Primer día.

9 1 0
                                    

...


Si Ana pudiera describir lo que sentia en aquel momento con alguna palabra, definitivamente sería rabia.
Rabia por simplemente ser tan estúpida y no conectar los puntos cuando todo estaba claro en su cara;
Rabia por tener que aceptar eso y someterse a una situación humillante, todo por culpa de su desesperación por el trabajo que le impedía actuar racionalmente;
Rabia por tener que mirarlo a los ojos y más aún porque la veía como si fuera una enemiga, ya que él fue el verdadero responsable de terminar con aquella relación que tanto se había entregado.
¿Y qué podría hacer para afrontar eso?
¿Qué le diría a Karen?
¿Cómo escondería Luna de Fernando ya que estaban tan cerca uno del otro?
Eso era un verdadero infierno, y si no fuera por los gastos consumidos en el viaje y la mudanza a Nueva York, definitivamente regresaría a Italia y encontraría alguna solución.

-¿Y entonces? ¿Cómo te fue? - preguntó Karen quien estaba sentada en la cama de la habitación jugando con Luna, apenas miró la mujer entrando a la habitación con una cara de terrible.


-Bueno.- dijo sin ningún entusiasmo.
Incluso trató de sonar lo mejor posible, pero no tenía fuerzas, no tenía la capacidad para hacerlo, especialmente con su amiga.

-¡¿Entonces te contrataron?!- dijo con un tono emocionado, arrancando una sonrisa también de Luna, quien se contagió del entusiasmo de la mujer.

-Sí.- dijo forzando una leve sonrisa en su rostro.

Sintió en seguida que su cuerpo era acogido por Karen y Luna, quienes de inmediato abrazaron a la mujer con la noticia.
Ella sonrió aún con más fuerza ante esa escena, realmente estaba destrozada por dentro, y con una angustia descomunal.

-¿Está todo bien? Parece que tienes los ojos inchados. ¿Has llorado?.- Dijo Karen casi en un susurro, tratando de ocultarle su preocupación a Luna.

-S-sí.- tartamudeó pasándose la mano por la frente.- Simplemente cansada.
Voy a darme una ducha- dijo con los ojos nuevamente ardiendo de contener las lágrimas que ya querían caer con fuerza.

Luego entró al baño casi desesperada y poco después de cerrar la puerta se sentó en el suelo con varias lágrimas cayendo por su rostro. Este era un verdadero infierno.
No pudo contenerse durante cinco minutos delante de Karen, no podía ni imaginar cómo haría para convivir con la mujer después.
Estaba acabada, destruida, sus ojos no aguantaban más el llanto.
Solo sintió un pequeño alivio cuando abrió la ducha y sintió las gotas de agua entrar en contacto con su piel, mezclándose con las lágrimas que había derramado, impidiéndole llorar por un minuto.
Permaneció allí durante casi una hora, reflexionando profundamente sobre cada paso que daría a partir de ahí.
No podía contarle a su amiga sobre Fernando, no podía hacer eso, y la mataba por dentro por siquiera considerar ocultarle la verdad, pero era la única opción.
Además también estaba Luna en la historia, y eso la perseguía, porque no quería que el hombre descubriera de ninguna manera la presencia de la niña, sería una verdadera guerra en la justicia, porque conocía su lado paterno y el sueño que tenía en aquel tiempo de tener un hijo.
Eso la hizo llorar un poco más en la ducha, recordando cuando descubrió su embarazo y la indecisión entre llamarlo u ocultarlo, pero decidió seguir la segunda opción tras recordar las imágenes de Fernando besando a otra mujer.
Iba a ser fuerte, no podía perder la postura, ni la confianza que había construido cuidadosamente después de haber estado destruida durante tanto tiempo. Volver a ponerse de pie fue un proceso agotador y no podría imaginar vivir eso otra vez, definitivamente no podría soportarlo.
Se levantó del piso de la ducha después de una hora en aquella posición, solo sintiendo el agua correr por su cuerpo; hizo una pequeña mueca de dolor mientras estiraba su cuerpo, que había quedado en una posición terrible por un largo tiempo.
Pronto se secó y se envolvió el cabello con la toalla y se puso ropa cómoda, ya que luego quería salir a caminar para distraerse y tratar de acostumbrarse a la ciudad que en algún momento se convertiría en su hogar.
Se miró los ojos hinchados por el llanto, y decidió maquillarse ligeramente para disimularlo, arreglarse la ayudaba a sentirse mejor, y eso lo haría.
Sonrió de reojo luego de notar que el maquillaje había ayudado fielmente a disimular la hinchazón y las ojeras, se sentía mejor y un poco capaz de lidiar con Karen luego después de la reflexión que tuvo durante la ducha.

Hoy Me Acordé De Tu Amor. - FeranaWhere stories live. Discover now