Durante los últimos meses, tus idas y vueltas al valle de las espinas se habían vuelto más frecuentes. Con el aumento de las guardias fronterizas del lado del Reino del Páramo, tus escapadas se tornaron más trabajosas y cansadas que al comienzo. Sin embargo, no era algo que no pudieses manejar, ya que pese a todo eso, te resultaba relativamente fácil evadir a los guardias despistados.
El evento en el cual tu choza había sido invadida funcionó como un detonante para que las infundadas especulaciones de los aldeanos acerca de las hadas tomarán más relevancia. Pero luego de que tus pertenencias robadas fuesen encontradas en la guarida de una banda de rufianes locales, las especulaciones fueron silenciadas temporalmente. Fue una pequeña chispa, pero las brasas del conflicto aún seguian calientes.
Stefan había estado haciendo un trabajo exepcional luego de haber sido ascendido a capitán de la guardia real, se tomaba su trabajo muy en serio. Tan en serio, que ya casi no tenía tiempo para hablar contigo. En su labor, tenía absolutamente claro que no dejaría que la injusticia tocara a sus seres queridos otra ves, y utilizaría su nueva posición para asegurarse de eso. Ahora pasaba tanto tiempo en el castillo y en las patrullas que en muy raras ocasiones lograbas verlo para siquiera compartir una conversación pasajera.
Internamente rezabas por su seguridad, a la ves que rogabas que captara todas las pistas que le dejabas para que se enterase de tu situación con el pacto feerico. Pero lamentablemente, luego del estallido de la guerra, ya no tenias ni el tiempo ni los recursos para seguir jugando a la búsqueda del tesoro con él. Tu papel como informante ahora jugaba un papel crucial para evitar cualquier enfrentamiento armado entre ambos bandos.
Todo hubiese resultado en un pacífico intercambio de información, a no ser por la nueva petición de la Reina. Petición a la cual sabías que no podrías negarte si querías conservar todas las partes de tu cuerpo.
—¡Vamos! ¡Muévase bastardos! ¡Tres vueltas más!—Exclamó una voz familiar a una distancia prudente—
—¡Si, General!—Respondieron los demás soldados en consecuencia. De aspecto moribundo, cansado y lamentable luego de llevar a cabo aquel infernal entrenamiento espartano.
—Agh...Agh... No corrí tanto ni cuando me escape de ese traficante de esclavos—Comentaste entre las filas de los faes presentes, casi a punto de desfallecer.
—¿Qué?—Preguntó Roxas, corriendo a tu lado apenas agarrando suficiente aire como para respirar.
—Nada—Respondiste a duras penas.
La nueva jugada de la Reina consistía en hacerte parte de sus filas, no sólo como su informante, sino también como su soldado. No entendías los motivos que la llevaron a considerarte una luchadora a pesar de nunca haber tomado un arma en toda tu vida. Pero aquí estabas, entrenando con todos los demás reclutas de nuevo ingreso, apenas llevando el ritmo.
—¡¿A eso le llaman correr?! ¡Mi abuela es más rápida que todos ustedes juntos! ¡Apresuren el paso!—Volvió a remarcar el general de mechas rojas.
—Si, General—Se volvió a escuchar entre los abatidos reclutas, mientras que tú solo te quejaste más fuerte—Aaagh...Me voy a moriiiir...
—¿No crees que te estás excediendo un poco Lilia?—Cuestionó Levan a su más confiable amigo. Llevaban más de 4 horas corriendo, y conociendo a su amigo, era solo el calentamiento—No creo que valga la pena castigarlos tanto solo porque estas molesto de que asignaran a esa mujer humana a tu escuadrón.
—No estoy molesto—Resongó el fae frunciendo el seño—Y es mejor que se desmayen entrenado aquí hoy, a que mueran en el campo de batalla mañana.
—Sabes, hace unos días tuve la oportunidad de compartir unas palabras con su majestad—Comentó el general de Izquierda al observar a los reclutas dar la siguiente vuelta de entrenamiento—Tal parece que aún no confía por completo en su informante, por lo que está usando esto como una excusa.
—¿Una excusa dices? Por favor—Masculló Lilia con una molestia que no engañaba a nadie—Ahora que esta más cerca de conocer nuestras tácticas militares y saber de que recursos disponemos, es más probable que intente delatarnos con los suyos. No necesita hablar del pacto para revelar nuestra información más confidencial.
—Mmh...Por lo que pude ver, ella no sería capaz de delatarnos—Confesó Levan.
—¿Qué te hace pensar eso?—Le siguió.
—Puede que no lo creas pero ella es más inteligente de lo que parece, es demasiado consciente del precio de la guerra, y no está dispuesta a ver sufrir a nadie, ni siquiera a nosotros...—Por momentos el silencio reino entre ambos generales, observando con detenimiento como su informante humana realizaba un avido esfuerzo por no desplomarse en el piso—Increíble ¿no crees? Si fuese tú le preguntaría una o dos cosas acerca de eso.
—¿Por qué sacas de nuevo ese tema? Ya te había dicho que no pienso relacionarme con ella—Contestó el pelinegro, no era la primera vez que su hermano de armas lo incentivaba a entablar una conversación más seria con aquella mujer.
—Sigo pensando que deberías—Mencionó él joven que planeaba emprender su retirada—Ah, casi lo olvido. La Reina también me comentó que pensaba dejarla libre cuando ya no le fuese útil, como pago por salvar a los niños. Pero cambió de opinión, notó que la humana esta tratando de hablar del pacto indirectamente, por lo que decidió que cuando ya no le sirva, simplemente la dejará morir en el campo de batalla.
La expresión sería del fae, se ablandó ante esta revelación, puede que sea cauteloso contigo, pero no te resentía lo suficiente como para desearte la muerte—Quizás tú puedas convencerla de que cambie de parecer—Sugirió Levan divertido.
—¿Y por qué haria algo como eso?—Respondió Lilia.
—Quizás deberías preguntartelo a ti mismo—Rió el segundo al despedirse— No fui yo quien se encargó de escoltarla todo el camino a su casa por el bosque en lugar de simplemente señalizar su camino de regreso.
—¡Levan! ¡¿Tú cómo sabes...?!—Pero para cuando se Volteó, el fae ya se había ido. Debía admitir que su amigo tenía razón, pero ni él entendía porque hizo aquello meses atrás. Rememorando aquel día, no podía dejar de pensar como a aquella humana se le iluminaban los ojos al bailar a la luz de la luna con esas hadas.
Quizás fue un presentimiento, un presentimiento de que esa curiosidad tan inocente y vivida no podría ser fuente de ningún mal. Costaba creerlo, los humanos eran codiciosos y estúpidos por naturaleza ¿que haria diferente a esta de todos los demás de su especie? Pero ese asombro en tu mirada y la calidez con la que interactuaste con las hadas esa noche no mentía. Lilia se negaba a creer en ti, porque sabía que si lo hacía, y luego esa confianza era traicionada, la culpa solo seria suya por dejarse llevar por tu belleza, poniendo demasiadas esperanzas en un vil humano.
El fae dio otra mirada al campo de entrenamiento, observo las caras de los reclutas al borde del colapso, quizás si se estaba excediendo un poco—¡Descansen! ¡Es todo por hoy!—Espetó en un grito.
Un suspiro de alivio masivo hizo eco en el campo, mucho soldados agotados se tiraron al suelo para descansar y tomar un respiro. Tus piernas ardían, se sentían como gelatina, no tenias idea de como fue que aguantaste tanto tiempo corriendo. Trataste de mantenerte en pie, pero el mundo se volvió difuso y tu visión borrosa. Caiste, irremediablemente fatigada, pero no llegaste a tocar el suelo cuando tu instructor de mechas rojizas te atrapó en sus brazos—Yo me encargo de ella, ustedes descansen y los quiero aquí mañana a primera hora. ¿Entendido?
—Si, General— Respondieron con dificultad los soldados al unísono.
En tu inconsciencia, nunca te hubieses imaginado que quien te llevó sana y salva hasta tu hogar esa noche no era nadie más que aquel con quien tanto reñias diariamente. Dejándolo aún más pensativo y confundido que antes—Vaya que me traes problemas humana...Descansa...—Murmuró para si mismo, depositandote en tu cama y desapareciendo en la espesura de la noche.
ESTÁS LEYENDO
*.°•*Una ves en un sueño*.°•* Lilia Vanrouge x Reader
FanfictionLas escenas que alguna vez soñaste en realidad revelaban un pasado desconocido para ti. ~☆ Tras llegar a Night Raven college, estos sueños tomaron una nueva forma y quizás "él" sepa más sobre lo que te está pasando. ¿Será que ese antiguo hada escond...