∆ Capitulo 3 ∆

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Creo que me he pasado un poco con la cantidad de alcohol que he estado tomando está noche, cuando estaba vivo obviamente había un límite al cual llegaba, pero creí que aquí sería distinto, digo... No hay un hígado que se pueda descomponer, por ende, creí que tampoco podría adormecer de esta forma mi cuerpo inexistente.  Pero aquí estaba, sentado en el balcón de mi habitación, observando las estrellas mientras todo me daba vueltas y ni siquiera podía sentir las manos. Un recuerdo de Sammy perdiendo su zapato vino a mi mente, en el momento no me causó gracia por la gravedad de lo que esa situación era, pero en este momento no podía dejar de reír al recordar toda esa mala suerte causada solo por una pequeña pata de conejo.

— Dios, Sammy... — mi risa es interrumpida por un nudo en mi garganta — A la mierda...

Me incorporo de manera torpe, casi cayendo de bruces por el balcón, pero con una sonrisa divertida lleve mis brazos hacia arriba en símbolo de victoria e ingrese de vuelta a mi nuevo cuarto. Busco en los cajones y no logro encontrar ningún pedazo de papel o algún lápiz, pero no me rindo; recuerdo lo que hizo Jack para que aparecieran muebles, imagino que tengo una carta y un lápiz con los ojos cerrados, luego de unos minutos los abro ampliando mi sonrisa, el maldito papel había aparecido.

Tomo asiento en la copia exacta del escritorio que tenía cuando estaba vivo y pienso unos momentos antes de plasmar las palabras que pronto iban a poner mi nueva vida de cabeza. Me toma unos minutos encontrar las palabras exactas que quería entintar en el papel, mi mente recordó la primera vez que ví al ángel que pondría de cabeza toda mi existencia, aquel primer encuentro que me hizo creer en aquello que solo Sammy podía tener fé. Las últimas palabras que firman aquella segunda carta que me atrevía a escribir no acababan de convencerme y de cierta forma, me hacían sentir un poco avergonzado, así que las tacho reiteradas veces y al finalizar ese acto, tiro el lápiz un poco frustrado y muy mareado; me pongo de pie tambaleándome y miro mi vacía habitación, puedo sentir mi soledad por toda la casa, ni un grillo resuena y solo puedo apreciar el silencio que me envuelve, estar muerto era solitario.

— ¿Cass? Sé que me escuchas y quizás también me estés viendo... Si es así ... Diablos... — Suelto una risa con molestia.

Extrañaba demasiado a ese estúpido emplumado pero no me atrevía a decirlo en voz alta, desde aquel día de su despedida nada era igual, no importa cuánto rezara... El no aparecía...

— ¡Maldita sea, estúpido pájaro emplumado!

— No soy un pájaro...

— ¡Mierda! — salto del susto tropezando con mis pies y cayendo al suelo.

— Dean.

Mis ojos se abren de par en par, los cierro un par de veces y los vuelvo a abrir, creyendo que esto quizás sea una ilusión por lo ebrio que estaba, pero por más que pasaba mis manos por mi rostro, aquel hombre parado ante mi con el ceño fruncido y una mueca de confusión en sus labios, no desaparecía. Su rostro seguía siendo el mismo, seguía teniendo la misma forma de su recipiente en la tierra, Jimmy debía andar rondando por el cielo junto a su esposa, entonces por qué...

— Aunque estés muerto... Ver mi verdadera forma no sería agradable para ti... Por eso, tomé la forma con la que estoy más cómodo ante ti...

Responde el emplumado mirándome con seriedad, esa misma expresión con la que me miró el día que nos conocimos.

— Por favor no leas mis pensamientos... — Me pongo de pie tomando apoyo de la cama a mis espaldas y sentandome en ella.

— No es algo que pueda evitar — sus ojos repasaron la habitación y una pequeña sonrisa apareció en su rostro que no pasó inadvertida para mí.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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