Capitulo 1 |Día de reclutamiento|
Un dragón sin su jinete es una tragedia.
Un jinete sin su dragón está muerto.
—Articulo uno, sección uno del código de jinetes de dragones.
—Juliette—
Me desperté un poco más temprano de lo acostumbrado e inmediatamente revise que cada una de mis pertenencias estuvieran en orden, solo prepare lo esencial, preferí no arriesgarme aunque sabía que podría cruzar el parapeto con más cosas si así lo deseaba. Comencé a dirigirme al baño de mi habitación cuando un extraño sentimiento en mi corazón me obligó a contemplar el precioso amanecer que se alzaba detrás de las montañas, casi al instante quise plasmarlo en un lienzo y desligarme de mis obligaciones, pero sabía que eso era imposible, era la hija del general Melgren y debía de enorgullecer a mi padre, con ese pensamiento en la cabeza proseguí a darme una ducha. Al salir del baño fije mis ojos en el paquete que mi padre me había enviado para este día, al abrirlo deslumbre un uniforme completamente igual al de un jinete exceptuando por su color, algunos podrían tomarlo como un tierno gesto de mi padre al enviarme un uniforme de la misma tonalidad de mis ojos, pero no yo, yo sabia lo que significaba aquel mensaje "aun no posees el honor de portar el negro, debes ganarlo".
Al cabo de unos minutos me encontraba completamente lista, agarre mi mochila y me asegure de tener mis dagas y mis preciados tessen en su lugar, aún puedo recordar la cantidad de veces que le rogué a mi padre que me dejara instruirme en su arte, él no lo encontraba un arma digna para una jinete de dragón pero mi madre siempre me dijo que el ser mortífera y una excelente luchadora no debía de quitarme ni afectar mi feminidad, y me encargue de hacer realidad sus deseos aun después de que Malek se la llevara con él. Amaba mis abanicos, eran azules con un diseño de pequeños dragones y en su radio exterior estaban hechos con placas de hierro que me encargaba de afilar cada dos semanas, en su mango hay un pequeño botón escondido que libera puntas filosas, una verdadera obra de arte que me fue obsequiada por mi madre a mis 13 años pero que no comencé a utilizar hasta mis 15. Salí de mi habitación y me dirigí hacia la oficina de la general Sorrengail, al llegar toque la puerta y espere hasta que se me autorizó a pasar, apenas entre logre sentir la tensión en el ambiente, posiblemente había discutido con alguna de mis primas hace unos pocos minutos pero su rostro seguía impasible.
—General.— dije haciendo el saludo militar que conozco desde que tengo memoria.
— Juliette, descansa, aún no eres cadete, pero estoy completamente segura de que no me desilusionaras, después de todo tu padre y yo te hemos convertido en la excepcional luchadora que eres hoy en día, recuerda, no hay lugar para el error.— habló la Sorrengail mayor en respuesta a su sobrina.
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círculos de traición |Fourth wing|
Fiksi PenggemarJuliette Melgren nació para ser una jinete de dragón y continuar con el tortuoso legado de su padre, entreno toda su vida para ingresar al colegio de guerra Basgiath y mantener su apellido en alto; pero sus planes no incluían enamorarse de una traid...