▬▬▬ 𝗢𝗟𝗗𝗘𝗥 ▬▬▬
La vida de Neila ha sido solitaria desde
que su madre ya no está, pero todo
cambia en cuanto conoce a Tom Kaulitz,
su nuevo profesor de alemán. A pesar de
la diferencia de edad y las innumerables
reglas que los...
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NEILA POV ⋅₊˚. 📍fiesta
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Ingresamos a la gran casa una vez llegamos, yo iba pegada al brazo de mi amiga Leslie. Ella no podía contener su entusiasmo, con una sonrisa de oreja a oreja mientras movía la cabeza al ritmo de la música que retumbaba en cada rincón. Yo, en cambio, no estaba acostumbrada a este tipo de lugares. Las fiestas nunca habían sido lo mío, Pero está noche eso cambiaría, supongo.
── ¡Vamos a buscar unos tragos! ── me gritó Leslie al oído, forzando su voz por encima del estruendoso ritmo de la música. Sin esperar mi respuesta, me tomó del brazo y me guió hacia la zona de bebidas. Nos sentamos en unas butacas, ella con total confianza y soltura, aveces desearía ser más como ella.
La casa, que más parecía una discoteca improvisada, estaba llena de gente. Música fuerte, luces intermitentes, alcohol por doquier...Me pregunté cómo era posible que los vecinos no se quejaran de semejante alboroto.
Leslie tomó una lata de cerveza y con un gesto despreocupado, me extendió una. La rechacé de inmediato, lo que la confundió.
── No puedo tomar, Less, soy la que maneja ── expliqué, sonriendo con algo de nerviosismo. Ella abrió los ojos como si acabara de recordar ese pequeño pero importante detalle. Inmediatamente, dejó la cerveza y buscó otra lata, esta vez de gaseosa para ofrecérmela con una sonrisa inocente.
── Es Coca-Cola ── me dijo con una pequeña risa, No pude evitar reír también. Le agradecí mientras abría la lata, y con un leve toque, chocamos nuestras bebidas.
Aunque tenía ganas de disfrutar, sabía que no necesitaba alcohol para hacerlo. Manejar me mantenía centrada y recordaba que debía ser responsable, incluso si una parte de mí deseaba romper estas reglas, no era lo correcto.
Observé a mi alrededor: las personas bailaban, reían, cantaban, bebían y algunos hasta se besaban apasionadamente. Todos parecían estar en su propio mundo, divirtiéndose sin preocuparse por nada más, sin vergüenza alguna.
