Capítulo 8

56 5 2
                                    

Pasó un día desde el intento fallido de beso que tuve con él, sus palabras resonaban en mi cabeza constantemente generando dudas en donde mi razonamiento resolvía otras. Lo tenía cerca de mí y al mismo tiempo tan lejos, no tenía la valentía de preguntar y la ansiedad se comía mi estómago dejando una sensación de vacío que no podía controlar, ¿qué tenía que hacer?

Masticaba chicle para calmar los nervios que se apoderaban de mi cuerpo, él estaba allí, tenía que disipar esas dudas, tenía que resolverlo de una vez por todas, ¿qué quiso decir con eso? ¿"Qué lástima"? ¿Qué significaba eso? Mi mente daba vueltas entre pensamientos y escenarios que probablemente jamás sucederían, vagaba entre el TV y el sonido del programa que en ese momento estaba viendo.

Suspiré con pesadez, era mejor si olvidaba el tema, jamás tendría oportunidad de hacer nada ni aunque rece todas las oraciones que sabía, ni aunque le pida a todos los santos que conocía que me den una mano para poder lograr lo que quería, König jamás se fijaría en mí, no porque yo no tenga un "buen perfil", sino por mi edad, era claro que yo era lo suficientemente buena para un hombre pero no para uno de su edad.

– ¿Qué tanto piensas? – dijo él interrumpiendo mi mente sobre-estimulada.

– Nada importante, cosas de chicas – respondí.

Él me miró y yo lo sentí en mis entrañas. Se sentó a mi lado y pausó la película que estaba viendo, no podía verlo a los ojos por la mezcla de recelo y vergüenza que sentía cuando se acercaba, no podía superar en tan poco tiempo lo que había sucedido antes de que Frida llegue con sus ataques de adolescente a interrumpir.

– (TN), tenemos que hablar sobre lo que sucedió ayer.

Aunque yo sabía que era inevitable, en el fondo esperaba no tener que lidiar con esta conversación, pensé que él había olvidado todo lo que había sucedido y que podríamos seguir con nuestras vidas como si nada pero también sabía que estaba totalmente equivocada.

– Yo no quise – titubeé – no pienses mal. No le digas a papá, no quiero que te alejen de mí – nuevamente dejé que mis pensamientos tomaran control de lo que decía con mi boca – él me miraba con atención, mi desesperación por escapar de ahí me llevó a colocar mis manos en frente de mis ojos como si de un refugio se tratase.

König me abrazó.

Mi corazón latía con una fuerza exorbitante, no podía controlar mi respiración y terminé empapada en lágrimas que simplemente no podía retener, los sollozos no pasaban desapercibidos, no tenía el control de mi cuerpo y terminé hundiendo mi rostro entre su cuello y su hombro tratando de darle paso a mis sentimientos para que sigan floreciendo y puedan salir de una vez de la cavidad que ellos mismos habían hecho.

– No te preocupes – dijo él quebrando el silencio y posando sus manos en mi cuerpo como si de un objeto de alta delicadeza se tratase – no le pensaba decir de todos modos. Yo tampoco quiero separarme de ti.

En ese momento yo no podía procesar todo lo que estaba ocurriendo, mi mente se nublaba en pensamientos de todo tipo, estaba cegada por el momento y lo único que hice fue aferrarme más a su agarre, sentía sus brazos rodeando mi cintura de forma que ninguno de los dos estaba tan separado del otro pero de nuevo las dudas se apoderaron de mí.

– ¿Qué quieres decir? – respondí sin alejarme de él. Sentí que negaba con su cabeza y me alejé un poco para quedar frente a él con solo unos cuantos centímetros separándome de su rostro.

– Nada – respondió – eres importante, niña – el silencio se apoderó de nuestro espacio, todo parecía estar quieto y dando vueltas al mismo tiempo, si antes estaba confundida ahora lo estaba más – no de la forma en la que piensas – continuó – pero no quisiera que un malentendido separe nuestras vidas.

Curiosidad - König x Fem ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora