Hola hola como están espero bien.
Si gustan aquí los personajes que aún no tienen una historia.
Barbara, noelle, Fischl, Sacarosa, Mona, Rosaria, Beidou, Ningguang, Xiangling, Xinyan, Xianyun, shenhe, yelan, yanfei, Hu Tao, yun Jin, Ayaka, yoimiya, sara, kokomi, kuki, kirara, collei, candace, dehya, faruzan, layla, charlotte, furina, Chevrouse y chiori.
O si gustan pueden elegir un personaje masculino y lo convertimos a su versión femenina o también algún personaje no jugable, lo que ustedes quieran.
Ahora si gracias por su atención espero disfruten de la lectura.
El día finalmente había llegado. Lynette se encontraba de pie frente a sus hermanos, su habitual expresión tranquila contrastando con la decisión inquebrantable que ahora albergaba en su interior. Sabía que lo que estaba a punto de hacer no solo cambiaría su vida, sino también la de TN, y posiblemente la de todos los que la rodeaban. Sin embargo, no había lugar para dudas; lo había decidido, y estaba lista para enfrentarse a sus propios instintos.
Lynette: Voy a hacerlo —anunció con una serenidad que ocultaba su nerviosismo interno.
Lyney, normalmente juguetón y risueño, mostraba una seriedad que no era común en él. Había entendido desde hacía tiempo lo que estaba en juego. Aunque no quería admitirlo, sabía que no podía detener a su hermana.
Lyney: ¿Estás segura, Lynette? —preguntó su mirada buscando alguna señal de vacilación en ella.
Lynette simplemente asintió, su determinación clara en su semblante.
Lynette: Es mi decisión. No puedo dejarlo solo en esto. Lo he decidido, y lo enfrentaré —respondió con suavidad, pero sin duda alguna en su tono.
Freminet, más callado y preocupado, miraba a su hermana con algo de inquietud, pero también comprendía que cualquier intento de detenerla sería inútil. Lynette había tomado su decisión, y su voluntad era más firme de lo que cualquiera de ellos podría haber imaginado.
Aether, siempre dispuesto a ayudar, colocó una mano en su hombro, dándole una sonrisa de apoyo.
Aether: Buena suerte, Lynette. Si alguien puede hacerlo, eres tú —dijo con calma, intentando infundirle confianza.
Paimon, por su parte, revoloteaba a su lado, claramente nerviosa pero deseándole lo mejor.
Paimon: ¡Por favor, cuida de TN, Lynette! Sabemos que lo harás, pero ten cuidado, ¡ese olor suyo es realmente intenso! —exclamó, con los ojos grandes y llenos de preocupación.
Con un último suspiro, Lynette asintió a ambos y se giró para caminar hacia donde tenía los sellos de la Relajatetera, el lugar donde TN se había refugiado, donde su lucha interna había alcanzado su punto crítico.
El espacio dentro de la Relajatetera estaba cargado de una atmósfera diferente, una intensidad palpable que Lynette pudo sentir tan pronto como cruzó el umbral. El aire estaba denso, casi pesado, y el aroma característico de TN, que antes la había confundido y atraído, ahora la envolvía por completo. Era una fragancia embriagadora, una mezcla de poder, necesidad, y algo profundamente primitivo que hablaba directamente a sus sentidos más básicos.
Lynette respiró hondo, sintiendo cómo su cuerpo respondía a ese olor. Un calor inesperado se encendió en su interior, haciéndola sonrojarse mientras avanzaba. Por alguna razón, sentía que se acercaba a su depredador, pero no cualquier depredador: uno que la deseaba con todo su ser.
