Lucía y Mateo se conocieron de la manera más inesperada, a través de un amigo en común, y lo que empezó como una conversación casual pronto se convirtió en algo más profundo. Al principio, Lucía solo lo veía como un juego, sin darle mucha importancia, pero con el tiempo, Mateo empezó a ocupar más y más espacio en su mente y en su corazón. Se pasaban horas hablando, viendo películas y quedándose dormidos en videollamadas, como si el tiempo entre ellos no existiera.
Sin embargo, no todo era tan sencillo. Cuando Lucía descubrió que a su amiga Laura también le gustaba Mateo, se sintió atrapada. No quería hacerle daño a su amiga, pero tampoco podía ignorar los sentimientos que cada día se volvían más fuertes. Con el corazón dividido, decidió alejarse de Mateo por un tiempo, creyendo que era lo mejor para todos.
Pero la distancia no ayudó. Lucía extrañaba a Mateo más de lo que quería admitir. Cada vez que escuchaba una canción de amor, su mente volvía a él, a las palabras dulces que intercambiaban y a las risas que compartían. Así que, después de mucho pensarlo, decidió volver a hablarle. Creó una cuenta solo para poder reconectar con él, aunque por dentro estaba llena de miedo y dudas.
Cuando volvieron a hablar, parecía como si todo volviera a encajar. Mateo seguía siendo el mismo chico atento y cariñoso, y una chispa volvió a prender entre ellos. Incluso le dijo en broma:
"Lucía, ¿te gustaría ser mi amiga y en un futuro... mi esposa?"
Lucía se rió, pero esas palabras quedaron grabadas en su corazón.
Todo parecía ir bien, hasta que un día, la mamá de Mateo vio sus conversaciones. No le gustaba la idea de que Mateo estuviera tan cerca de Lucía. Fue así que Mateo, entre la espada y la pared, tuvo que dejar de hablarle. Le dijo que su mamá no estaba de acuerdo con lo que tenían, y aunque él no quería perderla, la situación se volvía insostenible.
Lucía intentó mantenerse fuerte, pero cada mensaje no contestado, cada silencio de Mateo, la hundía más en su tristeza. Un día, mientras veía su perfil de Instagram, puso en su nota de Instagram: "En otra vida o en un futuro". Poco después, vio que Mateo le había dado "me gusta", y aunque ese pequeño gesto le dio un rayo de esperanza, pronto se dio cuenta de que todo había cambiado.
Mateo le envió un último mensaje. No era lo que Lucía quería oír, pero sabía que era necesario. La realidad era que las circunstancias no estaban de su lado. El destino había jugado sus cartas, y por mucho que quisieran estar juntos, las barreras eran más grandes de lo que podían vencer.
Lucía se quedó con los recuerdos, con las palabras que alguna vez le dieron consuelo y esperanza. Cada canción que escuchaba la llevaba de vuelta a esos momentos con Mateo, pero sabía que en esta vida, al menos, no podían estar juntos.
Y así, bajo un amanecer que no traía nuevas promesas, Lucía aceptó que, a veces, el amor no es suficiente para cambiar el destino. Quizás, en otra vida o en un futuro, las cosas serían diferentes. Pero en este, lo único que le quedaba era seguir adelante, cargando con el peso de lo que pudo haber sido.