╸Una mudanza es un proceso complicado, especialmente para la persona que se muda. Alek, un chico de dieciséis años, recibe la noticia de que se mudará a otro país junto con su tío, quien lo cuida. Alek no tiene más opción que aceptar el cambio. Sin...
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─¡Por fin ya es día de sándwich de mortadela! ─gritó Chug con alegría, alzando las manos.
─No grites, imbécil ─gruñó Alek, con el ceño fruncido.
─¿Me darán sus sándwiches? ─preguntó Chug con entusiasmo, con los ojos brillantes.
─Por supuesto que sí, Chug, después de todo a ti te encanta ─respondió Maple.
─¡Sí!
Los tres se dirigieron hacia la cafetería, recién salidos de su primera clase de matemáticas. Alek y Chug no habían entendido nada, pero Maple sí, ya que había estado prestando atención. Al entrar a la cafetería, se encontraron con que ya estaban sirviendo el sándwich de mortadela. Alek hizo una mueca de disgusto y evitó mirar a los demás mientras comían.
─Otvrashcheniye ─murmuró.
─¿Qué dijiste? ─preguntó Chug, alzando la mirada para verlo.
─Nada ─respondió Alek secamente.
Tomaron las bandejas que estaban en un rincón y se acercaron a la mujer que sufría de elefantiasis. Ella les sirvió el sándwich todo asqueroso y la ensalada, que almenos esta si tenía una buena pinta. Estaban por ir a sentarse hasta que escucharon una voz femenina que los llamaba.
─¡Chicos vengan acá! ─llamo Ashley alzando la mano para que la vean.
Alek, al ver a Larry a lado de la chica, intentó convencer a Chug de que se sentaran en otra mesa, pero sus palabras fueron en vano. Chug, con una fuerza que Alek no le conocía, agarró su brazo y lo arrastró hacia los demás, con Maple siguiéndoles detrás, como una sombra silenciosa que observaba la escena. Alek se debatía en el agarre de Chug, intentando liberarse, pero la fuerza del de cabello verde era implacable.
─Hola chicos ─saludo Maple con una sonrisa.
─Hola Maple, ¿como están? ─pregunto Ashley acercandose a ella.
─Muy bien, ¿ustedes? ─respondio.
─También, ¿y cuéntanos como les fue con el castigo que les dio el profe de educación física? ─pregunto con curiosidad.
─Nos fue...
─Nos fue una mierda, el profesor nos hizo correr sin parar ayer, casi me desmayó ─maldijo Chug, interrumpiendola.
─Chug, no comas con la boca abierta ─dijo Maple mirandolo, con el ceño fruncido.
─Perdón ─ Se disculpó, tragando lo que tenía en la boca─. Alek, ¿me darás tu sándwich?
Alek le entregó su bandeja, sin ganas de comer lo demás. Iba a compartir con Maple el sándwich que le preparó su madre, pero no tenía mucha hambre, algo extraño.
─Hola Alek ─saludo Sal.
Alzó la mirada, y de repente, la seriedad de su rostro se disipó, dejando paso a una expresión tranquila. Le saludó con un movimiento de mano, un gesto casi imperceptible, pero que logró hacer sonreír a Sal, a pesar de que la prótesis no permitía que se notara del todo.
─¿Soy yo o el olor de la mortadela se esta volviendo más asqueroso? ─dijo Ashley con una mueca de disgusto.
