✦𝒁𝒆𝒉𝒏𝒕𝒆.

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POV Bill

Después de la deliciosa cena que compartí con Tom, me duché para limpiar los restos que él había dejado en mí. Salí con una toalla enrollada en mi cuerpo y con otra me secaba el cabello. Mi idea era irme a mi casa porque me lo había prometido a mí mismo, la verdad era que quería estar con Sami.

Cuando mi cabello estuvo medianamente seco, busqué un secador, pero no encontré ninguno. No sé, pero me alegró eso. Si hubiera una mujer en la vida de Tom, habría señales, pero el apartamento siempre lucía como de un soltero.

Sus manos me abrazaron por la cintura y me acercaron a él. Su cabello mojado rozaba con mis brazos, ya que tenía su rostro hundido en mi cuello.

-¿Qué haces? -me preguntó cuando tomé mi ropa interior.

-Me visto, tengo que irme. Ya es tarde.

-Oh, pensé que...

-No puedo quedarme. Tengo unos asuntos que atender.

-Yo también tengo asuntos que atender y después de hoy estaré un poco ocupado y no podremos vernos.

-Sí, yo también.

-¿Si te pido que te quedes, lo harías?

Cuando puso ojitos de cachorrito huérfano y me sonrió, no pude resistirme. Me giré en sus brazos y rodeé su cuello con los míos. Sus manos traviesas levantaron mi toalla para acariciar mi trasero y alzarme, llevándome luego a la cama. Nos arrojamos entre risas y nos metimos bajo la sábana para acariciarnos nuestros cuerpos desnudos, que volvieron a unirse en el acto más íntimo y apasionado.

Nuestros cuerpos se movieron al unísono, nuestros labios se besaron con fervor, y una oleada de calor recorrió mi cuerpo. Tom me miraba con una ternura y devoción que me hacía sentir seguro y amado. Sus manos acariciaban mi piel con suavidad, produciéndome un placer intenso.

El mundo exterior desapareció, y solo existimos Tom y yo, perdidos en nuestro propio universo de amor y deseo. Mi nerviosismo se disipó ante la paciencia y dulzura de Tom, que me guiaba con seguridad y tranquilizaba.

Nuestros labios se besaban con suavidad, sumergiéndome en un sueño de felicidad. Y cuando finalmente nos unimos, una explosión de sensaciones me inundó, como si todo mi cuerpo hubiera despertado a una nueva dimensión de placer y amor.

Tom se durmió de inmediato y yo aproveché para llamar a Nick. Sabía que estaba con su cita, pero debía saber de Sami. Me levanté apartando un poco a Tom, que al instante se dio la vuelta para darme la espalda. Quité la sábana con cuidado, tomé la camisa que él traía puesta y me la coloqué para levantarme. Busqué en mi bolso el teléfono para marcar el número de Nick. Dio varios pitidos y por fin contestó, soñoliento.

-¿Bill? ¿Te piensas quedar con Pitz? -me preguntó bostezando.

-Sí, hay algún inconveniente puede ir a casa, Nick.

-¡Olvidalo! Sami despertará mañana, y cuando llamé a Kevin ya iba a dormir. Le tuve que decir que aún trabajabas en tu oficina.

-No me gusta mentirle a mi bebé.

-Yo tampoco, pero tú mismo serás el que le digas todo.

-De acuerdo, volveré antes de que Kevin llegue del colegio. ¿A qué horas tienes turno?

-Entro al mediodía, pero Axel tiene que estar temprano en la clínica.

-¿Y cómo estuvo?

-Perfecto, este chico es insaciable.

-Nick, lava las sábanas, por favor -dije desesperado, pero él solo rió.

Después de decirle que me llamaría si algún percance ocurría, nos despedimos y regresé a la cama, donde Tom aún no se había movido de su posición. Me metí bajo las sábanas y lo abracé por la espalda hasta quedarme dormido.

 Me metí bajo las sábanas y lo abracé por la espalda hasta quedarme dormido

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La alarma estruendosamente ruidosa sonó. Sentí como Tom se removía de mi lado para apagarla. Traté de levantarme, pero lo volví a atraer a mí y hacerlo tumbarse en la cama.

-Son las 8:00 de la mañana y tengo algo urgente que hacer. Debemos irnos.

-De acuerdo, dame cinco minutos.

-pondré la cafetera- dijo besando mi frente. Se levantó y se colocó su boxer. Lo vi perderse por la puerta mientras yo me incorporaba un poco, recogí mi cabello y entré al baño.

Salí ya listo y bajé hacia la cocina. El olor a café fue lo que hizo que me despertara del todo. Deslicé la puerta y allí lo vi haciendo el desayuno. Giró al sentirme, tomó una taza, sirvió café y me la pasó por la encimera, pronunciando un "buenos días" sonriéndome.

-No tienes secador -pregunté vagamente.

-Oh, no. No utilizo secador. ¿Por qué lo necesitas?

-Sí, por lo bueno. Me recogeré el cabello por hoy.

-Deberías traer algunas cosas personales tuyas aquí -murmuró, sorbiendo un poco en su taza.

-Estás seguro? No quiero invadir tu espacio.

-No es una invasión porque yo te lo estoy pidiendo, Bill.

-De acuerdo -contesté, tomando el plato para empezar a desayunar.

-¿Qué harás hoy? -preguntó para empezar una conversación mientras desayunábamos.

Pero no podía contarle lo de Sami, al menos no por ahora. Muy pronto comenzaría el juicio y allí sí debíamos afrontar a la prensa y a los chismorreos. Seríamos el centro de atención y tendríamos que tomar medidas. Una de esas era preguntarle a Tom si quería estar en medio de todo esto.

-¿Bill, me escuchaste? -volvió a preguntar, al ver que estaba perdido en mis pensamientos.

-Tengo que editar varios manuscritos que dejé pendientes, me tomará algunas semanas... ¿Y tú?

-Tengo un caso delicado y no podré tener descanso en muchos días.

-Ya... entonces te llamaré cuando tenga un espacio libre.

-También lo haré -dijo, tomando mi mano para entrelazar nuestros dedos sobre la mesa.

Después de eso, nos despedimos entre mimos y palabras bonitas. Me acompañó hasta la zona privada de estacionamiento, donde vi varios autos, pero me guió al del tal Saki, que fue el que me trajo a mi hogar.

Entré despacio, pero me topé en la cocina con un chico rubio cantando una canción muy conocida por mí, ya que era mi favorita.

-Hola -pronuncié como saludo, pero él pegó un bote del susto.

-Lo siento por asustarte -murmuré, yendo a la cafetera donde ya lo tenía preparado.

-Lo siento por apoderarme de tu cocina -dijo-, pero debo ir a la clínica y no puedo comenzar sin tomar una buena taza de café.

-Yo tampoco puedo -respondí. Me senté porque me invitó a desayunar, pero como ya lo había hecho con Tom, solo tomé un poco de cereal.

Mientras hablábamos de todo, noté que tenía mucho en común con Axel. Pudimos quedar en salir un día para ir al salón de belleza.

𝑭𝒂𝒕𝒆: ¿ժҽ զմҽ lαժօ ҽsԵάs? [TwcNr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora