Capitulo 11

316 37 16
                                    

Jin

Abro los ojos y la confusión se apodera de mi cerebro nublado. ¿Anoche fue un sueño o una pesadilla? Mientras me muevo, me doy cuenta de que todavía estoy en la cama de Jungkook, pero estoy solo. Las cuerdas y la venda han desaparecido, no hay evidencia que demuestre que lo que pasó aquí anoche fue real.

Me siento y estiro los brazos sobre la cabeza. Estoy adolorido después de estar atado durante tanto tiempo y mi estómago está acalambrado como el infierno. Me doy cuenta de que no he comido desde ayer por la mañana antes de ser secuestrado por ese imbécil. Necesito orinar y necesito comida. Noto que en la silla hay unos jeans y una camisa que se parecen muchísimo a la mía. Debe ser lo que llevaba ayer. Me levanto y voy al baño adjunto ridículamente enorme que es más grande que todo mi departamento. Orino y me lavo la cara. Mirándome al espejo suspiro. Tengo algunos moretones en el costado del cuello que no recuerdo que JungKook haya hecho. Mi cabello parece un nido de pájaro y mi cara parece como si hubiera pasado una noche de fiesta y ahora estuviese sufriendo las consecuencias.

Para ponerme lo más presentable posible, me visto rápidamente sin la ropa interior, que ha desaparecido sospechosamente, y salgo de la habitación. Camino por el pasillo y me doy cuenta de lo loca que es esta casa. Es como retroceder en el tiempo con su elegancia masculina, el mármol y los tonos contrastantes de blanco y negro. Llego a una amplia escalera y un guardia en la puerta principal me mira con lo que sólo puedo describir como una sonrisa espeluznante.

—El Señor Jeon lo está esperando en la cocina.— dice y señala hacia la izquierda. Solo asiento y me pregunto cuánto escucharon anoche. Claramente, por la sonrisa en el rostro del guardia, debimos haber dado una actuación ruidosa. Me niego a sentirme avergonzado. Necesito llegar a casa y salir de esta situación. Esperemos que Jungkook se haya saciado y quiera pasar a la siguiente persona.

Escucho voces en la cocina que dejan de hablar cuando entro; todos los ojos se vuelven hacia mí. JaeHyun quien está sentado a la mesa con una gran taza de café y otros dos chicos. No estoy seguro de sus nombres, pero los he visto por el club, así que supongo que trabajan para los hermanos. Todos me miran como si supieran algo que yo no sé. Cabrones engreídos.

Jaehyun rompe el silencio.

—Buenos días, Seokjin. ¿Cómo te sientes?— Pregunta con la cabeza inclinada y al borde de la risa, como si su pregunta fuera jodidamente divertida.

Entonces decido seguir el juego. No quiero cabrear a nadie, especialmente estando en su casa. Estoy a punto de responder cuando unos brazos fuertes rodean mi cintura detrás de mí de la manera más posesiva. No me alejo, pero me siento tentado a hacerlo, especialmente con toda la atención puesta en mí en la habitación y mis sentimientos confusos sobre lo que pasó ayer.

—¿Estás bien, bebé?— Pregunta JungKook mientras frota su nariz de arriba a abajo por el costado de mi cuello debajo de mi oreja. Dios, se siente increíble. Puedo sentirme hundiéndome en su agarre nuevamente antes de que pregunte—: ¿Café?

Me alejo, giro la cabeza para mirarlo y asiento suavemente. Se acerca al gabinete para traerme una taza, luego se sienta a la mesa y me sirve un café.

—No seas tímido, hermoso, puedes sentarte aquí.

Con aquí debe referirse a su regazo, que está acariciando como si estuviera animando a un perro a acercarse a él.

Lo miro fijamente. A la mierda eso. Deliberadamente me muevo hacia la silla junto a él para sentarme.

—No soy tu perro faldero, JK.

Mi trasero está a medio camino de la silla cuando me agarra la muñeca tan rápido que no tengo tiempo de reaccionar y el bastardo me tira hacia su regazo.

AtrapadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora