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Zee toqueteó las sábanas de la cama del hotel e hizo una mueca: la cantidad de hilos definitivamente no estaba a la altura de sus estándares habituales

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Zee toqueteó las sábanas de la cama del hotel e hizo una mueca: la cantidad de hilos definitivamente no estaba a la altura de sus estándares habituales. Pero había sido lo mejor que pudo encontrar en este pequeño pueblo, y de todos modos no planeaba quedarse mucho tiempo.

Zee había estado esperando en esta especie de choza, a solo unas pocas horas en automóvil de Chang Mai, no lo suficientemente lejos para su propio gusto, y necesitaba la confirmación de James de que Max lo estaba siguiendo de verdad antes de que pudiera poner kilómetros reales entre él y su compañero. Su compañero que se había visto tan increíblemente hermoso durmiendo, que Zee apenas había encontrado la fuerza dentro de sí mismo para dejar la cama, y mucho menos la ciudad.

Su compañero que debería haber estado en esta cama con Zee ahora mismo, gimiendo mientras montaba la polla de Zee. No a horas de distancia y fuera de su alcance.

Acababa de recibir el mensaje de texto de James, y estaba luchando con su demonio, tratando de resistir el impulso de regresar por donde habían venido. El demonio de Zee nunca fue un fanático de la planificación a largo plazo por encima de la gratificación a corto plazo, especialmente ahora mismo, tratándose de su compañero.

El teléfono de Zee sonó y lo contestó en un instante después de confirmar rápidamente que era la llamada que tanto temía y anhelaba.

—¿Pequeño rey?

Zee había esperado en parte a que James pudiera entretener a NuNew un poco más, encubrir la ausencia de Zee, pero tal vez NuNew había estado sintiendo el tirón de la separación de la misma forma que Zee. Era como un dolor en el pecho del que no parecía poder deshacerse.

—¡¿Te fuiste?! ¿Sin siquiera decírmelo? —La voz de NuNew al otro lado del teléfono sonaba tan enfadada y herida como se lo había imaginado.

La culpa se apoderó de él.

—Lo siento, encanto. Pensé que sería mejor así. De lo contrario, no estaba seguro de poder seguir adelante —Su demonio ya estaba haciendo que fuera un infierno el irse, gruñendo sus protestas y arrojándose contra los barrotes de su jaula interna, tratando de tomar el control.

Mal, mal, mal.

Se volvía más inquieto cuanto más se alejaba del lado de NuNew.

—¿De verdad pensaste que irte sin previo aviso era lo mejor?

—Sabes que esto no significa que te he dejado. No realmente. No para siempre —Oh, Dios, ¿NuNew lo sabría?—. Dime que lo sabes.

—No, no lo sé —La voz de NuNew había bajado de gritar a apenas audible, pero el dolor permanecía. Esto no funcionaría. Zee necesitaba que su compañero lo entendiera.

—Tenías razón, NuNew. Sobre Max. Sobre mi necesidad de tratar con el. Y nunca me perdonaría si te lastimaras en el proceso. Necesitaba estar lejos de ti para hacer cualquier tipo de movimiento.

Destino - ZeeNuNew 🩸1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora