Este matrimonio es un chiste si ninguno siente amor.
O acaso ella desea solo sentir el amor de otra persona ?
Diaval un cuervo, la mano derecha de Maléfica se comprometerá arruinar la vida de la reina... si es que no cae en los emociones de ella...
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Cuando Aurora cumplió 20 años, decidió casarse con el príncipe Phillip, pero renunció a gobernar en su reino. Al escuchar la decisión de su hija, el rey Stefan temió que su reinado estuviera condenado a desaparecer, pues no veía otra heredera preparada. Aterrorizado ante la posibilidad de ser juzgado, tomó la drástica decisión de casar a su segunda hija, Pia, a los 18 años, con el príncipe Kit del Reino Unido. Sin pedir la opinión de Pia, el matrimonio fue impuesto.
Pia vivió la boda como un "sueño" pero no exactamente por su felicidad que le generaba aquella situación. Se dejó llevar por lo que su padre le ordenaba y no se opuso alguna de su objeción. En tanto a Kit no podía creer lo perfecta que es su prometida, él era 5 años mayor que ella, pero aún así la amaba y la respetaba como debía, porque a pesar de las órdenes que Él rey le daba, ni él mismo con todo el odio que su padre le daba a su prometida permitió arrebatarle su poca felicidad que aún le quedaba en ella.
—¿DÓNDE RAYOS ESTÁ MI HIJA?–El rey gritó aquellas palabras lanzando una taza contra el suelo asustando a todas las mucamas que estaban a su alrededor.
Stefan estaba acostumbrado a la tardía llegada de Pia pues tenía varias tareas en su día a día, gracias a eso, dormía tarde.
—Dijo que ya venía su majestad.– habló la primer mucama con una temblorosa voz.
Los altos tacones de Pia se escuchaban en los pasillos del palacio siendo seguida por 3 mucamas que necesitaban prepararla para su boda.
Su cabello rubio brillando con los pequeños rayos de sol que pasaban por las enormes ventanales del castillo, su garganta seca por el esfuerzo de su caminata, las prisas no le permitían que se detuviera.
—¡Señorita Evett, deténganse aún no lo hemos puesto los broches de su Corset. –Gritó aquella mucama con una voz agitada, digamos que ella era como su otra madre, siempre estuvo todas las noches a su lado después de la muerte de su madre.
—Ya es tarde, mi padre me matará–Pia apenas articuló una palabra por el cansancio.
—Señorita necesita estos botones. Si no, se le caerá a mitad de la ceremonia, y en ese momento su padre realmente se enfadará con usted.
A pesar de los gritos de la mucama, Pia los ignoró y siguió corriendo con rapidez, tenía que llegar a tiempo para escuchar las indicaciones que su padre siempre le daba al presentarse ante todo el pueblo. Su mal hábito de dormir tarde y no poder levantarse temprano le estaba trayendo consecuencias.
—No puedo creer que mi hija es un completo desastre, esto se irá a la ruina.–masculló enfadado haciendo un ademán con su mano.
