Capítulo 2: Las amigas

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Mientras me acercaba a la entrada, vi que Rocío estaba allí, mirando a su alrededor con la misma timidez que la primera vez que vino, su nerviosismo era evidente; sus manos estaban entrelazadas y evitaba mirarme directamente a los ojos sin embargo, cuando la saludé con una sonrisa, ella me devolvió el saludo aunque de manera tímida. ~~Hola, Rocío ¿cómo estás? Dije, tratando de hacerla sentir más cómoda. ~~Hola... (respondió en voz baja) estaba... eh, quería preguntar si tienes talco... ¿tienes? ~~Claro que sí! (respondí rápidamente, feliz de tenerla nuevamente como clienta) ven, te lo muestro. La llevé hacia la sección de pañales, donde también teníamos una variedad de productos, incluyendo talcos. Rocío miraba a su alrededor pero algo en su expresión cambió cuando notó un pequeño desorden en la sección. Mi corazón dio un vuelco cuando escuché un pequeño sonido proveniente del baño: eran las risitas de Laura, aún jugando en su mundo de bebé. Intenté disimular, comenzando a hablar rápidamente sobre los talcos. ~~Mira, tengo varios tipos de talcos, este es especialmente bueno y tiene un aroma muy suave, ideal para... Pero Rocío apenas me escuchaba, estaba claramente distraída, tomó un talco, pero antes de dirigirse a la caja, miró hacia el baño y frunció el ceño. ~~Parece que hay alguien en el baño... ¿estará encerrado?

Mis palabras se atoraron en la garganta por un segundo, sin saber cómo reaccionar, me puse nerviosa, intentando encontrar una respuesta adecuada, pero antes de que pudiera decir algo, Rocío, con una mezcla de curiosidad y preocupación, se acercó al baño. ~~¡Espera, Rocío! Intenté detenerla, pero ya era tarde, con cuidado, Rocío empujó la puerta del baño que no estaba cerrada con llave. Cuando la abrió, lo que vio la dejó completamente sorprendida, Laura estaba sentada en el suelo, con su chupon en la boca y sin su ropa de abajo dejando a la vista su pañal claramente abultado, Laura  al verse descubierta, quedó paralizada, con sus ojos abiertos como platos y el miedo evidente en su expresión. Rocío, completamente desconcertada, cerró lentamente la puerta y murmuró. ~~Ay... perdón... no sabía. Sentí cómo me subían los colores al rostro y me acerqué rápidamente a Rocío, tratando de suavizar la situación. ~~Es... es mi amiga (Dije rápidamente) está, eh... bueno, ella está aprendiendo sobre... ya sabes, la experiencia ABDL todo está bien, no te preocupes. Rocío asintió lentamente, aún procesando lo que había visto, no dijo mucho más simplemente pagó por el talco y se despidió con una sonrisa incómoda. ~~Gracias, Naida... nos vemos luego.

Cuando Rocío se fue, dejé escapar un largo suspiro, intentando calmar mis nervios, cerré la puerta tras ella y me dirigí al baño, donde Laura me esperaba aún con el rostro sonrojado por la vergüenza. ~~Se fue (le dije, tratando de tranquilizarla) No te preocupes, lo entendió. Laura me miró con una mezcla de alivio y vergüenza pero entonces, noté algo más: el pañal de Laura había cambiado de color, se veía claramente amarillento, señal evidente de que había hecho pipi en su pañal. ~~ je je je parece que una pequeña bebita ha tenido un pequeño accidente ¿no? Dije con una sonrisa juguetona, intentando aliviar la tensión. Laura, aún sonrojada, se llevó una mano al rostro, avergonzada pero sonriendo. ~~Lo siento... (murmuró) me reí suavemente y me acerqué para acariciarle el cabello, hablándole en el mismo tono cariñoso que había usado antes. ~No pasa nada, bebita, vamos a cambiarte ¿sí? Ambas nos reímos y poco a poco, la tensión del momento fue desapareciendo, volviendo al juego en el que estábamos antes.

Mientras me reía con Laura, me di cuenta de que el momento de jugar como niñas estaba llegando a su fin, ya era tarde y ella lo notó también. ~~ Mmm Naida, creo que es hora de que me vaya (dijo Laura con un tono de disculpa) no me pongas otro pañal, solo mi ropa interior se me está haciendo tarde y tengo que volver a casa. Sonreí y asentí, entendiendo perfectamente, ayudé a Laura a cambiarse, quitándole el pañal con cuidado y poniéndole su ropa interior, se veía más relajada, aunque aún había un brillo en sus ojos que indicaba lo mucho que había disfrutado de la experiencia. ~~Gracias, Naida (me dijo mientras nos acercábamos a la puerta de la tienda) No tienes idea de lo increíble que ha sido esto, no tengo palabras para describirlo... fue más que lindo, fue... increíble, de verdad, gracias. Nos dimos un abrazo cálido y nos despedimos en la entrada. Laura salió caminando hacia la noche, mientras las primeras sombras del atardecer se convertían en oscuridad, la observé mientras se alejaba, sintiéndome feliz por lo bien que la había hecho sentir después viendo que ya no venían más clientes, comencé a cerrar la tienda, las luces del exterior parpadeaban mientras bajaba la persiana y apagaba las luces. Antes de irme, revisé mi propio pañal, el de princesitas que aún llevaba puesto, me di cuenta de que seguía limpio sin embargo, algo dentro de mí no quería irme con el pañal puesto, me daba algo de vergüenza, pensé en quitármelo, pero una pequeña voz dentro de mí me impulsaba a aprovechar el momento, decidí algo tímida conmigo misma, intentar ensuciar el pañal antes de irme, al principio me costó un poco, hice un esfuerzo pero no lograba relajarme lo suficiente sin embargo, después de unos minutos, finalmente lo logré, sentí cómo mi pañal se llenaba con una pequeña cantidad de popó, haciéndolo más abultado y pesado. Sonreí ante la sensación y me dije a mí misma en voz baja. ~~Ahora sí que soy una bebita apestosa... ¿y quién me va a cambiar ahora? Me reí en silencio mientras sentía el pañal cálido y pesado mientras me movía, noté que el pañal se había vuelto amarillo también, la incomodidad había desaparecido y en su lugar, me sentía aún más cómoda, como si realmente estuviera en el papel de una bebé despreocupada. Finalmente, decidí que era hora de cambiarme, me dirigí al baño, disfrutando de cada paso mientras el pañal crujía ligeramente bajo mi ropa. Me quité la ropa con cuidado, deseché el pañal y me cambié a mi ropa normal, sintiéndome renovada y de alguna manera, liberada, terminé de alistarme, apagando las últimas luces de la tienda antes de salir y cerrar la puerta.

Después de cerrar la tienda, caminé tranquila hacia mi casa, el aire nocturno era fresco y me ayudaba a despejar la mente después de un día tan lleno de emociones. Cuando llegué, saludé a mi papá y mamá y me fui directamente a mi habitación, cansada pero contenta, me cambié de ropa y me metí en la cama, lista para descansar. A la mañana siguiente, me desperté sintiéndome algo extraña, noté una sensación húmeda bajo mi cuerpo y al levantar las sábanas, mi rostro se sonrojó de inmediato porque había mojado la cama, me quedé en silencio, completamente avergonzada ¿Cómo había pasado? Me sentía tan avergonzada que no podía dejar de pensar en ello, aunque no tuviera mucho sentido preocuparme tanto. Decidí levantarme de inmediato, tomar las sábanas y la ropa mojada y las metí en la lavadora para que nadie se diera cuenta. Mientras lavaba, intentaba sacarme el rubor de las mejillas. Una vez que todo estuvo limpio y ordenado, me vestí y me dirigí a la tienda, al llegar noté que una vez más, Rocío estaba escondida en la puerta, observándome desde la distancia, la vi de inmediato y aunque trataba de no parecer sorprendida, me acerqué con una sonrisa. ~~Hola, Rocío. La saludé con amabilidad, ella me devolvió el saludo, aunque se veía nerviosa. ~~Solo estaba viendo… Murmuró, evitando el contacto visual, le abrí la puerta y entramos juntas a la tienda, una vez adentro, le pregunté. ~~¿Qué pasa Rocío? ¿Por qué estabas aquí? ¿Todo bien? Rocío se quedó callada un momento y después con la voz temblorosa, comenzó a confesarme lo que la tenía tan preocupada. ~~No me está yendo bien en nada, Naida... (dijo en un susurro) siento que mi vida no tiene sentido, todo son problemas familiares y ya no sé qué hacer.... Le pregunté qué estaba pasando exactamente y Rocío, con la mirada baja, comenzó a explicarme. ~~En casa, mis padres siempre discuten y me ponen en medio, quieren que elija entre ellos. Mi papá me obliga a seguir una carrera que no quiero y mi mamá apenas me habla, solo siento que, haga lo que haga, nunca soy suficiente, me siento sola e inútil... Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y sin pensarlo dos veces, la abracé con fuerza. ~~Lo siento tanto Rocío. Dije suavemente, intentando consolarla. ~~No tienes que enfrentarlo sola, todo va a estar bien, te lo prometo, si necesitas hablar o simplemente escapar un rato siempre puedes venir aquí a mi tienda conmigo.

En ese momento, la puerta de la tienda se abrió y Laura entró, Rocío se sobresaltó al verla, recordando claramente el incidente del baño de la vez pasada. ~~Ay, perdón… no quería interrumpir. Dijo Laura al darse cuenta del ambiente tenso luego las invité a sentarse y las tres nos acomodamos en unas sillas dentro de la tienda. Laura y yo intentamos darle ánimos a Rocío, recordándole que siempre hay formas de salir adelante y que no debe dejarse hundir por los problemas familiares. Después de un rato de charla, Rocío se sintió algo mejor, incluso sonrió un poco, Laura siendo como siempre tan directa, no pudo evitar mencionar el incidente del baño. ~~Oye, Rocío, lamento lo de la otra vez… cuando me encontraste en el baño con el chupón y el pañal, no fue mi intención asustarte. Dijo con una sonrisa traviesa pero sincera. Rocío se sonrojó pero también sonrió, parecía más relajada ahora que todo estaba aclarado. ~~No te preocupes, ya lo superé. (dijo Rocío) Fue... una situación un poquito extraña, pero ahora lo entiendo mejor. Después Laura siempre con su energía contagiosa, cambió el tema rápidamente. ~~A propósito de todo esto... ¡deberíamos hacer una pijamada! Sería genial traer pañales, juguetes, biberones y todo lo que necesitamos para divertirnos como bebitas no creen?

Rocío, aunque tímida, pareció emocionarse con la idea. ~~Podríamos hacerla en mi pequeño departamento (sugirió) es un lugar modesto, pero creo que sería perfecto para algo así. Sonreí, emocionada ante la idea, las tres estuvimos de acuerdo en que la pijamada sería esa misma noche a las 7:00, decidimos llevar pañales, juguetes, biberones y más cosas para convertirlo en una experiencia completa. Una vez terminada la conversación, Laura y Rocío se despidieron y se fueron a sus casas, mientras tanto, yo me quedé en la tienda hasta las 5:00, cuando cerré y regresé a casa, al llegar me senté a cenar con mi papá, ya que mi mamá no estaba. ~~Papá, esta noche no voy a estar en casa (le dije mientras comíamos) voy a hacer una pijamada con unas amigas. Mi papá me miró con una sonrisa, sin hacer preguntas. ~~Está bien, Naida diviértete. Después de cenar, subí a mi habitación para empezar a preparar mis cosas. Metí algunos peluches en mi mochila, emocionada por la noche que nos esperaba.

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