𝐅𝐨𝐫𝐛𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐈𝐈 || 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐧𝐧𝐢𝐞 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐆!𝐏

𝟗. 𝐅𝐞𝐞𝐥𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐟 𝐝𝐞𝐚𝐭𝐡

—Eres una estúpida, Nayeon.— Hoyeon habló con una frialdad cortante, casi escupiendo las palabras. Su voz era baja, pero cargada de veneno, lo suficiente para que Nayeon se estremeciera bajo su mirada penetrante. —Hiciste que Jisoo se sintiera insegura con tus palabras llenas de mierda. ¡Y ahora hiciste que plantara a Lisa en el altar con todos los invitados para que tuviera que lidiar ella sola con ellos!

Inmediatamente, el enfoque de las dos se desvió hacia la imagen más devastadora en la sala: Lisa, quien se había quedado completamente destrozada, sollozando de manera casi incontrolable. Su vestido ahora parecía un peso enorme que la aplastaba emocionalmente. Los rizos suaves de su cabello caían sobre su rostro mientras su cuerpo temblaba con cada sollozo. Era una escena desoladora que contrastaba de manera cruel con la alegría que había estado destinada a reinar en ese día.

Los ojos de Chaeyoung se posaron sobre su amiga más cercana. La lástima y el dolor que sentía al verla en ese estado eran casi insoportables. Sus manos comenzaron a moverse instintivamente hacia Lisa, como si quisiera abrazarla, consolarla de alguna manera, pero en el fondo Chaeyoung no estaba segura de si eso sería lo mejor. Había una fina línea entre ofrecer consuelo y hacer que el dolor de su amiga se hiciera más profundo, y temía cruzarla. Sabía que Lisa era una persona emocionalmente compleja y que a veces, cuanto más se le intentaba consolar, más se hundía en su tristeza. Sin embargo, la idea de no hacer nada la paralizaba. El temor de parecer insensible, fría o distante también la atormentaba.

—Lisa...— murmuró Chaeyoung con su voz apenas audible mientras tomaba suavemente las manos de su amiga entre las suyas. Las sentía heladas, como si toda la calidez que solía rodear a Lisa hubiera desaparecido de su cuerpo.

Los ojos de Lisa se levantaron brevemente para encontrarse con los de Chaeyoung, pero estaban vacíos, como si todo lo que la hacía ser ella misma hubiera sido arrancado de su ser. El dolor en ellos era tan profundo que Chaeyoung sintió un nudo en su garganta. No había palabras que pudieran aliviar la magnitud del dolor que Lisa estaba sintiendo en ese momento, y eso era lo que más aterraba a Chaeyoung: su incapacidad para reparar lo irreparable.

Al mismo tiempo, todo el grupo estaba atrapado en un estado de estupefacción, como si el tiempo se hubiera detenido con la salida abrupta de Jisoo. El mensaje de texto seguía siendo como un puñal invisible que había penetrado en los corazones de todas, especialmente en el de Lisa. Nadie había querido creer que fuera verdad al principio. ¿Cómo podría haber sido? Jisoo, la siempre segura y determinada, había huido. Y lo peor de todo era que, después de más de diez minutos, no había señales de que fuera a regresar. Peor aún, su teléfono estaba completamente fuera de línea. O lo había apagado voluntariamente al no querer ser encontrada.

—Carajo, Jisoo...— susurró Nayeon para sí misma, mientras su mente intentaba procesar lo que había sucedido. La situación era tan absurda que parecía sacada de una mala película. —Jennie sigue sin regresar de los baños, ¿será que la encontró?

El instinto de Nayeon le dictaba que debía hacer algo, cualquier cosa, para intentar controlar la situación. Así que, con manos temblorosas, sacó su teléfono del bolso e intentó llamar a Jennie. El tono de llamada sonó una vez, luego dos, y después se escuchó un click cuando Jennie finalmente respondió al otro lado de la línea. Nayeon se alejó del grupo, retrocediendo unos pasos para hablar con mayor privacidad.

Luego de unos breves segundos, la llamada se cortó, y Nayeon regresó al grupo, sacudiendo la cabeza con impotencia.

—Jennie no la encontró. Dijo que la seguirá buscando en los baños de los hombres.— La frustración en su voz era palpable, pero más allá de la ira, lo que realmente dominaba su rostro era la preocupación.