Es por la tarde y hay un cálido sol que calienta el ambiente sin ser agobiante:
-¿Por qué tengo que ir?-enfurruñado.
Elise, que acaba de recogerme y me está acompañando al piso, me dice:
-Porque tienes que salir de esa casa, vieja de los gatos-me da un ligero coscorrón en la cabeza.
Elise, es mi hermana gemela, de ahí que los nombres se parezcan tanto, un regalo del ingenio de mi madre, ahí lo tenéis. Sin embargo, Elise, es muy distinta a mí, ajetreada y con una energía que añade en cada una de sus acciones. Sí, es hiperactiva mientras que yo puedo quedarme quieto durante horas. Hay que añadirle a esto, un precioso cabello rubio más oscuro que el mío y unos ojos rojos que a la luz del sol parecen estar teñidos de un pálido naranja.
Además, ella es mucho más fuerte que yo y un dato curioso, es que su estupenda delantera al igual que su alta estatura, se debe a que en nuestros orígenes ella decidió robarme la musculatura y la altura, por eso me saca una media cabeza, aunque yo mida un metro setenta y cuatro, mientras que ella con su metro ochenta se ve imponente a mi lado. Igual que de pequeños, que ella luchaba por mí en las peleas.
Suspiro algo malhumorado y ella me revuelve el pelo:
-Oh vamos, mi príncipe, te lo vas a pasar muy bien y seguro que conoces a nuevos chicos que pueden darte un buen momento-sonríe.
La miro sonrojado y le grito:
-¡HERMANA!-no me creo que haya dicho eso.
Ella me mira sonriendo, es una preciosa chica con una sonrisa enorme que te hace sentirte genial pero con un gran carácter y a la que no le importa lo que digan de ella, además que pocas veces piensa antes de decir algo:
-¿! QUÉ?!-animada, me grita también-Es verdad, ¿cuánto llevas amargado? ¿3 meses? Dime, ¿en todo ese tiempo no te has dado ningún capricho para el cuerpo? ¿A qué llevas sin hacerlo más de tres meses?-al ver que me he sonrojado se echa a reír-¿! VES!? Para eso te digo que vengas hoy, no seas un mojigato, Ellis, tienes que darle una alegría al cuerpo y seguro que después se te quita esa cara de mal...
Acabo de lanzarme hacia ella para taparle la boca, ya que estaba pasando una anciana con unos niños y en todo caso, esas cosas son vulgares y no deben decirse en la calle:
-Cállate, aquí no puedes decir eso-regaño a mi hermana.
Ella se echa a reír y me coge de las manos para echar a correr:
-Vamos, te voy a llevar de tiendas, y así te regalo algo bonito para esta noche.Yo, que odio las tiendas intento soltarme, pero es demasiado tarde, ya que para cuando me doy cuenta, estoy metido en un probador, con ella, que me está desnudando, mientras la gente de la tienda se nos queda mirando y diciendo cosas raras al verme a mí, sonrojado a mi loca hermana casi dejándome desnudo fuera del probador.
La saco fuera con un ligero tirón de orejas y ella, captando la orden, decide recorrer toda la tienda, mientras espero sentado en el banco del probador, mirándome en el espejo:
-Tampoco tengo esa cara...-un montón de ropa cae sobre mí, enterrándome y la cabeza de mi hermana, sobresale por un lado de la cortina.
Ella, se ríe y me contesta:
-Por supuesto que sí, anda, pruébate eso, a ver que te gusta-sonríe.
Después de media hora, salgo, con una chaqueta negra con botones dorados, que me llega hasta debajo del culo, una camiseta negra normal y unos vaqueros negros, que pegan con mis zapatillas bajas también negras. Mi hermana se me queda mirando y me dice:
-No, aún hay algo que falta para que estés perfecto-sonríe y de repente, una dependienta se me acerca y me mira
Mi hermana se la queda mirando y es entonces cuando le da un sombrero negro, normal:
-Creo que esto le quedará perfecto-servicial.
Mi hermana me lo prueba y creo que se enamora perdidamente de mí, porque me dice:
-Así, sí que vas a poder echar un buen polvo-al oír esto la dependienta, se sonroja y huye disimuladamente mientras yo me avergüenzo de mi hermana, que consigo que pague y que nos vayamos.Y de ahí, al bar Ask Burdel. Para conocer a quién iba a ser el llamado hombre de mis sueños. MI hermana Elise, me llevó fuera de la tienda y nos quedamos hablando un rato más:
-Dime, príncipe, ¿cómo te encuentras?-está preocupada y acaba de apoyar su mano sobre la mía.
Nos encontramos delante de un estanque pequeño en un parque desconocido, sentados en un banco negro. Rodeados de preciosos árboles que nos tapan con sus ojos del ardiente sol:
-¿Ahora te preocupas por lo cómo me siento?-más sorprendido que enfado le suelto.
Ella me da un ligero coscorrón con su frente, apoyándola en mi cabeza:
-Sí, ahora me preocupo por ti-me mira.Entonces, me doy cuenta, del tiempo que ha pasado desde que mi hermana y yo volvimos a hablar, ella ha intentado dejarme espacio, porque sabía que era lo mejor que podía hacer conmigo. Yo fui quién apartó a mi hermana para poder estar completamente solo. Y ahora puedo darme verdaderamente cuenta de lo aislado que he estado durante este tiempo. Miro a mi hermana y le sonrío mientras le acaricio, como puedo, la cabeza.
Pasamos lo que queda de tarde juntos, mientras ella intenta, con pocas palabras, hacerme cambiar de opinión sobre lo de esta noche, para que me lo tome de una mejor forma. Por desgracia, su plan no se cumple y la noche llega antes de que me pueda preparar para lo que se viene encima de mí.
Llego a casa y me preparo para ir al Ask Burdel y así ver a Elise y a su marido, Alan. Me pongo la nueva ropa, agarro las llaves directo a esa movida y ajetreada noche.
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Farolas en la nieve
RomansaCreo que toda historia debe comenzar por alguna parte, y aunque esta ya lleva mucho tiempo avanzada, quizás sea hora de contarla desde algún punto. ¿Por qué no empezamos donde la nieve entierra a las farolas y las melodías de piano llegan hasta cora...