4 Mejores amigas

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Una semana después.

Llegó el sábado, y después de todo lo que había pasado durante la semana, decidí ignorar temporalmente los problemas que me rondaban la cabeza. Necesitaba desconectar. Ese día me lo tomé para mí, para relajarme y simplemente dejarme llevar, aunque fuera por unas horas. Mientras caminaba sin rumbo por la ciudad, me crucé con Trish y Fang. Fue como siempre: charlas casuales sobre la banda, tonterías sin importancia... y, claro, los insultos de Trish. Siempre me tiraba indirectas (y no tan indirectas) por ser humano. A estas alturas, ya debería haberme acostumbrado, pero había algo en su forma de hablar que siempre lograba tocarme la fibra.

—¿Cómo lo hace? me pregunté mientras me forzaba a mantener una sonrisa falsa. Trish parecía tener un talento innato para saber exactamente cómo y dónde atacar, como si conociera de memoria las debilidades de los humanos.

Me hizo preguntarme qué tanto sabía realmente sobre nosotros... quizás mucho más de lo que aparentaba. Tomé nota mental. Tal vez había alguna forma de darle la vuelta a la situación. No estaría mal encontrar una grieta en su armadura y devolverle algún comentario que la dejara sin palabras.

Entre tanto, me puse al día con Fang. Hablamos de muchas cosas, pero en el fondo no podía ignorar lo evidente: nuestra relación estaba en una espiral descendente. Todo se había desmoronado tan rápido... —enserio me gustaba esta chica— Cuando la conocí, pensé que tal vez ella sería diferente, que habría algo más que solo palabras vacías. Pero ahora, solo quedaba un eco de lo que habíamos sido. Lo peor de todo es que no estaba seguro de cómo habíamos llegado a este punto.

El domingo pasó sin mucha relevancia. Apenas hice nada, solo me dediqué a pensar. Reflexionar sobre la semana, sobre todo lo que había sucedido, especialmente con Misty y Naomi. Por más que intentaba no darle vueltas, su imagen seguía rondando mi mente. —No, lo de Trish está descartado. Ni loco—Pero por alguna razón, no podía dejar de preguntarme cómo todo había tomado este camino.

Y mientras los minutos se deslizaban lentamente, me encontré contando los segundos para que Sage volviera. –Cómo extraño a ese femboy cabrón–, pensé mientras una sonrisa nostálgica se asomaba en mi rostro. Él siempre había estado allí, como mi roca en medio de toda esta locura, con Sage, todo parecía tener más sentido.

Finalmente, llegó el lunes. Y por primera vez en mucho tiempo, me di cuenta de que estaba emocionado por ir a clases. No tanto por las lecciones o por los profesores, sino por ellas. Quería ver a Naomi y Misty. —Quisiera ser más abierto con ellas —pensé.

Pero sabía que lo nuestro no era más que algo superficial. Era sexo, nada más. Algo físico. Y aunque en el momento eso me había parecido suficiente, ahora me encontraba deseando algo más profundo, algo real. —Me deprime pensar en esto

No quería seguir cayendo en la trampa de estar constantemente horny, quería ser feliz. Quería algo que durara más allá del instante, pero no sabía si eso era posible para alguien como yo.

Llegué a la escuela sin muchas expectativas esos días. El profesor de sexualidad, el maestro Kama Sutra, había regresado, lo que significaba que Misty volvió a ser la encargada de la biblioteca. La rutina se sentía tediosa, sin sorpresas, al menos hasta la hora del almuerzo.

Me encontré con Naser, que estaba sentado tranquilamente, comiendo mientras tarareaba una canción de Kanye. Me acerqué con mi bandeja, dispuesto a distraerme un poco.

—Hola, Anon...— respondió él, con su habitual calma, aunque noté el cansancio en su voz.

Suspiró profundamente antes de continuar. —Naomi lleva deprimida desde el lunes de la semana pasada, ya no sé qué hacer con ella, amigo...—

Snoot H Arreglando dinoproblemas a dinoc0+1#/$Donde viven las historias. Descúbrelo ahora