La chica nueva

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Puedo ver por la ventanilla del coche como algunos estudiantes caminan hacia el instituto. Algunos van solos pero en su mayoría van en grupos, hablando y riendo.

Y aquí estoy yo, en el asiento de copiloto del coche de mi padre, de camino a mi primer día en mi nuevo instituto, donde no conozco a nadie y, por si fuera poco, hace una semana que empezó el curso y los demás nuevos ya habrán socializado.

¿Por qué empiezo las clases una semana más tarde de lo debido? Porque mis padres enviaron tarde la solicitud de matricula, porque robaron el camión de mudanzas, el cual sigue desaparecido, y porque a mis padres se les antojó hacer en coche todo el trayecto, aun a riesgo de sufrir alguna avería que nos retrasara, cosa que ocurrió.

Cuando me doy cuenta mi padre ya ha detenido el coche frente al enorme edificio y me mira con una gran sonrisa. Yo tan solo puedo mirarlo sin que note mi desacuerdo con nuestro último traslado, asi que le doy un beso en la mejilla y me despido de él a la vez que cargo mi mochila a la espalda.

-Recuerda que ni tu madre ni yo podremos recogerte a la salida así que tendrás que ir andando. Te quiero hija -dice a la vez que arranca y se va.

Genial. Es la única palabra que se me viene a la mente. Que mente más sarcástica tengo.

Intentando no destacar me encamino hacia el edificio, donde unas escaleras llenas de gente hablando señalan la entrada. Las subo sin chocar con nadie y me adentro en mi nuevo instituto.

Un enorme pasillo abarrotado de personas es lo primero que ven mis ojos. Por suerte para mi, Secretaría está a un lado del pasillo. Voy como puedo, esquivando adolescentes alborotados, y tras dar algunos suaves toques en la puerta entro.

Una mujer mayor de unos sesenta años y vestida como una ejecutiva levanta la mirada de un montón de folios y me mira con cara interrogante.

- ¿En que puedo ayudarla señorita...?

-Van Hermun, Murphy Van Hermun - digo tímidamente. Y si lo se, ademas de tener una apellido raro tengo nombre de chico y que además, según las películas, hay una ley con mi nombre que explica que si algo malo puede pasar, pasará. ¿Que originales son mis padres verdad?

- Vaya que nombre más estraño. ¿Es usted nueva, verdad?, recuerdo haber leído su solicitud de inscripción hace poco.

-Así es, vengo desde Minnesota. Quería pedirle mi horario de clases y el número de mi taquilla.

-Ah claro, por supuesto. Aquí tiene, y este es su número, el 256- dice entregándome mi horario y un pequeño papel con el número.

-Gracias- contesto mientras que me doy la vuelta y abro la puerta para salir.

-No hay de qué, señorita-puedo escuchar antes de cerrar y salir al pasillo. Sorprendentemente este está vacío, debió de sonar el timbre mientras que hablaba con la secretaría.

Genial, ahora además de llevar una semana de retraso llegaré tarde a la primera clase. Perfecto.

Voy hasta mi taquilla y dejo allí los libros de las tres últimas materias que tendré hoy, y voy lo más rápido que puedo al aula de Biología. Una vez que llego, toco la puerta y puedo escuchar un "pase", por lo tanto, entro.

Un hombre con cara de pocos amigos me mira fijamente levantando una ceja como preguntando quién soy yo y porque he interrumpido su clase.

-Perdón por el retraso, soy nueva y tuve que ir a Secretaría par...- soy interrumpida antes siquiera de acabar la oración.

-Siéntese donde quiera y no moleste- dice cortante y al instante se da la vuelta para seguir con su explicación.-Como decía, las células están constituidas por numerosos orgánulos...

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