Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3: Eɴᴄᴀɴᴛᴀᴅᴀ ᴅᴇ ᴄᴏɴᴏᴄᴇʀᴛᴇ

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Los párpados de Yoko se apretaron levemente mientras ella volvía en sí y despertaba de lo que sentía que había resultado ser un largo sueño.

Lo primero que sus ojos enfocaron, fue una cálida habitación.

Y a su lado, sobre una pequeña mesita de noche, una lámpara iluminaba con luz tenue el cuarto.

—¿Dónde estoy...?

Yoko se removió un poco y luego se reincorporó en la cama que se encontraba, pensando mientras tanto en qué era lo que había ocurrido.

Y como si fuera una descarga eléctrica, repentinamente los recuerdos de todo lo ocurrido llegaron de golpe a su mente, haciéndole agarrar la cabeza con una mano mientras hacía una mueca.

La situación en la que había caído, el incidente que había tenido con aquel hombre, aquella chica que le había ayudado y el dolor en su abdomen... Yoko bajó la mirada mientras apoyaba sobre su estómago una de sus manos, pensando que aquello sí que le había dolido.

Momentáneamente sintió preocupación, pero de manera rápida algo en su consciencia le hizo saber que no había de qué preocuparse.

De ese modo, Yoko terminó por quitar las mantas que la cubrían hasta la cintura y posterior a eso se puso de pie, encaminándose hacia la puerta del cuarto, la cual se encontraba entreabierta, dejando pasar una fina línea de luz.

Al empujar y asomarse hacia el otro lado del umbral, una habitación más amplia e iluminada ocuparon su visión por completo y al mismo tiempo que eso ocurría, un agradable olor a comida fue absorbido por sus fosas nasales, provocando que casi en automático su estómago rugiera en respuesta a ello.

El lugar resultaba ser una sala de estar junto a una cocina abierta, pero Yoko no vió a nadie allí.

Y al acercarse hasta al lugar, solo percibió lo que resultaban ser unos vegetales sofriendo a fuego muy bajo, siendo estos los que generaban ese olor tan agradable. De esa manera, siendo guiada por lo anterior, Yoko se inclinó un poco para sentir de más cerca el aroma, pero mientras estaba en ello, una voz la hizo sobresaltar.

—Oh, ya despertaste.

Al dar un pequeño brinco en su lugar por la sorpresa, Yoko se giró, encontrándose entonces con la imagen de la chica de sus recuerdos.

Ésta le dedicaba una sonrisa mientras secaba sus manos con una pequeña toalla.

—Me alegra que despertaras, la verdad es que me había preocupado —la chica prosiguió hablando.

Yoko honestamente no sabía que decir, las palabras no lograban acomodarse muy bien en su cabeza en ese momento.

Por alguna razón la presencia de la chica provocaba eso.

—E-eh... ¡Muchísimas gracias por haberme ayudado! —fue lo único que terminó diciendo, prácticamente gritando mientras hacia una inclinación.

La otra chica alzó sus cejas, pareciendo divertida ante la manera en que se había expresado.

—Oh, no es necesaria tanta efusividad —la chica alta comentó mientras soltaba una pequeña risa.— No había forma en que no te pudiese ayudar.

Yoko asintió como nuevo signo de agradecimiento mientras se encogía un poco en su lugar y jugueteaba con sus dedos, algo cohibida debido a la torpe forma de expresarse que había empleado.

—Estaba preparando algo para comer, espero que sea de tu agrado.

Y antes de darse cuenta, la chica alta ya se encontraba a su lado, observando lo que estaba cocinándose en ese momento.

Siempre contigo [Fayeyoko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora