviera en orden, sus instintos no la dejaban en paz y ni siquiera se había hecho la idea de que haría cuando en un par de semanas más tuviera que volver al trabajo y dejar a su familia. Por suerte, los mellizos todavía no empezarían la universidad hasta en un par de meses, por lo que podrían quedarse con su omega y acompañarla en el proceso.

Volvió a los minutos cargando a la cachorrita contra su pecho y olfateando con fuerza sobre su cabecita. Todavía no llegaba a una conclusión sobre el aroma pero sin duda sería poderoso en un par de años.

Dos alfas más grandes y un omega pequeño la seguían de cerca, no se habían despegado de ninguno de los tres en las últimas horas y para Jennie eso era lo más gratificante del mundo pero para Lisa ya era necesario un poco de intimidad con su pareja.

Sin embargo, no pudo negarse cuando su omega con grandes ojos de cachorro desamparado y atrayentes feromonas apaciguadoras les exigió a todos que se acurrucaran el reducido espacio. Ahora más que nunca necesitaba de todos lo aromas y calores de su manada.

Suspiró contenta y pronto sintió todo el peso de lo que había atravesado la noche anterior. Todavía no caía en la realidad de que su última hija estaba descansando sobre su pecho o de que estuvo a nada de perder la vida. En su momento no le dio importancia y solo quería que su bebé estuviera bien pero ahora descubrió que no quería despedirse de su realidad. Se sentía completa, amada y apreciada y sus cachorritos no merecían quedarse sin su mamá a tan temprana edad.

Una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla, su aroma se agrió y rápidamente tuvo gruñidos y jadeos preocupados a su alrededor.

—Yo... lo siento... estoy bienㅡmurmuró antes de apretar con mayor ímpetu a su bebé.

Lisa lamió su marca haciéndolo jadear, Louis apoyó su cabeza sobre uno de sus hombros y Luca en el otro. Lily se acostó sobre su regazo con cuidado de no tocar la herida de la operación.

¿Se agranda la familia? | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora